—Los extraño. Dijo mientras hojeaba un libro de biología - TopicsExpress



          

—Los extraño. Dijo mientras hojeaba un libro de biología animal, se encontraba en la sala de emergencia, era pequeña pero eficiente. Ella había escapado ya hacia 15 años atrás, ciertamente su deber era protegerla pero desde el momento en que nació era doloroso verla; aún así, la amo como amaría a su propia hija por que así la miraba, ella era su hija... Su amada hija. Suspiro y término por cerrar el libro, necesitaba algo de aire fresco. Se puso de pie y camino fuera de la veterinaria, lo que más le gustaba era que estaba cerca del bosque, razón por la que se hospedaba y trabajaba en ese lugar, por lo menos podía ver desde lejos su verdadero hogar. Al estar fuera cerro sus ojos y respiro e aire fresco, sabía que todo eso era gracias a su hermana menor y aunque tenía tantos años sin verle aún estaba pendiente, tenía a un ser con el cual algunas veces se reunía y bueno, no sólo halaban de Flora, también halaban de su ahijada Cianna. Camino por el pequeño patio, había una banca cerca de un árbol, a lo que fue y tomo asiento, muchas de las tardes conversaba con Edgar, el dueño de la pequeña clínica animal, era un hombre apuesto, alguien que le escuchaba y no le cuestionaba nada, un chico realmente amigable que la confundía... Siempre lo hacía. Suspiro pero sonrió y levanto su mirada para fijar sus orbes verdes en las hojas del mismo, un par de avecillas estaban en una de las ramas, ella tan sólo levanta una de sus manos y ambas aves fueron hacia ella, era su don, no por nada era Fauna, la hermana mayor de primavera y flora. Las dos avecillas cantaron para ella, les entendió a la perfección a lo que sólo comenzó a reír, muchas historias, al menos la que los hizo unirse como un par de enamorados. —Bueno, disfruten su día y no se separen que ambos hacen una preciosa pareja. Hasta luego. Y de esa manera se despidió de ese par de criaturas. Las miraba alejarse y entonces escucho la risa de un par de chicas de lo que parecía la edad que aparentaba, las miro pero ellas tan sólo se burlaban, Fauna desvió la mirada con cierta tristeza, siempre era de esa forma, todos le tachaban de los por que hablaba con los animales y aunque intentó explicarlo muchas veces nadie la escucho y prefirió simplemente darse por vencida, dejar que las personas pensaran lo que querían pero muchas veces se sentía herida, los humanos no eran como muchas veces les dijeron... O al menos no todos. —Señorita fauna, señorita fauna. Una voz un tanto extraña pero muy conocida le llamaba, ella bajo la mirada, las burlonas se había ido y no le preocupaba el que le mirarán ahí, a fin de cuentas ellas jamás podrían ver al pequeño duende que estaba frente a ella. Se sorprendió un poco, no lo esperaba ese día. — Sr. R ¿qué hace aquí? ¿Ha sucedido algo malo?. Se preocupó, pues tendía a mirarse con el Sr. R por las noches antes de ir a dormir. —No, no ha pasado nada malo Srta. Fauna, sólo he venido a decirle que durante las siguientes 12 noches no podré venir a verle... Saldré de viaje con mi familia... Bueno, en poco tiempo nos vamos. Explico el pequeño hombresillo mirándola desde abajo, la castaña se preocupó, claro, él era el único en el que confiaba pues lo encontró sin la necesidad de regresar al bosque pero no era nadie para prohibirle un descanso que bien se lo merecía. —Entiendo Sr. R, no se preocupe. —Aún así Srta. Fauna, le daré el último informa de esta semana. La señorita Flora se encuentra bien... Al menos eso parece, no he podido acercarme mucho aún, la Srta. Primavera sigo sin verla... Al parece la madre de la Srta. Cianna la mantiene en cautiverio o no lo se. Escuchar de sus hermanas era algo muy vigorizante para ella, al menos saber de flora que era con la que en su momento fue más cercana. Asintió, la misma flora le decía su estado. —¿ y Cianna? —... La Srta. Cianna... Ella esta acompañada... Últimamente, un chico... No sabría decirle que tipo de relación llevan pero parecen llevarse... Extrañamente bien. Los ojos de la castaña se abrieron enormes, esa noticia era de preocuparse, de alarmarse de más, estuvo apunto de pedirle a el Sr. R que investigara pero alguien le interrumpía. —Raquel... ¿Qué haces aquí? ¿No escuchabas que te llama? Una os amable y tranquila, volteo a verle cuando supo de quien se trataba, el Sr. R se había ido apenas el humano aparecía en el lugar, ella apretó los puños un poco pero sonrió al Rubio. —¿eh? ¿Me estabas llamando? Lo siento Edgar, estaba un poco distraída ¿que es lo que necesitas? —Ya lo note... ¿Te encuentras bien? —Si, lo estoy... ¿Por que lo preguntas? —Por tus manos, las has hecho puño ¿hay algo o alguien que te ha molestado? —No, no. Lo siento, no te fines, mejor dime ¿que sucede? ¿Alguna emergencia? —Algo así, ha llegado un perro en mal estado, aunque no sabe aún la razón, tendremos que hacer radiografías y te necesito. —Oh, claro, ahora voy. Después de esa pequeña conversación con su jefe/Amigo, se puso de pie para seguirlo, notaba que el aún le miraba con cierta preocupación pero le sonrió, ella se sentía bien, al menos quería aparentarlo para él, ya suficiente era el que cuando le pidió el trabajo se lo diera y le bien irá enseñado tantas cosas como para preocuparle por algo más. La cosa era que su preocupación por Cianna y sus hermanas (Aunque más por su ahijada) no la dejarían en paz, lo que buscaba evitar se volvía realidad, Fauna regresaría al bosque... Tenía que ser cuidadosa y evitar a toda costa a cualquiera que intentara alejarla de todas y llevarla con su peor enemiga... La madre de su querida Cianna y de... Kelpie... Un chico que le hizo vivir otra historia... O más bien le que le hacía vivir su presente... Un feroz caballo acuático... Una historia que será contada en otro momento
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 23:32:00 +0000

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