Howard Philip Lovecraft nacido en Providence, EE.UU, en 1890, y muerto en 1937, en su misma ciudad natal, creador de Los Mitos de Cthulhu, fue un escritor de terror y ciencia ficción cuya influencia ha sido trascendental en la historia del Horror. Hoy, aun a muchos años después de su muerte, la cantidad de referencias que se le hacen son innumerables. Desde música hasta programas infantiles, los monstruos y criaturas que creó aun están entre nosotros, reviviendo su memoria y trayéndonos nuevamente el morboso arte que cultivó. Sin embargo, en lo personal, prefiero juzgar a un individuo por su vida antes que por el legado que deja al futuro. Y HP Lovecraft fue alguien quien tuvo una vida trágica y penosa. Desde pequeño no solo fue duramente sobre protegido por su madre, sino que también se aisló del resto de la sociedad. Vivió lleno de frustraciones, apatía, desprecio y racismo. El día a día era para él fue un constante balanceo en la cuerda floja entre la profunda depresión y la cruda lucha contra las dificultades económicas, pues solo vivía de lo poco que las revistas le pagan por sus cuentos. Siempre se sintió como quien no pertenece ni a una época ni al mundo que le rodea, su vida orbitaba en torno a los siglos anteriores y a la vieja Inglaterra (de donde originalmente venía su familia), y a la cual jamás viajó. Era muy delicado de salud, incluso experimentó una enfermedad que le impedía mantener su temperatura corporal, lo cual provocaba que tuviera constantes resfriados. Según yo, la única cosa verdaderamente buena que le pudo ocurrir fue una mujer llamada Sonia Greene, con quien estuvo casado por un muy corto tiempo. Lovecraft si bien se sentía atraído por ella, nunca aprendió a como llevar bien una relación con una mujer, ni siquiera con la gente común (para ser bastante sincero); así que Sonia puso de sí un gran esfuerzo para sostener su matrimonio. Mas aun y, trágicamente, no hubo nada que pudiera hacerse con respecto a Howard, por lo que se divorciaron. HP Lovecraft murió a los cuarenta y seis años, en Providence. Poco tiempo después, dada su gran reputación lograda en vista de su destacada literatura, la prensa buscó a Sonia Greene para una entrevista en que pudiera dar información sobre su recientemente difunto ex esposo. Estas fueron sus palabras: Creo que me quería todo lo que le permitía un temperamento como el suyo. Jamás mencionó la palabra “amor”. Decía “Cariño, no sabes cuánto te aprecio”. Yo trataba de comprenderlo y agradecía cualquier migaja de sus labios que caían en mi camino(...) Veía en Howard una sabiduría y un genio socráticos. Esperaba que con el tiempo se humanizase más, que emergiese de sus abismales profundidades de soledad y de sus complejos psíquicos gracias a mi amor auténtico y conyugal. Me temo que mi optimismo y mi excesiva seguridad en mi misma nos extravió a los dos (su amor por lo espectral y misterioso nació, creo, de su pura soledad). En otras palabras, yo había esperado que mi amor hubiera hecho de él no solo un gran genio sino también un amante y un marido. Mientras el genio se desarrolló e irrumpió de la crisálida, el amante y marido se retrajo hacia el fondo hasta convertirse en una sombra que al final se desvaneció. Nadie podría poner en cuestión la dimensión y el poder de lo que Lovecraft creó, pero eso no cubre en ningún caso que todo lo que vino de él, emergió primeramente de un estado de profunda decadencia y miseria, y eso siempre será una pena para mí. Y es que, lamentablemente, muchas de las mayores creaciones del arte nacen de las mayores tragedias que podrían pasarles a las personas. Por mi parte, me gustaría, de alguna forma, poder encontrarme con él y preguntarle, no si se arrepintió de vivir para escribir sus mundos ocultos y sus todopoderosos dioses, sino si es que se arrepintió de no haber vivido para también ser feliz.
Posted on: Wed, 20 Nov 2013 01:08:03 +0000