Columna 023. Un señor de las canchas Lunes 22 de julio de 2013. Buenos días, saludo a la audiencia de Colombia Opina desde la sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia en la Isla de San Andrés, donde la institución hace presencia desde hace quince años ratificando con sus programas y proyectos su serio compromiso con el desarrollo del archipiélago de San Andrés y Providencia. El miércoles pasado me tocó vivir en esta isla el partido final de la Liga Postobón del fútbol profesional colombiano, donde pude apreciar la gran afición por el tradicional equipo verde de la montaña. Ahora entiendo por qué varios comentaristas dicen que el Nacional siempre juega de local, porque tiene gran cantidad de seguidores en todas las ciudades/regiones colombianas. Al término del partido no dudé en definir que el tema de la presente columna debería ser un reconocimiento al entrenador Juan Carlos Osorio Arbeláez, que con los resultados le tapó la boca a un grupo de detractores gratuitos que le hicieron la vida imposible. El profesor Osorio tiene licencia de Director Técnico Tipo “A” otorgado por la Federación Inglesa de Fútbol, el mayor grado que reconoce la UEFA, y de Dirección Técnica de la Real Académica de Fútbol Holandesa. Y además posee un posgrado en Ciencia del Fútbol de la Universidad de Liverpool. Juan Carlos Osorio fue seleccionado por el Nacional a partir de su hoja de vida, con un gran componente académico, algo muy escaso en nuestro fútbol. No hacía parte de la rosca paisa y llegó con su modelo de trabajo basado en sus propias convicciones. A su llegada a la ciudad de Medellín fue recibido por parte de diversos actores del espectáculo del fútbol con una actitud hostil, lo cual le hizo la vida más difícil de lo esperado: fue criticado y ridiculizado por un sector del periodismo, por una parte de la afición y por algunos de los entrenadores locales que en el fondo tal vez lo que tienen es envidia de su puesto. Todavía los cronistas recuerdan que cuando Osorio fue entrenador de Millonarios, el Chiqui García lo descalificó diciendo que era un recreacionista. Por su parte Darío Arismendi se la montó en su programa de las mañanas calificándolo de inepto, y afirmando que era el peor entrenador de toda la historia del Atlético Nacional. Contaba el entrenador en una entrevista, que llegó a recibir insultos de niñas de diez años hasta de señoras de cincuenta. Desde el primer día en el equipo, el profesor Osorio, o el míster, como llaman a los entrenadores en Europa, propuso su metodología de trabajo basada en sus estudios y en sus convicciones. Los entendidos en fútbol cuentan que trajo el concepto de la rotación de jugadores, al estilo de Alex Ferguson, y la comunicación con sus jugadores durante el partido, con hojitas escritas en tinta azul o roja, según protocolos predefinidos: la azul para señalar lo que se está haciendo bien, y la roja para indicar lo que se debe corregir. El míster todo lo anota en una libreta que se convierte en su compañera a la hora de comunicarse con sus jugadores. En alguna ocasión le dijo a un periodista radial: “Mi padre siempre me decía que es mejor un lápiz corto que una memoria larga. Me gusta anotar y tener todo ilustrado para hablar puntualmente con los jugadores”. Y en lo táctico su idea de trabajar según el rival: tres defensas y cuatro volantes, cuatro defensas y falsos extermos, cinco volantes y un solo delantero, etc, le generó ataques de tirios y troyanos casi sin misericordia. Su filosofía de trabajo se refleja en una respuesta que dio este domingo al periodista Andrés Felipe Rivero del periódico El Tiempo: “La rotación no es solo un principio de juego: es un principio de vida. Cuando se trabaja con un grupo de seres humanos, todos quieren sentirse productivos y partícipes. La mejor manera de ¨sentirse parte de …¨ es contribuir a los objetivos del grupo, y eso se hace jugando como titular o ingresando en algún momento del juego”. En mi calidad de profesor universitario valoro el esquema académico del profesor Osorio, su convicción en un método y en unos principios de vida, y su actitud sensata y pausada en el momento del triunfo. Le dio a la comunidad futbolística un mensaje de caballerosidad cuando expresó su satisfacción al haberle ganado “al mejor equipo” del campeonato, el rojo Santa Fe. No dijo una sola frase revanchista frente a sus detractores, por el contrario los invitó a apoyar con mayor intensidad a su equipo. A la historia de Juan Carlos Osorio se podrían aplicar las siguientes frases de dos grandes: “El talento gana juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Michael Jordan. "Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”. Alfredo Di Stéfano. Es hora de que la Federación Colombiana de Fútbol cree una escuela de entrenadores, para cualificar la profesión de entrenador de fútbol para que tengamos más entrenadores con toque académico. Un señor de las canchas, el profesor Juan Carlos Osorio debería ser uno de sus profesores. Les habló Diego Germán Arango Muñoz, Ingeniero, Psicólogo y Administrador Turístico, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y consultor en Mercadeo Gerencial.
Posted on: Mon, 22 Jul 2013 03:24:53 +0000
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