Humildad vale más que orgullo INTRODUCCIÓN: Conversando con - TopicsExpress



          

Humildad vale más que orgullo INTRODUCCIÓN: Conversando con un amigo, hace pocos días, le hablé de otro amigo que está en negocios de mueblerías y con unos precios muy buenos. Entonces éste me dice que le alegraba saberlo, porque pensaba mudarse y necesitaba comprar un colchoncito. -¿Es un full size lo que tú necesitas, verdad? – A juzgar por sus palabras por aquello de “colchoncito”; pero me sorprendió cuando me dijo: - No, es un king size lo que estoy buscando. No conforme, volví a preguntar: -¿Tú quieres decir un queen size? Porque el king es el más grande. -Ese, ese es el que quiero, el más grande. -Pero tú me dijiste un colchoncito –agregué un poco desconcertado todavía. -Sí –dijo él pausadamente –Es una manera humilde de querer lo mejor. Realmente me gustó aquello, él aspiraba a lo mejo sin creerse que se merecía lo mejor. Ni siquiera porque iba a dormir sobre un king size, hizo ostentación de figurarse superior a otro. La humildad vale más que el orgullo, este es el tema que trataremos en esta predicación. ¿Y con qué fundamento bíblico puedo afirmar que más vale sur humilde que soberbio, arrogante u orgulloso? Santiago 4:6 - Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Después de este corto; pero claro versículo, pienso que si usted ama a Dios, le gustaría más ser humilde; pero aquí, tenemos más referente al humilde y al orgulloso. Filipenses 2:3-11 - Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. ¿Cómo puedo ver en los demás dones que les fueron dados y no a mí, porque a mí me han dado otros? ¿Cómo se puede comprender que los míos no son más importantes que los del otro, sino que todos son importantes? La única respuesta es Jesucristo, quien siendo rey, teniendo la plenitud de la gloria, desde su trono celestial se despojó de todo, y se humilló viniendo a semejaza de carne de pecado y conquistó una victoria, que le dio un nombre sobre todo nombre y al que toda rodilla se doblará ante él y toda lengua lo confesará como Señor. Cuando pensamos en Jesucristo, en todo lo que por nosotros hizo, como que siendo Dios, nos compró tan caro, y se presentó de una forma tan humilde, y murió por amor, no hay quien quede, después de él, que tenga los méritos suficientes como para sentir orgullo. Pero además, sólo el necio peca por soberbio, porque sabemos que Dios los resiste, para dar gracia a los humildes. ¿PUEDES CREER ESTO? Si la respuesta es no, te aconsejo que leas cuidadosamente, pidiendo la ayuda del Espíritu Santo, estos versículos nuevamente. Filipenses 4:4-7 - Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Los creyentes debemos estar regocijaos pensando que la hora se acerca y las promesas de Dios se cumplirán. Por nada debemos estar afanosos. El mejor remedio para las preocupaciones es la oración. -Mediante la oración se renueva la confianza en la fidelidad del Señor, echando toda ansiedad y preocupación sobre él. -La paz de Dios guarda el corazón y la mente de sus hijos como resultado de la comunión que se tiene con Cristo Jesús. -Dios nos fortalece para que hagamos todo lo que él quiere que hagamos. -Recibimos misericordia en la hora de la necesidad. -Estamos seguros que Dios obra en todos los creyentes para el bien de todos. Filipenses 4:12-13 - Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. De manera que el poder y la gracia de Cristo permanecen en los creyentes a fin de capacitarlos para hacer todo lo que Él les ha pedido que hagan. CONCLUCIÓN:, Hermano, no cabe el orgullo en el creyente, si usted quiere ser sincero con Cristo y una de las cosas más bellas, que nos hace reflexionar cuando estamos andando por senderos torcidos y un nuevo cargo, o una buena posición económica, o una posición de líder, o cualquier otro rasgo de ascendencia nos hace pensar que estamos más cerca de Dios, es aquello que él mismo dijo: Mateo 20:28 - Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Si usted es un creyente, ha sido uno de esos muchos rescatados por el que siendo Dios, vino con humildad. Y ahora yo le pregunto, ¿qué vale más, la humildad o el orgullo? ¡DEJA DE CORRER! INTRODUCCIÓN: Según oraba esta semana pidiéndole a nuestro Padre que me diera el mensaje del día de hoy, Él me llevo al libro de Jonás. Muchas personas encuentran esta parte de las escrituras difícil de creer, pero nosotros sabemos que no hay nada que sea imposible para nuestro Dios. En el día de hoy vamos a examinar lo que le paso a Jonás y vamos a ver si existe una lección que debemos aprender. Vamos a ver si esta experiencia se aplica a nuestras vidas. Abramos nuestra Biblia y leamos lo que le paso a Jonás. Jonás 1:1-17 - Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. 3 Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. 4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. 5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. 6 Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos. 7 Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. 8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? 9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. 10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado. 11 Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. 12 El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. 13 Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. 14 Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. 15 Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. 16 Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos. 17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. ¿Que cosas verdad? Es por esta razón que como les dije previamente muchas personas encuentran lo que aconteció aquí difícil de creer. Pero vamos a examinar lo que ocurrió porque cuando analizamos lo que le sucedió a Jonás en ese instante, nos daremos cuenta que no es muy diferente a lo que nos pasa a nosotros hoy en día. Pero antes de seguir, quiero tomar unos minutos para darles una pequeña explicación de lo que estaba sucediendo aquí. Como podemos ver, Dios llamo a Jonás para que fuera a la ciudad llamada Nínive y les llevara Su palabra. Cuando leemos esto rápidamente, lo único que vemos es que Dios lo llamo a predicar en una ciudad grande, pero cuando lo examinamos mas de cerca vemos que fue algo mucho mas de esto. La ciudad Nínive era la capital del imperio Asirio. Este imperio era grande y pervertido, y era el más temido por el pueblo Judío por las atrocidades que había cometido. Entonces, desde su niñez, Jonás había sido enseñado a odiar a los Asirios y su autoridad. El les odiaba de tal manera que el no quería que recibieran la gracia de Dios. Con esto en mente, continuemos para ver lo que aconteció y como se aplica a nuestras vidas hoy en día. Después de recibir el llamado de Dios, Jonás hizo algo que muchos de nosotros casi siempre hacemos al recibir un llamado, el corrió. No solo corrió, pero corrió en dirección opuesta a donde Dios le había llamado. Ven, la ciudad de Nínive estaba al este de donde se encontraba Jonás, mas el se fue en dirección oeste a Jope. El corrió porque el no podía perdonar en su corazón a estas personas por lo que habían echo en el pasado. Cuando examinamos esto bien de cerca, nos damos cuenta que no es muy diferente a lo que nos pasa a muchos hoy en día. Hermanos todos fuimos llamados a llevar el evangelio, pero muchas veces, nuestro propio temor, prejuicios y odio nos previenen hacer la voluntad de Dios. Todos fuimos llamados a dejar nuestras ciudades y a entrar en Nínive; fuimos llamados a predicar la Palabra de Dios. ¿De que les hablo? La respuesta es fácil: Mateo 28:18-20 - Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Pero, lo que sucede muy a menudo es que nosotros tratamos de ignorar lo que Dios manda. Tal como Jonás tratamos de huir y escaparnos; no hacemos Su voluntad. Lo mas cómico del caso es que siempre pensamos que tenemos una gran excusa. Pero la verdad de todo es que no tenemos ninguna excusa, simplemente nosotros ponemos a Dios en el último lugar en nuestras vidas. Muchas veces es por causa de nuestro temor o terquedad, y simplemente decimos que Dios demanda mucho de nosotros, que Dios quiere mucho. Pero les pregunto en el día de hoy, ¿cuanto no ha hecho Dios por nosotros? Juan 3:16 - Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ¿Hay alguien aquí dispuesto a entregar a su hijo, para que sea azotado, torturado, y crucificado para salvar a otra persona aquí en este templo? No lo creo. Pero Dios no titubeo, Dios entrego a su hijo unigénito para que muriese por nuestras faltas. El sacrifico perfecto para que podamos tener redención y salvación. ¿Es entonces demasiado lo que nos pide Dios? Les dejo esa pregunta para que cada uno se la conteste a si mismo. Como podemos ver aquí, Jonás empezó a correr de donde Dios le había llamado, el se fue en dirección oeste y Dios le había mandado al este. Pero no importa que distancia el podía alcanzar, el no podía esconderse de Dios. Me imagino que el pensó que Dios era el Dios de Israel solamente, que Él no podría encontrarle al irse lejos, pero estaba bien equivocado. Entonces, llego a Jope y procedió a comprarse un pasaje en el primer barco que estuviera al irse. Una ves en el barco, pues procedió a ponerse cómodo y como podemos leer, se quedo dormido. Me imagino que debe haber estado bien cómodo, puesto que los barcos de ese entonces no tenían todos los lujos que tienen los barcos hoy en día. ¿Les esta empezando a sonar conocido esto? Hermanos tal como Jonás, el pueblo de Dios esta constantemente huyendo de lo que Dios nos a mandado a hacer. Estamos cómodos en el saber que somos salvos, estamos cómodos en el venir a la iglesia una vez por semana, nos relajamos y reclinamos tanto y de tal manera que nos quedamos dormidos cuando llega el momento de hacer lo que Dios nos ha mandado. Entonces, tal como en el caso de Jonás, las tormentas empiezan sacudir nuestra zona de comodidad. Empezamos a tener dificultades y problemas, y aunque lo dejemos o no, estas cosas casi siempre también afectan a los que nos rodean. Entonces lo que nos sucede es tal como los marineros en este pasaje, todos empiezan a hacer esa pregunta que estoy seguro muchos hemos oído en muchas ocasiones, todos preguntan "¿por que?" Estoy casi seguro que en algún punto de nuestras vidas todos hemos oído esta otra pregunta "Si Dios tanto te cuida, entonces ¿por que deja Él que te sucedan esta cosas? Esto mismo es lo que le estaba pasando a Jonás, todos le estaban preguntando ¿por que? En muchas ocasiones a nosotros se nos hace esta pregunta y aunque sabemos la respuesta, podemos hacer al menos una docena de excusas para justificar nuestras acciones. Todos sabemos a lo que fuimos llamado, todos sabemos que servimos a un Dios justo, un Dios todo poderoso, pero no obstante esto le ignoramos. Pero como podemos leer, ese no fue el caso aquí. En este punto de este acontecimiento histórico, Jonás no trato de hacer mas excusas. El reconoció que el era el responsable por lo que estaba sucediendo a su alrededor. En muchas ocasiones nosotros hacemos lo mismo, reconocemos que estamos mal en algo, reconocemos que necesitamos ayuda, entonces buscamos ayuda de los que nos rodean. Tal como los marineros de este pasaje, ellos hacen todo lo posible por ayudarnos tratando de guiar el barco hacia un puerto seguro. Pero, sepamos que si existe una lección que debemos aprender en los acontecimientos, entonces Dios no nos permite escaparnos fácilmente. En el caso de Jonás ellos trataron de guiar el barco al puerto, pero Dios no lo permitió. ¿Saben por que? Porque Dios todavía no había acabado con la lección que Él tenia para Jonás. Él estaba a punto de enseñarle a Jonás una lección que nunca se le olvidaría. Jonás tenía que aprender el significado de la palabra compasión. Los marineros en este instante demostraron más compasión de la que Jonás había demostrado. Aunque ellos sabían que Jonás era el responsable por lo que les estaba sucediendo, ellos demostraron su compasión tratando de guiar la barca al puerto. Fue mucha mas compasión de la que demostró Jonás al rehusar ir a la tierra de sus enemigos y de llamarlos al arrepentimiento. Quiero que nos demos cuenta de algo muy importante aquí. Todos podemos ver que Jonás estuvo mal, que cometió un error grande en pensar que se podía esconder de Dios. Pero lo más importante aquí es que Dios puede usar hasta nuestros propios errores para glorificarse. Aquí tenemos a un grupo de hombres paganos que al principio estaban clamando con voces a sus dioses falsos para que les salvaran, pero terminaron llamando el nombre del todo poderoso, inclinaron sus corazones a Él y reconocieron que no existía ningún otro Dios que les pudiera salvar. Según continuamos encontramos algo que puede ser difícil de creer, y esto es que eventualmente ellos tiraron a Jonás fuera de la barca. ¿Por que sucedió esto? Porque era la voluntad de Dios. Esto nos pasa a nosotros hoy en día. Puede ser que estemos confrontados con problemas o situaciones; somos confrontados con tormentas en nuestras vidas, pero nos encontramos seguros y cómodos en nuestra barca. Tratamos de pasar la tormenta, pero al no hacer la voluntad de Dios la tormenta se pone aun peor. Las personas que nos rodean eventualmente se cansan y acabamos siendo arrojados en la mar. Esto fue exactamente lo que le paso a Jonás, el fue arrojado en la mar en medio de una gran tormenta. No se cuantos aquí han estado en una tormenta en alta mar, pero les puedo decir por experiencia propia que es algo alarmante e impresionante. Ahora, hubiese sido bien fácil que Dios permitiera que Jonás se ahogara, pero este no fue el caso. Dios no permitió que se ahogara. Dios tenia mas en reserva para el. Él tenia un gran pez que se lo trago y Jonás vivió en su vientre por tres días y tres noches. Muchas personas encuentran esto muy difícil de creer o dicen que es algo imposible, pero nada es imposible para nuestro Dios. Por si acaso existe alguna duda, les quiero decir que Jesucristo mismo usa la ilustración de lo que le paso a Jonás para ilustrar su resurrección (Mateo 12:39-40). Hermanos Jonás tal como todos los que estamos aquí fue llamado a que llamara a las personas al arrepentimiento. Jonás tenía que aprender una gran lección aquí, tal como todos nosotros también debemos aprender nuestra lección de hoy. Tenemos que aprender que las cosas de Dios no son para ignorarlas, que lo que Él nos ha llamado hacer no es un juego. Tenemos que darnos cuenta que fuimos llamados a predicar el evangelio a todas las partes del mundo. Fuimos llamados a su servicio, pero no como esclavos, sino como sus hijos. Él nos ha llamado a que le sirvamos y como hijos amadores de su padre debemos hacerlo sin titubear. Es tiempo de dejar de correr, porque podemos correr, pero no nos podemos esconder. Pero si corremos, entonces debemos estar listos a pagar las consecuencias, porque al correr puede ser que nos encontremos en el medio de una gran tormenta. CONCLUSIÓN: Jonás se dio cuenta que había actuado incorrectamente cuando trato de esconderse de Dios. El se arrepintió, y oro, y Dios lo saco del vientre del pez. Entonces Jonás hizo lo que Dios le había instruido, el le llevo el mensaje a la ciudad de Nínive. Lo que sucedió a continuación es un milagro, porque la ciudad de Nínive se arrepintió y se volvieron de sus malos caminos. Nosotros podemos desconocer la razón por la cual Dios nos ha llamado; puede ser que no sepamos la razón por la cual nos ha dicho que hagamos las cosas, pero Él si la sabe. Como cristianos es hora de que aprendamos que no importa la distancia que podamos correr, Dios siempre estará presente. Como cristianos tenemos que obedecer la voluntad de Dios en todo momento, no existe ninguna excusa para no hacerlo. No hay razón alguna por la cual podemos ser justificados en poner las cosas de Dios en último lugar de nuestras vidas. Tal como Jonás aprendió en este instante la compasión, también tenemos que aprender nosotros. Hermanos si las personas que están en el mundo demuestran más compasión en situaciones difíciles que el cristiano, entonces ¿que estamos diciendo de nuestro Dios? Es hora de que nos unamos como el cuerpo de Cristo y hagamos su voluntad. Es hora de dejar de correr y de reconocer que somos sus hijos, que somos su pueblo, que debemos obedecerles como hijos fieles. Dejemos de correr y hagamos lo que Él nos mando hacer.
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 17:04:28 +0000

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