1984 César Vidal Marxista convencido, pero desconfiado hacia la URSS, Eric Blair vino a combatir a España por la revolución y contra el fascismo. No se integró en las Brigadas internacionales porque sabía que eran un tentáculo de Stalin, pero sí en una milicia del POUM, un pequeño partido comunista independiente del Kremlim. Lo que descubrió entonces fue que la zona del Frente popular no era sino un satélite de la política de Stalin y que los asesinatos no sólo se perpetraban en la persona de clérigos o conservadores, sino también en la de los izquierdistas que no estaban dispuestos a someterse a Moscú. Blair estuvo a punto de pagar con la vida el toparse con aquella realidad, pero, regresado a Gran Bretaña y con el pseudónimo de George Orwell, redactó dos de las novelas más extraordinarias del s. XX. En 1984, describía un mundo futuro ya sometido al socialismo con todo lo que esto significaba. El protagonista de la novela se movía en medio de un uso diabólico del lenguaje, de una miseria económica creciente que se ocultaba en los medios de comunicación, de una negación de la Historia suplantada por la propaganda, de la privación de unos privilegios sólo accesibles a la casta política y de una vigilancia omnipresente basada en la tecnología. Poco se imaginan muchos de los seguidores de Gran Hermano de que el título del programa arranca precisamente de esta novela de Orwell. Cuando se publicó, su carácter antisoviético la convirtió en objeto de críticas feroces. Sin embargo, en no escasa medida, Orwell se limitaba a narrar lo que había visto en España durante la guerra civil. Años después, yo mismo, trabajando con documentación soviética, descubriría que incluso la escena de las ratas descrita al final de la novela – y no cuento más al respecto - no era fruto de la imaginación de Orwell, sino una copia de los métodos de tortura que los agentes de Stalin utilizaban en las checas españolas. Los últimos años de su vida Orwell los pasó advirtiendo al mundo de la maldad congénita del socialismo y colaboró con la CIA para evitar el avance de la dictadura del proletariado. Había aprendido las lecciones adecuadas de la guerra civil española. Basta leer 1984 para darse cuenta de ello. Sin embargo, sería absurdo pensar que la novela sólo se puede leer con esa perspectiva tuerta. A decir verdad, la manera en que nos engañan los medios, en que se pretende borrar la memoria de la gente – por ejemplo, arrancando retratos – en que se dice que todo va bien cuando basta mirar alrededor para darse cuenta de que no es así, de mentir para preparar la próxima guerra, todo eso y mucho más se halla en las páginas de la novela. Altamente recomendable.
Posted on: Sat, 14 Sep 2013 08:40:06 +0000
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