El Maestro Philippe de Lyón Alejandro de Seleukis En - TopicsExpress



          

El Maestro Philippe de Lyón Alejandro de Seleukis En 1899 apareció una artículo en la revista La Iniciación que firmaba su director, Papus (Dr. Gérar Encausse), titulado “El Padre de los Pobres”. En esas páginas, el autor hacía un emotivo panegírico del Maestro Philippe de Lyón, aunque sin nombrarle directamente. Un personaje enigmático cuya aparente sencilla doctrina de compasión, paciencia y amor al prójimo, provocó un verdadero impacto espiritual en algunos esoteristas y ocultistas franceses del siglo XIX. Exteriormente era un hombre común que fumaba abundantemente en pipa y que comía carne. Casado y padre de dos hijos, Alberto y Victoria. Un hombre como los demás que era capaz de realizar curaciones espontáneas de enfermos desahuciados, conseguir la sanación de los cuerpos y las almas. Ante su presencia, reyes y hombres de estado, doctores, intelectuales, ocultistas y místicos, así como personas de cualquier condición social se rendían ante sus palabras y obras. Sin embargo él decía siempre que no era más que el perro del pastor. El Maestro Philippe nació en Rubathier, en el cantón de Yenne (Saboya), el 25 de abril de 1849. A los 14 años marchó a Lyón donde fue acogido por su tío Vachod, que regentaba una carnicería. El Maestro ayudaba en el trabajo al mismo tiempo que seguía sus estudios en la Institución Sainte-Barbe. Durante la guerra de 1870 fue incorporado a la Legión de marcha, pero debido a una herida en la mano izquierda ocasionada en la adolescencia, no permaneció allí mucho tiempo. En esta época tenía en Perrache una sala donde recibía enfermos. Fueron éstos los que cuando el Maestro tuvo que incorporarse, elevaron una petición al prefecto reclamándole. El prefecto le convocó y le pidió una prueba de los poderes que se le atribuían. Un consejero de la prefectura presente en la entrevista, un hombre grande y fuerte, al escuchar esa referencia a sus supuestos poderes le dijo: -Os desafío a que me hagáis cualquier cosa. Y al instante, el consejero cayó desvanecido. 7Entre 1874-1875 se inscribió cinco veces como oficial de salud en la Escuela de Medicina y Farmacia de Lyón. En el hospital que frecuentaba un día, reparó en un enfermo que lloraba en su cama porque al día siguiente se le iba a amputar una pierna. Le aseguró que la operación no tendría lugar y le hizo prometer que no se lo diría a nadie. Al día siguiente, el cirujano, estupefacto, constató que el enfermo estaba en vías de curación. Otro día, visitó a tres soldados enfermos de tifus en último grado. Se esperaba su muerte de un momento a otro. El Maestro se acercó a sus camas y les dijo: - No hagáis caso, no estáis perdidos; los tres sanaréis. Mañana empezará vuestra convalecencia y seréis enviados a Longchêne. Al día siguiente se cumplieron sus palabras, los tres sanaron y los médicos enfurecidos con el estudiante Philippe le prohibieron que asistiera a las clases “porque, como un verdadero charlatán, hacía medicina oculta”. Tuvo que escribir al ministro para conseguir sus papeles y su alta. En 1877, se casó con Jeanne Julie Landar. A lo largo de su vida fue recibiendo diversos títulos médicos y honores sociales o académicos debido a su labor médica y humanitaria. En 1881 el bey de Túnez le llamó, y como reconocimiento por los cuidados que le dispensó, le nombró oficial de la orden Nicham Iftikar. El 23 de octubre de 1884 la Universidad de Cincinnati (Ohio, EE.UU.) le confirió el doctorado en Medicina. Previamente había presentado en la Facultad de Medicina de esta ciudad una tesis titulada Principios higiénicos a aplicar durante el embarazo, parto y postparto. El 28 de abril de 1885 la ciudad de Acri (Italia) le concedió el título de Ciudadano de Honor “por sus méritos científicos y humanitarios”. El 12 de mayo de 1886 la Academia Real de Roma le otorgó el título honorario de Doctor en Medicina. Pero parece que las intrigas y envidias profesionales no dejaron de acosarle durante varios años. El 3 de noviembre fue condenado por ejercicio ilegal de la medicina. En 1870 fue condenado por segunda vez. Y fue citado dos veces más en 1892 ante un tribunal correccional, pero a partir de esta fecha ya no se le molestó más. En 1893 Hector Durville, con la colaboración de Papus (Dr. Gérard Encausse), fundó en París una escuela de magnetismo. Por insistencia de este último quisieron que el Maestro Philippe crease en Lyón una Escuela semejante. El doctor Lalande y el doctor Encausse exponían en charlas sus conocimientos sobre fisiología y anatomía. Pero el Maestro parecía no conceder sino una importancia muy secundaria a la técnica habitual del magnetismo curativo, y especialmente de los pases, que él mismo jamás utilizaba. El insistía en el transcurso de sus reuniones en el valor de la humildad, la oración y el amor al prójimo, sin los cuales toda tentativa de sanar por medio del magnetismo no era sino un recurso inoperante. “Para tratar a alguien por medio del magnetismo ordinario –decía un día- hay que ser muy fuerte; pero, al contrario, para practicar nuestro magnetismo, hay que ser muy débil, es decir, muy caritativo y humilde de corazón, pues sólo el que es muy pequeño tiene capacidad para poder decir: quiero que este niño sea curado y así va a suceder”. Su fiel amigo el doctor Lalande, describió al Maestro de la siguiente forma: “Era tan grande en conocimiento, tan libre, que ninguna de nuestras medidas se adaptaban a él. Lógica, moral, sentimiento de familia, todo esto no era para él lo mismo que para nosotros, pues ante él se 8representaba la vida entera con el pasado y el futuro unidos en un único todo espiritual; no solo era capaz de conocer la naturaleza, esencia, razones, leyes de vida, sino que poseía, además, alguna capacidad en su administración y gobierno... Con sus ejemplares acciones, sus curaciones físicas y morales, ya fuesen actos de ciencia o milagros (es decir, para nosotros de superciencia), daba también pruebas de que su enseñanza era verdadera”. Otro encuentro decisivo con el Maestro Philippe fue la de Paúl Sédir (1871-1926), miembro y dignatario de un mínimo de 20 hermandades más o menos secretas (orden cabalística de la rosacruz, Orden martinista, H.B. of Luxor, etc..). Su actividad esotérica había comenzado en 1888, pero en febrero de 1909 se retiró de esas hermandades y renunció a todos los títulos y puestos que en ellas ostentaba, lo cual sorprendió no poco a sus amigos. El propio Sedir, en una carta dirigida al “Écho du merveilleux”, en mayo de 1910, describía su encuentro: “ En lo que a mí toca, he recorrido con algunos compañeros todos los esoterismos y explorado todas las criptas lleno de ardorosa sinceridad, con la más viva esperanza de tener éxito. Más ninguna de las certidumbres logradas me ha parecido ser la certeza. “Manuscritos desconocidos me han sido comunicados por rabinos; no pocos alquimistas me han admitido en su laboratorio; sufíes, budistas y taoístas me han hecho pasar largas veladas en los lugares donde moran sus dioses; un brahmán me permitió copiar sus tablas mántricas; un yogui me inició en los secretos de su contemplación. Pero una noche, después de cierto encuentro, todo cuanto esos admirables hombres me habían enseñado me pareció ser como el tenue vapor crepuscular que se eleva desde la tierra recalentada”. El 1 de agosto de 1901, el príncipe de Montenegro le concedió al Maestro Philippe la Orden de Danilo I (tercera clase) “por los excepcionales servicios otorgados al pueblo montenegrino y a nuestra persona”. El 8 de septiembre de 1900, entró en contacto, a traves del doctor Encausse con algunos de los grandes duques de Rusia. El conde Murawieff Amursky, agregado militar ruso en París, tío del zar Nicolás II, a su mujer la gran duquesa Militza y a la hermana de ésta, la princesa Anastasia Romanowky, duquesa de Leuchtenberg. En dos ocasiones fue invitado a visitar Rusia donde se ganó la más profunda admiración por parte del zar, hasta el punto de consultarle diversas cuestiones importantes. El 8 de noviembre de 1901, fue recibido como doctor en Medicina por la Academia Imperial de Medicina Militar de San Petersburgo. En febrero de 1903 reunió a sus fieles para anticiparles su marcha de este mundo: -Ya no me veréis más, me voy a donde tengo cosas que hacer. No me veréis. Me voy pero os dejo al Cabo –así es como llamaba a su más querido discípulo, Jean Chapas-. Pedidle, y él se encargará de concederos cosas que incluso yo mismo os hubiera negado, igual que ocurre en la escuela: cuando los niños quieren algo que el maestro les rehúsa, se dirigen entonces al vigilante. A partir de febrero de 1905 no salió más de su casa, la finca de Landar en L´Arbresle. La mañana del miércoles 2 de agosto de 1905, el Maestro Philippe se levantó de su butaca, dio algunos pasos por la habitación y se desplomó. “Se fue cuando debía hacerlo”, comentaba del doctor Lalande que examinaba a menudo al Maestro, jamás encontró nada anormal en su estado físico. Su tumba se encuentra en el cementerio de Loyasse, en Lyón. Bibliografía. - ALFRED HAEHL: Vida y Palabras del Maestro Philippe, Escuela de Misterios Ediciones, S.L.
Posted on: Thu, 31 Oct 2013 16:32:59 +0000

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