EL PIRULO En mi barrio vivíamos en una calle muy particular, solo - TopicsExpress



          

EL PIRULO En mi barrio vivíamos en una calle muy particular, solo tenia una fila de casas, la otra acera la formaban las espaldas de las casa de enfrente, aunque por aquellos tiempos la circulación de vehículos era muy escasa, en mi calle aún era menor, las veintitantas casas de la calle todas con nº impar estaban ocupadas por familias de trabajadores todas con muchos hijos algunas mujeres mayores viudas y un cocherón donde vivía una familia que el padre era cochero, vamos, que tenia un coche de caballos,( en aquellos años Almeria tenia como taxis una buena partida de coches de caballos que tenían su parada en Rambla Alfareros y en plaza Circular) dentro del cocherón mal vivian el padre, la madre, 5 hijos, todos menores que yo, el caballo y hasta el coche lo guardaban por la noche. En el año 56 se acabó el protectorado que ejercía España sobre algunas ciudades marroquíes entre ellas Tetuan los españoles que allí residían fueron volviendo a España en los años precedentes, en el 52 volvieron muchos, entre ellos una prima de unas vecinas mayores , una viuda y su hermanastra, soltera vieja , María y Mercedes se llamaban muy amigas de mi madre, costureras ellas y muy buena gente, todas las tardes mi madre se iba a su casa y así pasaban la tarde cosiendo y zurciendo la poca ropa que se poseía; sentado en el suelo, leyendo los tebeos y escuchando las conversaciones de las tres he pasado muchas tardes de invierno junto al brasero que mitigaba las tardes- noches frias, asi escuché cuando María dándole una friega en la espalda con el "tio del bigote" un linimento que atenuaba los dolores a Mercedes, tuvo la desgracia de penetrar en las partes intimas de esta y con el picor que le producía gritaba y corría por el pasillo mientras que la hermanastra le decía !!todo lo que pica cura!! La tal prima de mis vecinas vino a Almería con su perro, un perro blanco lanudo con una marca negra en el lomo en forma de abanico llamado Pirulo, la prima, Doña Lola una puta vieja venida a menos , había sido la querida de un moro rico allá en Tetuan, aún vieja como era, se notaba que había sido muy guapa y tenia ese aire de haberse cuidado porque tenia las cejas depiladas la piel tersa y una dentadura y una piel blanquísimas y unos lindos ojos negros como su pelo.. Era cariñosa y algún que otro detalle tuvo conmigo, muy señorona estaba acostumbrada a que le hicieran todo , la comida. la cena, el desayuno; al principio manejaba dinero supongo de la venta de las joyas que le habían regalado los hombres con los que convivió. Como dicen que la cabra tira al monte, Doña Lola, conforme fue quedándose sin dinero se hizo amiga de otra mujer del barrio, también del mismo oficio que había sido la amante de un Marqués, la Pelusa la llamaban y por las vecinas supe que aun viejas se buscaban la vida haciendo favores a los hombres,( en aquellas fechas no sabía yo que tipo de favores) El Pirulo vivía a cuerpo de rey, comía carne y le hacían tortillas de huevos , mientras el dinero de Doña Concha iba disminuyendo progresivamente. Los perros de mi barrio mal vivían con los sobrantes de la comida , claro que por aquellas fechas el hambre paseaba a diario por la España de la postguerra, afortunados eran los que hacían tres comidas al dia, que muchos ni eso. Bueno a lo que iba, en el "terrao" de mi casa aparte del gallinero teníamos una perrita pequeña, de mal carácter, no te podías acercar a ella cuando estaba comiendo porque empezaba a gruñir, la llamábamos Lina y la trajo mi padre una noche de lluvia siendo cachorro para alegría de mis hermanos y mía. Mi padre siempre fué un hombre de ocurrencias, casi siempre estaba trabajando, pero algunas noches de verano se sentaba en la puerta de la casa con toda la familia y allí contaba también sus historias, aquella noche, mi padre dejo salir a la Lina y mi hermana y yo jugamos con los perros en la calle , nosotros , mi hermana y yo, preocupados por la perra no se fuera a perder mientras que los mayores nos decían que no nos preocupáramos mientras reían a carcajadas. Toda la noche la pasamos persiguiendo a los perros que se habían hecho muy amigos hasta que los perdimos de vista. Con el regomello de la pérdida no paramos de buscarlos, hasta que afortunadamente los encontramos pero con la sorpresa que ambos, perro y perra, estaban atados por el rabo y así corriendo fuimos mi hermana y yo a decírselo a mis padres que a carcajadas reianse de nuestra inocencia. Me gusta · ·Dejar de seguir la publicación · Compartir ·
Posted on: Thu, 08 Aug 2013 07:13:53 +0000

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