Día de Acción de Gracias Fueron muchos los pavos que rellené - TopicsExpress



          

Día de Acción de Gracias Fueron muchos los pavos que rellené antes de entender, en realidad, lo que era el Día de Acción de Gracias. Sí, por supuesto, sabíamos que debíamos ser agradecidos, y una vez que me convertí en cristiana supe a Quién estábamos agradecidos. Pero no fue sino hasta que comencé a darle clases a mis hijos en casa que descubrí toda la historia. Por muchos años, las escuelas públicas han dejado fuera a Dios del Día de Acción de Gracias, enseñando más bien que los peregrinos dieron una fiesta para dar gracias a las tribus indígenas de Norteamérica y a la Madre Tierra. Y más recientemente se ha estado diciendo que el primer Día de Acción de Gracias fue una copia de los festivales de la cosecha de Europa, o simplemente una repetición de la acción de gracias hecha antes por otros exploradores. Pero los escritos de los peregrinos y los hechos históricos que dieron lugar a la celebración del primer Día de Acción de Gracias, muestran que los relatos tradicionales son auténtico. El Día de Acción de Gracias no fue un hecho aislado ni la copia de algún otro acontecimiento, sino una celebración especial cristiana: la culminación de una larga peregrinación de fe en Dios en medio de enormes dificultades. Aunque el Día de Acción de Gracias se pierde con frecuencia en la confusión de los días previos a la Navidad, el enseñar a nuestros hijos la verdadera historia de esta celebración puede ser una oportunidad para su crecimiento espiritual, y para que valoren esta tradición en el futuro. Cuénteles la historia verdadera la historia del Día de Acción de Gracias es más que simplemente la historia de unos indígenas y de unos peregrinos. Es la descripción de la mano de Dios juntando a un grupo de personas para lograr un propósito específico. Por eso, al compartir esta historia con sus hijos, anímelos a escuchar las diferentes maneras como Dios guió y ayudó a los peregrinos en tiempos de mucha dificultad. A principios de la década de 1600, los indios wampanoags habitaban la costa que ahora llamamos Nueva Inglaterra. Cultivaban la tierra, vivían junto al océano en el verano para pescar y se trasladaban en el invierno para establecer campamentos de caza. Sus encuentros con los europeos durante años fueron pacíficos, la mayor parte del tiempo. Pero hubo una excepción: en 1614, el capitán Thomas Hunt capturó a varios wampanoags y a un indígena patuxet llamado Squanto, para ser vendidos como esclavos en España. Pero un monje español compró la libertad de Squanto, le enseñó el español y le presentó a Jesucristo, y luego lo envió a Inglaterra. En 1619, Squanto regresó a su tierra natal, y encontró que su tribu había sido exterminada por una epidemia. A partir de ese momento, se fue a vivir con los wampanoags. Mientras tanto, en 1608 un grupo británico llamado Separatistas, huyeron a Leyden, Holanda. Aquí encontraron libertad religiosa, pero también pobreza, agotadoras horas de trabajo y una cultura secular que amenazaba con deshacer los valores que ellos habían inculcado cuidadosamente en sus hijos. Por tanto, en 1620 vendieron todas sus pertenencias para ayudar a financiar su viaje a América. En el viaje del Mayflower, otro grupo de personas que venía a América se unió a los Separatistas, a quienes éstos llamaron forasteros. Los dos grupos, 102 personas en total, fueron llamados peregrinos. Su viaje duró nueve semanas, la nave perdió el rumbo y fue a dar en lo que conocemos ahora como Cape Cod, Massachusetts, muy al norte de su destino original. Una vez libres los peregrinos se hicieron responsables de su propio gobierno, por eso escribieron una serie de leyes llamada el Pacto del Mayflower. El 21 de diciembre de 1620 comenzaron su nueva vida en un lugar al que llamaron Plymouth. El invierno fue devastador. Los vientos azotaron sus cabañas, el agua y la nieve les calaron los huesos, y la mitad de los peregrinos murieron. Pero los Separatistas se aferraron a su fe.La primavera trajo un alivio inesperado —la ayuda de un hermano cristiano. Éste enseñó a los peregrinos a cultivar maíz, cazar venados y pescar. William Bradford, el gobernador de Plymouth, escribió que Squanto fue “un instrumento especial enviado por Dios para el bien, más allá de nuestras expectativas”. Por eso, su primera cosecha fue buena. El gobernador Bradford proclamó un día de acción de gracias a Dios, y los peregrinos invitaron a sus amigos indígenas. El jefe Massaoit y 90 miembros de su tribu vinieron con Squanto, trajeron carne de venado y de pavos silvestres para compartirla con todos. Juntos comieron abundantemente, jugaron y mostraron sus habilidades con arcos, flechas y mosquetes. ¡Por tener tanto que agradecer, los peregrinos celebraron durante tres días ese primer día de Acción de Gracias! Haga de todos los días un Día de Acción de Gracias Pero el primer día de Acción de Gracias fue más que simplemente una alegre celebración. Aunque los peregrinos tenían mucho que agradecer, todavía lloraban la pérdida de padres, madres, hermanos e hijos. Su historia nos recuerda que este día es también para dar gracias en todas las circunstancias. Por tanto, el sacar tiempo en cada Día de Acción de Gracias para recordar de qué manera celebraron los peregrinos la bondad y la providencia de Dios, nos reta a nosotros a hacer lo mismo cada día del año. (Salmos 100) !Quiere ayudar a otros a que conozcan la palabra de Dios,.? Ahoramismo lo puedes hacer y será de mucha bendiciones para tus amigos y para ti también. Sugierele esta página, y hazte de cuenta que está sugiriendo un Tratado, cómo muchos creyentes lo hacen en nuestras calles y vecindarios llevando la palabra de vida. Todos estamos comprometido a expandir la escritura del buen pastor, Leer (Marcos 16:15).
Posted on: Wed, 27 Nov 2013 21:28:51 +0000

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