Escuchar la verdad – CUENTO Roberto y Gloria, dos niños que - TopicsExpress



          

Escuchar la verdad – CUENTO Roberto y Gloria, dos niños que habían crecido juntos porque sus mamás eran buenas amigas, decidieron esa tarde que debían investigar dónde vivía la tuza que merodeaba por la casa de la niña. Los niños de 5 años fueron a través del patio trasero de la casa, persiguiendo a la pequeña tuza, y salieron de los límites de la propiedad para continuar su búsqueda a unos terrenos baldíos. En su búsqueda reconocieron que no había una sino muchas madrigueras. En eso estaban corriendo de un agujero a otro cuando escucharon un ruido extraño que los obligó a ver al cielo. Lo que vieron parecía una pelota con llamas a su alrededor. La pelota viajaba tan rápido que no alcanzaron a decir nada antes de que esta cayera al suelo como a unos 70 metros de donde se encontraban ellos. Casi sin palabras salieron corriendo a buscar la pelota que habían visto caer. Al llegar se percataron que aquello que habían visto como pelota había creado un hoyo de un medio metro de profundidad, pero más de cuatro metros de diámetro. Efectivamente el objeto era como una pelota de beisbol y continuaba rodeada de llamas, lo que no les permitía tocarla. La niña se sentó en el borde del hoyo que se había creado y el niño la imitó. Luego fue Roberto el que preguntó- Ahora qué hacemos. Gloria sin dejar de observar la pelota contestó- Yo creo que lo mejor será esperar a que se enfríe. Pasaron un buen rato hasta que dieron cuenta que la pelota se consumía poco a poco, y mientras especulaban qué sería, de dónde vendría y temas similares sucedió que lo que parecía una piedra terminó por consumirse. Cuando no quedaba nada acercaron sus manos y solo sintieron la tierra caliente que había cambiado su consistencia para asemejar la arena del mar. Regresaron a la casa platicando entre ellos, pero al llegar reconocieron que aún había muchas invitadas y corrieron con rumbo a la habitación de la niña. Antes de llegar se detuvieron a comentar entre ellos que algo raro les estaba pasando. Roberto comentó – Yo puedo escuchar lo que las señoras están pensando. La niña respondió- Yo también lo escucho, pero cómo sabes que es lo que está pensando. El niño dijo- Porque a la señora Laura le ofrecieron un canapé, y dijo están muy sabrosos pero ya no quiero comer más, mientras que pensaba – están tan mal hecho que ni se antojan. Las dos criaturas se rieron y continuaron su camino a la habitación de ella. Ahí planearon ¿Qué hacer con esa nueva habilidad?, ¿Deberían comentarlo con sus mamás?, ver a un médico, escribirle a la NASA o qué. Su conclusión fue que para que no los juzgaran de locos lo mantendrían como un secreto. No debían permitir que los descubrieran leyendo los pensamientos, y para lograr eso no reaccionarían a los pensamientos. Una vez de acuerdo decidieron escuchar a las señoras de la reunión, desde la escalera de la casa. Uno de los acuerdos sería que cuando escucharan algo importante regresarían a la habitación a comentarlo. Muy en silencio se apostaron en la escalera, en un lugar donde resultaba difícil que los vieran. Fue la niña la primera que tocó el hombro de Roberto y salió rumbo a la recamara. Cuando llegaron ella dijo- La señora Lola pensó que tu mamá habla mucho. El niño contestó- Pues es cierto mamá habla mucho. Gloria asintió con la cabeza y dijo- es cierto. Los niños regresaron a sus posiciones un buen rato hasta que esta vez fue el niño el que llamó a reunión en la habitación. Dijo- La señora Dorita pensó que a tu mamá se le quemó el pastel. La niña comentó- y tiene razón, porque mamá le quitó parte de lo quemado al pastel pensando que no lo iban a notar. Así continuaron el resto de la velada descubriendo lo que pensaban los mayores, para suerte de ellos la habilidad que habían desarrollado seguramente gracias a la piedra que había caído del cielo no les permitía escuchar las groserías que se pensaban, sin embargo escuchaban un sonido que les permitió nombrar a la señora Bertha como la más mal hablada. Cuando su mamá le gritó a Roberto, para avisarle que ya se iban, los niños corrieron a la recamara lograron un acuerdo, para reunirse el día siguiente después de clase. Se despidieron con mucha alegría y entre señas reafirmando el compromiso de mantener el secreto.
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 14:45:27 +0000

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