Ecuerpo negro Del silencio y la oscuridad emergió un cuerpo. Un - TopicsExpress



          

Ecuerpo negro Del silencio y la oscuridad emergió un cuerpo. Un bulto negro y ovalado se posó en el frío piso de la cocina. Del bulto brotaron un par de brazos y piernas, todas raquíticamente delgadas. Poco a poco se moldeó a sí mismo, adoptando una forma humanoide, aunque bien podría haber adoptado otra forma mucho más cómoda de haberlo deseado. Y finalmente una cabeza con nada más que un par de esféricos y vidriosos ojos inspeccionó cautelosamente su alrededor. Nada se veía, pues no había luz. Empero, aquello no suponía un problema para el Cuerpo Negro, pues éste no necesitaba ver: Su hambre lo guiaría a su destino. Aun así, siempre era bueno llevar puestos un par de ojos por mera precaución. Sin vacilar, la peculiar figura abandonó la cocina. Reptando cual lagarto, se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas, lento pero seguro, sin siquiera mirar atrás o a su alrededor. Después de todo, no había razón para preocuparse. Nadie, nadie en toda la casa, y muy probablemente nadie en todo el universo, se había percatado de su llegada. Todos en la casa dormían. Nadie llegaría a saber jamás de su existencia, ni ahora ni nunca. Finalmente llegó arriba. Ahora sólo debía atravesar un largo y angosto pasillo hasta llegar a la habitación de su víctima. Todo estaba saliendo perfectamente. Muy pronto podría comer. Porque al otro lado de aquella puerta, Aron dormía. Y por primera vez en mucho tiempo, el Cuerpo Negro sonrió. Y su sonrisa fue la más horrible y repugnante de todas las sonrisas con las que hubiera soñado jamás cualquier ser humano. Tan terrible era la imagen, que hizo que Aron despertara de su frágil sueño. Aquella había sido sin duda una pesadilla bastante rara. Aron no solía tener pesadillas, pero cuando las tenía, siempre eran sobre situaciones incómodas o desagradables, no sobre cuerpos desnudos y de húmeda piel deslizándose por las escaleras. Pero bueno. Ahora la pesadilla era lo menos importante. Ahora lo primordial era volver a dormir, pues Aron debía levantarse dentro de unas pocas horas, y hasta ese momento sólo había dormido un par. Debía levantarse temprano y lo último que quería era tener un mal sueño. Tenía que dormir tanto como pudiera. Se recostó y se tapó tanto como pudo, pues aquella era una noche extremadamente helada. Cerró los ojos, aunque en realidad la habitación era tan oscura que casi no notó la diferencia. Respiró profundamente durante unos segundos. Y de un instante a otro, sin un límite claro entre ambos, Aron volvió a dormir. La casa volvió a quedar tan silenciosa y tranquila como se encontrara instantes atrás. El Cuerpo Negro no se inmutó ni se detuvo. Al contrario, cual sombra entre las sombras, siguió su camino sin variar su ritmo, aun a sabiendas de que Aron se había despertado. El Cuerpo Negro no iba a detenerse. Nada lo detendría. Se había arrastrado por el pasillo hasta la puerta. Ahora estaba en frente de ésta, planeando su siguiente movimiento. Se puso de pie, pero no hizo nada. Porque el Cuerpo Negro no podía abrir la puerta. Si lo hacía, haría ruido, despertaría sospechas entre aquellos de oídos agudos y correría el riesgo de ser descubierto. Y eso era algo impensable. Pero esto tampoco suponía un gran problema. Si el Cuerpo Negro no abría la puerta, entonces alguien más la abriría por él. Sonrió. El fantasmagórico brillo de aquellos fríos y grisáceos colmillos emergiendo lentamente de su rostro fue una imagen lo suficientemente perturbadora como para hacer que Aron volviera al mundo de la vigilia. Un escalofrío recorría su cuerpo. Temblaba tanto por el frío como por el temor. Había algo afuera, al otro lado de su puerta. Algo terrible esperaba el momento preciso para matarlo. Pero… ¿Pero qué tontería acababa de pasar por su cabeza? ¿Un monstruo al otro lado de la puerta? ¿Es que acaso era él un niño pequeño? Tonterías. Todo se había tratado de un sueño. Ni monstruos ni nada. Una simple pesadilla, eso era todo. La misma pesadilla, ¿Otra vez? Aron nunca antes había experimentado sueños como éstos. ¿Por qué ahora sí lo hacía? ¿Y si era una señal? ¿Y si eran ciertas esas historias de sueños premonitorios? ¿Y si lo que había visto en su sueño no era nada menos que la imagen de algo que estaba pasando, o que iba a pasar? No, no, aquello era imposible. Imposible… ¿Por qué? ¿Por qué iba a ser imposible? ¿Quién era él para negar la posibilidad de un fenómeno desconocido? El sueño tiende a hacer que nuestra mente considere como plausibles las cosas más absurdas e irracionales. Esto era justamente lo que le ocurría a Aron en aquel momento. La tormenta de ideas y pensamientos temerosos y paranoicos pronto se transformó en una tortura. Y sólo había una forma de acabar con ella. Aron se puso de pie. Aron encendió las luces. Tuvo alguna dificultad para ver bien, pues el repentino contacto con la luz le provocó una desagradable sensación en los ojos. Se armó con todo el valor con el que pudo y se dirigió a la puerta de su habitación. La abrió. Lo que vio lo dejó instantáneamente con la mente en blanco. Porque ahí, en frente de él, se extendía un sucio, oscuro y vacío pasillo. Una vez procesada, con alguna lentitud, la información recibida, Aron comprendió que todo había sido un sueño, tal como había intuido minutos atrás. Se sintió estúpido, y hasta infantil. Contempló el monótono paisaje hasta que el frío lo obligó a regresar a su cama. Rápidamente se dio media vuelta, dio unos pasos largos y se lanzó a dormir. Ya verificada la inexistencia del monstruo, Aron finalmente pudo dormir. Y una vez abierta la puerta, el Cuerpo Negro finalmente pudo comer... Eyeles Jack
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 22:22:33 +0000

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