Hay lágrimas de dolor, de amor, de esperanza; lágrimas de alegría incontenible, lágrimas de tristeza, lágrimas silenciosas de paz y de ternura, incluso lágrimas de gratitud por un elogio realizado en el momento preciso. Pero también hay lágrimas de vergüenza, de necedad, de desafío, de chantaje y egoísmo por no haber conseguido lo que se deseaba. Todavía lloramos. Que bueno que así sea. Las lágrimas rara vez hacen mal. Son siempre una liberación, una forma de decir que nadie es autosuficiente. En esta confesión de franqueza humana se esconde un acto de humildad de quien reconoce que llegó a una encrucijada; y, cuando esto hiere demasiado, los ojos dicen lo que la boca no consigue pronunciar... De las cosas más bonitas que conozco, una de ellas es la sonrisa de una persona… y otra, la lágrima silenciosa de alguien que desea comenzar de nuevo.
Posted on: Sat, 13 Jul 2013 06:56:00 +0000
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