EL VERDADERO GUERRERO Satoor era un verdadero campeón de las - TopicsExpress



          

EL VERDADERO GUERRERO Satoor era un verdadero campeón de las Artes Marciales de su escuela, pero aún a pesar de su destreza, sabía que todavía no conocía plenamente las Artes Marciales que él en su corazón presentía. Y aunque dominaba el manejo de los músculos y sabía de la rapidez y del coraje, también intuía que carecía de algo importante, algo... que quizá tenía que ver con la 101 conciencia despierta. Llegó el día en que decidió cambiar su vida y dirigirse a un lugar en las montañas en el que se hallaba un conocido maestro de nombre Budham. Satoor pensaba que aunque dicho maestro no era precisamente el más famoso, quizá porque nunca asistía a competiciones, presentía que era el único capaz de transmitir y despertar lo que en tantas ocasiones atrás había percibido. Cuando se presentó ante las puertas de aquel monasterio, en donde hombres y mujeres eran fuertemente entrenados, pidió a Budham que le admitiese. Tras escuchar el relato de Satoor, esbozó una enigmática sonrisa y dijo: "No estás preparado para asimilar la enseñanza de este lugar. No sabes de paciencia y no debo sembrar la semilla en una tierra insuficientemente trabajada" "Pero Maestro", interpeló Satoor, "haré lo que me pidas, vengo desde muy lejos y he llegado aquí tan sólo con el deseo de aprender los secretos milenarios de la flexibilidad y de la fuerza". "Por lo que te observo”, respondió Budham, “No tienes desarrollada tu templanza, eres caprichoso y tu mente está llena de espejismos y burbujas ilusorias. No sabes aplazar tus deseos y además eres un inmaduro para los frutos del alma. Así que lárgate", dijo dando media vuelta y cerrando aquella enorme puerta. Satoor se sentía frustrado y deprimido, sin embargo seguía percibiendo que allí, tras aquellas puertas se enseñaba lo que siempre había presentido. Por tal motivo, decidió sentarse y esperar pacientemente junto al umbral de la entrada. Pasaron tres días y tres noches en los que Satoor se mantuvo ante el umbral, hasta que al final... Budham apareció de nuevo y dijo: "Te he dicho que no estás preparado".102 "Pero Maestro", dijo Satoor. "Juro por mis padres que obedeceré sin rechistar lo que me ordenes, por difícil que esto me parezca". Budham, mirándole fijamente, dijo con severidad: ¿Prometes realmente obedecer sin rechistar lo que aquí se te ordene durante un período de 7 años?" "Sí, sí, lo juro, lo juro", dijo Satoor con una ráfaga de esperanza en su rostro. El Maestro abrió la puerta y Satoor cruzó el umbral. Cuando transcurrieron los dos primeros años, Satoor seguía haciendo las labores más básicas de la cocina y de la limpieza de aquel enorme lugar, sin todavía haber pisado una plataforma de instrucción. Sin embargo, pensaba para sus adentros: "El Maestro debe estar probándome, por lo que debo aguantar. Seguro que, de un momento a otro, comenzará mi enseñanza". Cuando habían transcurrido otros dos años sin salir de aquel lugar, Satoor seguía sirviendo en la casa. El joven limpiaba, cocinaba, arreglaba el jardín y cuidaba de las labores más modestas. Y aunque ya no se mostraba tan inquieto e impaciente, a veces se decía: "No sé, no sé, creo que he caído en manos de un sinvergüenza que me explota. Maldita promesa que le hice. Desde luego, ¡Qué gran error he cometido cayendo en manos de este caradura que encima ni me habla!". Habiendo transcurrido ya cerca de los cinco años de permanencia en aquel lugar, Satoor se encontraba tan adaptado que ni recordaba lo que había venido buscando. Podría afirmarse que las Artes Marciales y sus juveniles objetivos de llegada le dejaban indiferente. Sentía que una parte ilusionada de sí mismo había sido disuelta, y no contaba ya más que con un inmediato presente. ... Aquella tarde, aparentemente como las demás, encontrándose en el jardín, apareció de repente Budham blandiendo un gran bastón de bambú y, 103 sin venir a cuento, le asestó un formidable golpe en la espalda. Hecho esto, desapareció rápidamente sin decir nada. "¡Andá! Si además de explotador está loco el viejo imbécil éste!", se dijo Satoor horrorizado. Al día siguiente por la noche, encontrándose Satoor dormido fue, de súbito despertado por la nueva llegada de Budham que le propinó un bastonazo en la cabeza, haciéndole ver todas las estrellas del firmamento. Hecho esto se retiró rápido y silencioso... Satoor se dio cuenta que si quería salvar su vida de manos de ese loco furibundo, tenía que estar atento... tenía que guardar una sostenida alerta. A los pocos días y encontrándose lavando trastos en la cocina, Budham se presentó de improviso a su espalada y trató nuevamente de golpearlo, pero, ¡Oh sorpresa! Satoor que ya empezaba a despertar, lo intuyó repentino y, girando vertiginoso paró el formidable golpe del maestro con una cacerola. Budham desapareció de inmediato. Poco a poco, tanto en las noches como en los días, Satoor presentía. Se podía decir que percibía con sus sentidos internos, de pronto abiertos, las llegadas furtivas de Budham, antes de que los golpes llegaran a su dolorido cuerpo. Satoor vivía en un estado acrecentado de atención y ninguna labor que realizaba ocupaba tanto su consciencia como para no percibir la llegada sorpresa de los sucesos que lo probaban. Y así día a día... abriendo cada vez más su intuición y flexibilidad, expiró el plazo que había jurado mantener. Fue entonces cuando Budham, de manera insólitamente amorosa y con un brillo de lucidez y complicidad en sus ojos, le dijo: "Bien mi querido Satoor. Has finalizado ya tu aprendizaje y estás preparado para enfrentar los tres peores enemigos del guerrero interior: LA AUTOCOMPASIÓN, LA DESATENCIÓN Y LA IMPACIENCIA104 Lo que aquí has aprendido, de hoy en adelante lo enseñarás sobre la Tierra. REFLEXIONES ¿Qué clase de aprendizaje buscaba Satoor cuando se dirigió al Monasterio? ¿Se trataba de aprender un mayor número de técnicas para poder ganar a sus compañeros, o tal vez, lo que buscaba en las altas montañas estaba relacionado con la apertura de otros niveles de capacidad? Empieza alguna vez a ser quién eres, en lugar de calcular qué serás. Franz Kafka En tal caso, ¿por qué aguantó un tiempo lo que parecía insoportable? ¿acaso porque intuía que aquel ciclo de gran presión tenía sentido? ¿Qué puede pensarse de las personas “sobreprotegidas” por sus padres? ¿Acaso tales padres no se ven con capacidad de respetar los procesos en los que los jóvenes “templan” sus emociones? ¿Es que no pueden aguantar la rabia manipuladora que observan en los chicos cuando, por ejemplo, estos enfrentan cualquier clase de frustración?105 Si no se aprenden a “encajar” las mil y una frustraciones del vivir, y no se sabe asumir el propio dolor, tampoco se podrá soportar la tensión ajena, porque de alguna forma, lo que al final se está reviviendo al presenciarla, es el propio dolor registrado y reactivado. ¿Piensa alguien todavía que los seres con consciencia y capacidad de victoria han sido los que antes han “tirado la toalla” ante el esfuerzo de sus propios retos? ¿Cree alguien que les han evitado las dificultades de su camino?, ¿les han hecho los exámenes o bien alguien gestiona por ellos la paz de sus contiendas?, ¿descansan mientras otros asumen sus responsabilidades? ¿acaso son seres que no han sido rechazados, ni conocen la equivocación, el ridículo, el fracaso, la angustia, el dolor, la pena ni la soledad? Lo que no nos destruye nos fortalece. Proverbio Tal vez, en el sinuoso camino de la vida no hay errores propiamente dichos, sino aprendizajes. Y tal vez, detrás de todo suceso que enfrentamos hay un poderoso Impulso Evolutivo de crecimiento y progresiva fortaleza. Mientras no se aprenda a convivir con el miedo, la dependencia, la desmotivación, la soledad y tantos otros fantasmas que nos acechan en los diferentes momentos del vivir, estos nos seguirán como sombras fantasmales que crecen cuanto más corremos en nuestra huida. Si por el contrario, el ser humano se detiene y enfrenta, éstas se esfuman. En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada. Franklin Roosevelt ¿Qué clase de desarrollo parece ejercitar Satoor mientras supera sus dudas y templa sus emociones? Tal vez, Satoor genera un aprendizaje que no se aprende en los libros, sino en los obstáculos de su vida diaria. Una madurez cuyos frutos no se logran con la rapidez que prometen los abonos químicos, las pastillas milagrosas o los piensos compuestos, sino que más bien se obtiene con una cotidianeidad plena de atención hacia la superación de cada obstáculo y el bien hacer en las pequeñas cosas. Satoor no es un combatiente como los demás competidores. Satoor busca un desarrollo que no está en el grosor de los músculos, ni en las medidas de su tórax, sino en la flexibilidad de su carácter y en sus emociones bien templadas. Satoor ya no busca las medallas del ego, sino más bien el poder de saltar sobre sus limitaciones y forjar la templanza emocional de su propia Excelencia. Satoor es un buscador de ese 106 amoroso poder que durante milenios ha sido nombrado como Sabiduría. Para ello, sabe muy bien que deberá enfrentar todo aquello que todavía lo debilita. Jamás se ha conseguido nada espléndido que no haya sido logrado por quienes se atrevieron a creer que había en su interior algo superior a las circunstancias. Bruce Barton En realidad, ¿quién tiraniza nuestra vida? ¿Tenemos algún Budham en nuestra existencia? ¿Es decir, un ser en cuya presencia parece que lo peor de nosotros aflora? Si eso es así, conviene que no lo tiremos a la basura y que reflexionemos acerca de tal carga. Recordemos que el día que su supuesta acción perversa no logre “sacarnos de nuestras casillas”, habremos realmente ganado la batalla. ¿De qué batalla se trata? Que no nos quepa duda de que se trata de la batalla que libramos con una parte de nuestro interior que nuestro particular “tirano” logra reflejar. En realidad, la batalla se despliega contra el reflejo de una parte de nosotros mismos “proyectada” en su mirada. Recordemos que esa persona que parece ser tan insoportable “casualmente” nos irrita a nosotros, pero asombrosamente, sus mismas acciones no irritan en absoluto a otras personas. Sucede que tal vez convenga no cambiar al tirano, sino más bien prestar atención y lograr que ni siquiera nos perturbe su mirada. ¿Tanto poder hemos dado al ser que nos tiraniza? ¿Cómo recuperarlo y lograr la imperturbabilidad ante sus manipulaciones supuestamente perversas? En vez de quejarte de la oscuridad, enciende una cerilla. Proverbio oriental Observemos una y mil veces a nuestra mente y sus películas, mientras “encajamos” la supuesta tiranía, e indaguemos paso a paso qué es lo que exactamente nos molesta, y a quién nos recuerda. Exploremos lo que nos turba y con qué episodio de nuestro pasado se relaciona. Monitoricemos todo el proceso y averigüemos con qué parte de nuestra historia conecta. No nos demos por vencidos, indaguemos y aprendamos de cada momento incómodo y hagamos aflorar algo que estaba dentro y se resistía a nuestra mirada. Se trata de la “sombra”, una parte de nuestra psique sumergida y sepultada. 107 Aprovechemos cada encuentro con la figura del tirano, sepamos que está en nosotros y tan sólo en nosotros la raíz de tal perturbación. Mantengámonos alerta a la causa real de nuestras propias emociones de rechazo y tensión. Indaguemos en cada pequeño paso qué hay detrás de nuestro dolor, y en realidad, preguntémonos qué tememos exactamente de aquello que nos tensa. Cuando tu mano encuentre lo que debe hacer, hazlo con todas tus fuerzas. Eclesiastés. Preguntémonos tras cada visita a nuestro particular torturador: ¿En qué he progresado hoy? Cuando hayamos logrado la indiferencia a sus supuestas agresiones, cuando hayamos recuperado el poder que le dimos en algún día atrás de nuestra propia existencia, el tirano desparecerá. A menudo, sucederá que éste es trasladado o bien se cambia de ciudad o simplemente se muere. Nuestro tirano ya no es útil a la propia vida porque ya nada nos enseña que nosotros no podamos superar. Nuestro tirano cumplió su misión, tal vez inconsciente, de hacer su correspondiente servicio de limpieza de los “bajos emocionales” de nuestra casa interna. El día que ya no es útil porque podemos ver lo que el tirano hace y dice contra nosotros, sin que esto ya nos importe, el escenario cambia. Puede decirse que entonces ya tenemos el control de nuestro barco y el título de las artes marciales del alma. ¿Qué logra Satoor al superar un programa de descondicionamiento mental tan riguroso? El que tiene un propósito lo tiene todo. Proverbio ¿Qué tipo de percepción desarrolla que logra “sentir” la presencia de su particular “tirano” y, a continuación, neutralizarlo? Al parecer, no son los ojos físicos, ni los tímpanos los que descubren y alertan de la llegada del peligro. Tal vez, la apertura de Satoor está en los “ojos y oídos internos”. “El que tenga ojos para ver y oídos para oír...” La percepción profunda por la que se intuye la presencia de lo que se necesita. El proceso de descondicionamiento de un Satoor alumno, basado en los prejuicios de su memoria, permite la aparición de un flujo intuitivo de carácter supra-mental. El alumno culmina el entrenamiento y accede a un estado de maestría que se desenvuelve más allá de las leyes espaciotemporales de la mente lineal. El camino más largo siempre comienza por un primer paso. Proverbio Hindú108 En la fase final del proceso de aprendizaje de Satoor, las cosas simplemente “suceden”. Los hechos acontecen más allá de los intentos acerca de los mismos. A partir de tal estado de conciencia, la vida es un fluido contemplado en el que tanto el que ataca como el que repele son la misma malla de acción. Ambos brotan con la misma precisión y elegancia con que vuela la unificada manada de ánades en el cielo describiendo figuras geométricas perfectas. La sucesión recreada de los hechos ya no es vivida desde la mente racional como centro de control de supervivencia. El Ojo de la Contemplación está abierto desde el Sujeto por excelencia que atestigua el fluir de emociones templadas y conciencia despierta. La puerta del monasterio se abre. Un nuevo Satoor cruza el umbral. El agua del arroyo fluye. El sol brilla.
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 13:42:04 +0000

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