Ampliando el cableado (parte 2) por Bernardo Stamateas Salmos - TopicsExpress



          

Ampliando el cableado (parte 2) por Bernardo Stamateas Salmos 20:1-4 (RVR1995): "Jehová te escuche en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario y desde Sión te sostenga. Traiga a la memoria todas tus ofrendas y acepte tu holocausto. Te dé conforme al deseo de tu corazón y cumpla todos tus planes". Definí qué querés. El salmo dice: "Dios te concederá los deseos de tu corazón". Tenés que saber qué es lo que querés. Si tenés tres deseos, Dios te cumplirá esos tres deseos; si tenés veinte, Él te cumplirá los veinte, y si tenés tres mil deseos, el Señor te cumplirá los tres mil. ¡Llenate de deseos que Dios se encargará de cumplirlos! Hablá en positivo. Cuando pensás en algo que no querés generás sentimientos negativos; por el contrario, cuando pensás en cosas que anhelás con el corazón, te sentís bien. Sucede que cuando nos enfocamos en nuestros deseos se activan emociones positivas. Muchas personas hablan en estos términos: "No quiero tener deudas"; "no quiero estar mal"; "no quiero discutir con vos". ¡Tenemos que aprender a hablar en positivo!: "Quiero prosperar"; "quiero que nos llevemos bien"; "quiero tener salud". Cuando decís lo que no querés que ocurra te deprimís lo que no sucede cuando hablás en positivo: "Quiero que saques la basura"; "quiero que te vayas"; "quiero que me quieras"; "quiero hablar bien"; "quiero prosperar". ¡Hablá tus deseos en positivo! Enfocate en el resultado, no en las tareas. Imaginemos que deja de funcionar el portero eléctrico de un edificio y el encargado es el responsable de resolver el inconveniente. La expectativa de los vecinos del edificio va a estar en el resultado, es decir, en que el portero eléctrico funcione, y no en las tareas que el encargado haya hecho para lograr el objetivo. De nada sirve que el encargado haya llamado al electricista o que él mismo lo haya intentado arreglar de múltiples maneras el portero si luego no funciona. Muchas veces enfatizamos las actividades que efectuamos y explicamos por qué no logramos la meta, olvidándonos que lo que cuenta es el resultado. ¿Por qué ante un mismo desafío de ventas un vendedor no logra vender el producto y otro no solo vende sino que supera el desafío? ¿Por qué frente a una crisis económica hay personas que se empobrecen y otras personas que, sin ser corruptas ni deshonestas, se enriquecen? ¡La diferencia está en el cableado! Las actividades que realizó el encargado del ejemplo para reparar el portero eléctrico se llaman cableado cerebral. El hombre tenía, por ejemplo, tres ideas, tres circuitos: llamar al electricista, orarle al portero eléctrico y arreglarlo él mismo. Como su cableado, las alternativas que tenía en mente no funcionaron, el encargado no logró su objetivo. Otro encargado, en cambio, en vez de tener tres alternativas, tiene siete, y por eso puede resolver el problema. El sueldo que ganamos, las deudas que tenemos, las relaciones que establecemos, dependen de nuestro cableado, de esos circuitos que tenemos desde que nacemos y que repetimos automáticamente. Cuanto más ampliamos nuestro cableado, más capacidad de avance tenemos. ¡Expandí tus circuitos! ¡Sacá los cables viejos de tus circuitos! Me contaron los electricistas que para sacar un cable y cambiarlo por otro hay que atar el cable nuevo al cable viejo que se quiere sacar y tirar de este de modo que ingrese el cable nuevo. También dicen que es aconsejable ponerle un poquito de aceite o vaselina para facilitar la tarea. Cuando Dios te saca una idea vieja te va a dar otra idea ungida para expandirte el cableado. Te voy a nombrar cinco cosas que tenés que incorporar para ensanchar tu cableado y que todo lo que hagas te salga bien: 1. Ampliar tus ideas de oro. Aquellas personas a quienes les va mejor que a otras tienen más cableado de ideas. Por ejemplo, Walt Disney hizo Blanca Nieves y le dijeron que iba a fracasar porque ningún chico estaría treinta minutos frente a la pantalla. A Henry Ford se le ocurrió la idea de que cada persona tuviera un auto, y esa idea lo hizo multimillonario. Tiempo después inventó el "weekend" un vehículo más amplio para que saliera toda la familia los fines de semana. Ford aumentó sus ventas todavía más. ¡Animate a generar más ideas aunque sean ideas raras y la gente te trate de loco! Jesús le dijo a Pedro: "Echá las redes para pescar en mi nombre". Tras hacerlo y obtener resultados, Pedro incorporó en su cableado cerebral el concepto de "redes bendecidas". No obstante, unos meses más tarde Jesús le dijo: "Quiero que vayas con la caña y pesques solo un pez". Pedro podría haber dicho que él solo pescaba con "redes bendecidas", pero siguió las instrucciones y el Señor le introdujo el circuito "caña de pescar". Una vez que Pedro aprendió a pescar también con caña, Jesús le dijo: "Dejá la caña, dejá las redes y seguime". ¿Para qué el Señor le enseñó a pescar de diferentes maneras si después le iba a pedir que dejara todo y lo siguiese? Porque Dios siempre quiere introducirnos más ideas para hacer cosas nuevas. Cuando Dios lo llamó a formar una nación, Abraham tenía setenta y cinco años. Aunque no podía tener hijos y ya era un hombre mayor, Dios le dijo: "Te voy a usar". El Señor llamó a José a los diecisiete años; a David lo llamó a los trece, y a Josías a los ocho, para que entiendas que tengas la edad que tengas, El Señor tiene cosas buenas para ensanchar tu cableado. Jesús tomó el pan y dijo: "Gracias, Padre", y lo multiplicó introduciendo en la mente de Pedro un nuevo cableado: "milagro". Tiempo más tarde, para ir a Jerusalén, Jesús necesitaba un burro. Podría haberlo multiplicado, pero en cambio dijo: "Vayan a la aldea de enfrente y traigan un burro que está atado allí". Intrigado, Pedro preguntó: "Y si el dueño nos pregunta por qué estamos sacando su burro, ¿qué le decimos?". La respuesta fue: "Díganle que el Señor lo necesita". Esta vez Pedro tenía que aprender a pedir incorporando así una conexión nueva. Dios quiere darnos cientos de ideas. Dicen que de cien ideas que tenemos, noventa son ridículas. De las diez que quedan, cinco son tonterías; y de las otras cinco, cuatro no sirven, ¡pero esa única idea buena será la que te lleve a la victoria en el nombre del Señor! La creencia de que usamos solo el diez por ciento de nuestro cerebro es falsa: los neurólogos dicen que en realidad utilizamos todo el cerebro pero lo hacemos con pocas conexiones. ¡Tenés que tener más ideas! 2. Ampliar tus conexiones de oro. Cuanta más gente conoces más conexiones y más posibilidades de victoria tenés. Dejá de salir con la misma solterona o ese amigo amargado para abrirte a otras personas. Cada día hay que conocer gente nueva y pensar en cómo los podés bendecir, porque esa bendición que siembres, vas a cosecharla. Lo más importante en tu vida no son los amigos con los que comés pizza y pasás un momento agradable sino las conexiones de oro que te abren las puertas al palacio. Si en tu rutina diaria vas de tu trabajo a tu casa y de tu casa al trabajo nunca vas a ensanchar el sistema de conexiones de oro. ¡Tenés que ensanchar tus conexiones de oro y abrir el circuito! ¿Cómo ensanchás tus conexiones de oro? Validando a la gente. "Validar" quiere decir "felicitar", hablar bien del otro. Menospreciar a las personas nunca suma; en cambio, cuando elogiás a alguien, también te engrandecés vos. Años atrás, yo escribía libros solo para cristianos. Un día llegó a mis manos un libro del pastor John Maxwell. Maxwell daba conferencias y entrenaba en liderazgo a los jugadores de la NBA e incluso a algunos presidentes. ¡Yo quería hacer eso! En ese momento el Señor me dijo: "Si querés hacer eso, tenés que ensanchar tu cableado". Empecé a escribir de otra manera y a conectarme con otra gente. Esto implicó mucho esfuerzo y tiempo, pero ahora escribo libros para todo el mundo que se convierten en best sellers. Este logro no se debió a mi inteligencia sino a que ensanché el cableado de más ideas y más conexiones. 3. Ampliar tus oportunidades. La gente exitosa saca algo positivo de donde esté, incluso del peor lugar. Durante los cuarenta años que Moisés estuvo en Egipto, él no perdió tiempo: estudió y se capacitó en muchas áreas. Moisés estaba lleno de Dios, pero además tenía que ser un genio de las matemáticas y aprender a liderar un millón de judíos sin educación y sin leyes. Moisés sacó algo bueno de ese trabajo que hizo en Egipto. Por su parte, Pablo también se las arregló para sacar algo positivo de la cárcel: allí escribió las epístolas a los efesios, filipenses y colosenses. Él dijo: "Aunque estoy preso mi espíritu está libre. ¡Voy a sacar algo bueno de este lugar horrible!". Cuando vayas a tu trabajo, decí: "Algo bueno hay para mí en este lugar". Una persona exitosa no se lamenta porque el lugar es malo sino que dice: "Esto es malo, sin embargo, aquí hay algo bueno para mí". Esto mismo dijo José, y en la cárcel conoció al copero de Faraón, la conexión de oro que lo llevó al palacio. 4. Aprender palabras de oro. Las palabras de oro son revelaciones e ideas que nos expanden. Los comentaristas dicen que cada uno de los treinta y un mil ciento tres versículos de La Biblia contiene setenta revelaciones de Dios. Esto quiere decir que hay dos millones ciento setenta y siete mil doscientas diez revelaciones que, combinadas entre sí, se multiplican hacia el infinito. ¡Todavía nos falta aprender mucho de Dios! Y la mejor manera de aprender es enseñando porque Dios siempre bendice el dar. La Biblia dice: "Cuando le repitas a tus hijos y a los hijos de tus hijos las palabras que yo te doy, serás bendecido". ¡Cuando enseñás sos bendecido! No pierdas nunca las ganas de crecer, de incorporar palabras de oro, palabras de revelación. ¡Tené un espíritu enseñable! 5. Juntarte con mentores de oro. La gente más exitosa es la que más admite que no sabe y la que más pregunta. Necesitás buscar mentores de pareja, espirituales y financieros para aprender de ellos. Mentor es alguien que ya logró lo que vos querés alcanzar y que, por ende, está delante tuyo. Si tu pareja está atravesando una crisis, no tenés que ir a contárselo a tu amiga que está peor que vos, sino a un mentor, a alguien que está bien con su pareja y puede enseñarte qué cableado tienen ellos. Hace un tiempo le pregunté a un médico conocido qué libro sobre liderazgo me recomendaba. "Lee libros sobre etología, porque cuando comprendés el comportamiento de los animales, también entendés el comportamiento del ser humano", me dijo. Jamás en mi vida había leído un libro sobre el comportamiento animal, pero esa idea me abrió un mundo. Creía que ya había leído todos los libros de liderazgo del mercado, pero sorpresivamente incorporé un nuevo circuito. Cuando empecé a ir a los medios, yo tenía mucho miedo a estar en la televisión. Un día hablé con Lía Salgado: "Me da miedo hablar frente a las cámaras de televisión, ¿qué me aconsejás?". Lía sabiamente respondió: "Andá a hacer lo que tengas que hacer y decí lo que quieras. No importa lo que te pregunten, simplemente decí lo que fuiste a decir". Esa idea de oro me liberó de la ansiedad. ¡Necesitás más mentores! 6. Ampliar tu cableado espiritual. Cuando el rey David que lideraba todo Israel se encontraba en su mejor momento, tuvo que librar una batalla difícil. Tenés que saber que en tu mejor momento van a surgir problemas. El pueblo judío siempre había peleado con arcos y flechas, pero esta vez, al otro lado de la montaña, los enemigos venían con carros y caballos. El cableado espiritual de David era "batalla=alabanza". ¿Qué cableado espiritual tenés vos cuando tenés un problema?: ¿"problema=me pongo a llorar", "problema=grito", "problema=ansiedad", "problema=llamo a un experto"? En vez de llamar a un experto, en lugar de ponerse a llorar o reclamar a Dios por haberlo abandonado, David organizó una reunión de alabanza. Una vez que todo el pueblo estuvo reunido, llamó al sumo sacerdote, que en La Biblia simboliza a Jesús, quien le dijo: "David, te voy a hablar". Cada vez que tengas un problema y alabes, Jesús vendrá a hablarte personalmente. ¡Incorporá ese circuito! Y el sumo sacerdote dijo: "Dios te escucha en el día de conflicto. El nombre del Dios de Jacob te va a defender". ¿Por qué le dijo "el Dios de Jacob" y no "el Dios de Abraham"? Porque Jacob era un tramposo, pero aún así Dios no lo soltó hasta transformarlo en un príncipe. El sumo sacerdote le estaba diciendo: "El Dios que ama a su gente y no la suelta por nada te va a defender hasta darte la victoria. También le dijo: "Te va a enviar ayuda desde el santuario". ¿Qué es el santuario? El lugar donde nos congregamos a adorar. David se congregó con todo el pueblo y fue entonces cuando el sumo sacerdote le dijo que el Dios de Jacob que no se cansa ni abandona lo iba a defender y le iba a enviar ayuda a desde el santuario y a sostener desde Sión, el monte espiritual donde Él está. ¡Tenés que congregarte! Muchas veces nuestro circuito dice: "No tengo ganas", "no puedo", "tengo mucho trabajo", pero tenés que saber que el Dios de Jacob que está en Sión te va a defender y te va a dar Su ayuda desde el santuario. El salmo también asegura: "El Señor hará memoria de todas tus ofrendas". Dios va a recordar todo lo que hiciste en el pasado para Él, todo lo que diste en cada oración, en cada aliento y en cada llamado. Dios dice: "Ahí está mi hijo que oró por los nietos, por los padres y que ayunó. ¡Me acuerdo de todas las ofrendas que me ha dado y lo voy a bendecir!". Mientras las ofrendas representan lo que hiciste en el pasado, el holocausto simboliza lo que hacés hoy. Antiguamente, en una ofrenda se entregaba un animal, la mitad de su cuerpo se comía y la otra mitad se ofrendaba. En cambio, en el holocausto se quemaba el animal entero. En los momentos difíciles tenés que armar una reunión de alabanza en la que Dios va a recordar lo que hiciste y a esperar que le des todo de vos. Cada actividad que hagas tiene que ser un holocausto para Dios. ¡Tenés que darle todo al Señor! En los momentos de crisis Dios te dice: "Ahora quiero que me hagas un holocausto y me des lo mejor, porque te voy a salvar". A Dios le encanta el holocausto y que en esos momentos difíciles lo alabes más y mejor. ¡Desarrollá este circuito que tenía David! Cuando vengan los problemas, no pelees, no discutas, no salgas corriendo a consultar a un experto, ¡congregate! Cada vez que vayas a alabar a Dios, Jesús te hablará cara a cara. Cuando alguien me dice: "Pastor, sus palabras me ayudaron", yo me admiro y le respondo: "Mis palabras no ayudan a nadie. Sos vos que viniste a buscar del Señor y Él te ha hablado a la cara porque ha visto tu corazón". El sumo sacerdote le dijo a David: "Querido David, hoy le estás dando todo tu ser a Dios. Podrías haber llamado a un experto para que te dijera cómo batallar contra el enemigo, podrías haberte deprimido, podrías haber hecho un montón de cosas, ¡pero viniste a buscar al Señor! Él te dice que este holocausto que sos vos quemándote delante de Él, lo ha recibido". En Salmos 20:5 David le respondió: "Nosotros nos alegraremos en tu salvación y en el nombre de nuestro Dios levantaremos la bandera". ¿Sabés qué bandera levantaron? La bandera del león de la tribu de Judá. ¡Tenés que levantar la bandera de guerra! David también dijo algo muy lindo: "Esos que están del otro lado confían en carros y en caballos, pero nosotros confiamos en nuestro Dios. Ellos tropiezan y caen, pero nosotros nos volemos a levantar porque la mano del Señor nos levanta". ¡Puedo imaginar al pueblo judío saltando, gritando y preparando su mejor alabanza! Al concluir Salmos 20 David dice: "Ahora sé que Jehová salva a su ungido, que Él me oye desde el cielo con su diestra poderosa". ¿Sabías que sos ungido? Ungido implica ser bautizado por el Espíritu Santo. Dios no oye con el oído sino con la mano, con Su diestra poderosa. Cuando alabás a Dios y levantás tu bandera, Él pone Su mano para escuchar y le dice a los ángeles: "Estoy escuchando con la diestra de mi poder". ¡Su diestra poderosa es la que te va a sacar de las dificultades y te va a dar la victoria! Podés congregarte, alabar, orar y simplemente llevarte el milagro que estás buscando, o podés aprender a pescar y ensanchar el cableado para que puedas caminar con Dios. Otoniel Font dijo: "Hay milagros que Dios te da por misericordia, pero los milagros de fe son una relación con Dios". Si te relacionás con Dios, lo estás haciendo por fe; pero si no te relacionás con El Señor, lo que recibís de Él es misericordia. A Dios le gusta hablar y relacionarse por fe, es por eso que David era el amado del Señor. He orado para que a partir de hoy tengas ideas, conexiones, oportunidades, palabras y mentores de oro. Declaro en tu mente un cableado espiritual como el del rey David. También declaro, Señor, que Tu diestra estará en todo este tiempo que será de victoria. Te vaya mal o te vaya bien, estarás celebrando Su nombre. Sacarás los cables viejos para introducir circuitos nuevos. Declaro que serás bendecido en este tiempo, que el Dios de Jacob te mandará ayuda y todo lo que hagas te saldrá bien. Amén.
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 17:50:46 +0000

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