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Economía & Negocios 29 Abril 2009 0 Comentarios Tamaño texto El palito de coco es su empleo informal ORLANDO ZAPATA TIENE UNA MICROEMPRESA QUE LE GARANTIZA UN SUSTENTO Orlando Zapata tiene un anuncio de promoción de sus productos y sueña con establecer un negocio formal, aunque sabe que eso va a implicar más inversión y mayores costos. Yanela Zapata García yanela.zapata@listindiario Santo Domingo.- Frente a una crisis mundial que debilita incluso a las economías de mayor consolidación, el sector de trabajo informal va en aumento. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 54% de los trabajadores dominicanos está en la informalidad, definida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como una “actividad económica no fiscalizada por el Estado”. De ese porcentaje, Orlando Zapata es un ejemplo. Ocho años atrás, en 2001, este microempresario se dedicaba a vender palitos de coco, pero en esa ocasión dependía de los encargos de su jefe. Con su experiencia y los conocimientos en la elaboración de dulces de coco tomó la decisión de fundar su propia empresa e independizarse. Así nació “Orlando, palito de coco”. “Yo tenía mi trabajo, pero lo dejé y me dediqué a vender palitos por mi propia cuenta. Ahora me va bien, aunque a uno le va mejor en un día que en otro”, afirmó Zapata. La expresión “Palito e´coco, palito e´coco” ya no forma parte de su vocabulario. Después de casi una década de trabajo, las mercancías de este vendedor ambulante las demandan cada día más de 100 ciudadanos de Santo Domingo. Aseguró que sus dulces han sido probados por figuras del arte y altos dirigentes políticos. “Antes la gente no creía en lo que se vende en la calle, pero la higiene y la calidad de mis palitos de coco le hicieron cambiar de opinión a muchos”, afirmó Zapata. Desde muy temprano Este ciudadano acoge cada día el refrán que dice: “Al que madruga, Dios le ayuda”, pues de domingo a lunes se levanta a las 6:00 de la mañana para ganarse la vida. Aprovecha las primeras cuatro horas para elaborar los dulces que vende a partir de las 12:30 de la tarde en la esquina formada por las avenis Abraham Lincoln y Gustavo Mejía Ricart. Orlando aprendió a hacer los palitos de coco gracias a un tío a quien apodaban “Caldero”, que lo adiestró y preparó en la creación de estos aperitivos que forman parte del acervo gastronómico dominicano. Pero lo que llama la atención de su trabajo es su esfuerzo por darle un toque de creatividad, calidad e higiene a lo que hace, como es el afiche que publicita su negocio en uno de los postes de luz de la Plaza Andalucía, en el que aparece con palitos en las manos. Una gorra, un delantal, un carnet y una plaquita que dice: “Cómete un dulce en lo que cambia el semáforo”, son la carta de presentación de este buhonero. Vociferar por la calle y acosar por los cristales a los conductores no son comportamientos propios de Zapata, porque sólo presentarse en las calles con sus dulces basta para que lo identifiquen y le compren. “Orlando palito de coco. Piña, Guayaba, guanábana y tamarindo”, anuncia el póster. Una empresa informal Este pequeño empresario no quiere ser parte del 66% de pequeños negocios que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), representará el empleo informal mundial para el 2020. “Yo quisiera tener mi local, y si es en esta plaza mejor, porque la gente me conoce por aquí”, señaló Zapata con ilusión en sus palabras. Mientras ese proyecto está en sus planes, Orlando sigue con la venta de palitos de coco de manera informal. Su día, que comienza en los minutos en que sale el sol, termina cuando llega casi el tiempo de dormir y es similar al de miles de vendedores ambulantes que tienen en la informalidad el sustento que no le ofrece un empleo regular. Y así se mantiene el reto de salir de ese 54% de trabajadores informales para llegar a ser un empresario reconocido por la sociedad. (+) LA RENTABILIDAD Y LAS VENTAS Los palitos de coco que vende Orlando Zapata tienen otro sello que los distingue en su especie: los palitos de frutas. Dijo que comenzó a prepararlos una vez que le vendió un palito de coco a un turista que tenía una guayaba en la mano y le dio una mordida. “Qué bueno saben estas dos cosas juntas”, dijo el turista. “Así hice mi primer palito de fruta, el de guayaba”, narró. Orlando hace 30 palitos de frutas de cada sabor para un total de 150 hechos con azúcar y syrup (almíbar). Además, incluye en su oferta alrededor de 1,000 “bolitas latigosas”, que vende en funditas entre 40 y 50 unidades. Con una inversión de poco más de RD$2,000 prepara la mercancía que comercializa en dos días. Los palitos se venden a 3 por RD$100 y a RD$35 la unidad, las bolitas son a RD$100 la funda. A las 7:30 de la noche de cada día Orlando termina con ventas que van desde RD$1,500 a RD$2,500. Su producción se realiza de manera interdiaria, es decir, un día sí y otro no.
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 19:52:06 +0000

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