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DANZA DE LOS QUETZALES* (3) Juan Alberto Popoca La danza que tanto renombre le ha dado al pueblo de Cuetzalan refleja de alguna manera cómo los colectores de plumas buscaron la protección de los dioses en cada uno de los puntos cardinales. En aquel remoto pasado bailaron frente a la pirámide o teocalli; hoy en remembranza, lo hacen frente al templo de San Francisco de Asís. Curiosamente, en el traje de los danzantes no impera el color verde sino el rojo; toda la vestimenta, cuajada de adornos dorados, consiste en un pantalón, delantal, paliacates cruzados en el pecho y una capa pequeña que se cruza sobre los hombros. Los celebrantes portan una sonaja que acompaña el sonido de la flauta de carrizo y del tambor de doble parche. Pero lo más vistoso de este traje es el enorme penacho circular, formado por un gorro con una armazón de carrizos sobre el que se entretejen cintas de papel o listones de colores. Si los primitivos nahuatlacas fueron agudos observadores de la naturaleza, debieron haber tenido un importante motivo para haber utilizado el color rojo de las plumas del quetzal en su vestimenta. La danza se realiza con siente danzantes formados en dos filas y el jefe siempre en el centro. Los danzantes bailan de norte a sur y de poniente a oriente, señalando la dirección de los puntos cardinales; avanzan en complicados pasos, dibujando con los pies el signo de la cruz, mientras hacen sonar sus sonajas. Después cuatro de ellos suben a las aspas giratorias, que previamente se han montado sobre una viga que descansa en dos horquetas. El origen de la danza de los quetzales se ubica en Cuetzalan. Hay que mencionar que en la región del Golfo de México, con los totonacas, y en la planicie costera, tierra huasteca, se danza con ligeras variantes. LAS VARIANTES TOTONACAS Y HUASTECAS Esta danza de los quetzales indudablemente presenta un nexo con la del volador, tan ligada al culto solar y calendárico. Otras variantes son los bailes de los quetzalines y huahuas (guaguas) de los totonacas del Golfo de México, y la danza giratoria denominada Comelagatoazte**, muy común entre los huastecos de la planicie costera. En todas estas danzas encontramos significados que tienen su origen en el pensamiento prehispánico, tan afín al sentido religioso de la vida. Por eso resulta importante la rueda giratoria sobre la que cuatro de los siete danzantes realizan una parte del baile, pues al impulsarla para hacerla girar hasta que se convierta en una rueda de colores, están simbolizando el movimiento, base de toda creación. Indiscutiblemente, lo más notable de la vestimenta - como ya anotamos- es el penacho, que parece ser el único vestigio del original traje prehispánico que tendía a imitar el curso solar. Los penachos mayores y más espectaculares son los de la danza de los quetzales; los danzantes que van a subir a las aspas giratorias no los usan, pues pegarían con ellos en el suelo. Los huahuas (guaguas) los llevan más pequeños y por eso no necesitan despojarse de ellos para su vuelo circular. * Fragmento de Cuetzalan y la danza de los Quetzales , en: México desconocido, publicación mensual, México, Ed. Jilguero, agosto de 1985, No.102, pp. 40-43. ** Una mayor explicación sobre el contenido y posible evolución histórica de esta danza la encontramos en: Stresser-Pean, 1989.
Posted on: Fri, 29 Nov 2013 04:45:44 +0000

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