LA VISIÒN DE LOS CAIDOS. El 25 de septiembre, día en que el - TopicsExpress



          

LA VISIÒN DE LOS CAIDOS. El 25 de septiembre, día en que el primer europeo divisara el Mar del Sur con tristeza vi que, algunos profesores de Historia Y de Español, celebraban los 500 años del "Descubrimiento del mar del Sur” en los distintos planteles donde se enseñan la verdad; presenté mi protesta simbólica a un compañero; solo se limitó a decirme: " no te preocupes que voy a decir que fue Panquiaco" después me entregó una calcomanía en sentido de burla, la cual rehusé aceptarla; ese día se soltaron globos azules y dije que esos globos debían ser negros. Pero no los culpo, es la forma de ver la Historia de los poderosos, de los que dominan, de los que dicen qué se debe hacer y qué no se debe hacer. Pero eso es el punto de vista de lo que nos humillaron, avasallaron y nos siguen diciendo que la riqueza de un estado es de todo su habitante; sin embargo, solo unos cuantos viven en riquezas inimaginables mientras grandes números de personas se debaten entre la pobreza extrema. Esa es la historia enseñada por los que extorsionan, los que vampirizan, los que oprimen y anulan a masas de necesitados, manteniendo la diabólica injusticia que nuestra estructura política administrativas les facilitan legítimamente. Ahora tenemos el 12 de octubre, fecha que los que dominan reconocen en la historia como: descubrimiento de América, encuentro de dos Mundo, día de la raza, pero esa es la historia que enseñan ellos. Y nosotros los que tuvimos que pagar nuestra subsistencia con un precio muy alto que decimos. Espero contribuir con aquellos que buscan la objetividad histórica, hemos analizados fuentes que los propios españoles dejaron y fuentes que dejaron nuestros antepasados quienes en carne propia vivieron la desdicha del más grande genocidio que se haya registrado en la historia. No compartimos eso de descubrimiento por lo que el español Bernal Díaz del castillo escribió, "Aquellos que han estado en Roma o Constantinopla dicen que en términos de comodidad, orden y población, nunca habían visto nada semejante" eso en clara alusión a la ciudad de Tennochtitlàn capital del Imperio Azteca, si esta ciudad era superior a los del viejo mundo es evidente que era habitada por personas inteligentes, estudiosos y pensantes. Los estudiosos de la historia saben el grado de desarrollo de esas dos ciudades mencionadas del viejo mundo. Y la ciudad de los conquistados fue calificada de superior Y de más calidad por Bernal Díaz. Colon en carta escrita a los monarcas españoles escribió:" Tan amables, tan pacíficos son ellos, que juro a Vuestra Majestades que no hay en el mundo una mejor nación. Aman a sus prójimos como a sí mismo, y su conversación es siempre suave y amable, y acompañada de sonrisas; aunque es verdad que andan desnudos, sus maneras son decentes y elogiables” Si vemos en esta declaración del navegante genovés nos podemos percatar que Colón imprime a los indígenas de América conducta que es regla de oro para todos las grandes religiones del mundo “ aman a sus prójimos como así mismo” En “Los anales de los Cackchiqueles”, los vencidos señalan: “sus rostros eran extraños Los señores os tomaron por dioses Nosotros mismos, vuestros padres Fuimos a verlos Cuando entraron en Yximchèe” Y luego de esa entrada a Yximchèe la esperanza de los indios, indígenas o los aborígenes que estaban esperanzado en que habían visto a los hijos del Dios Sol fueron frustrado. En un escrito del “Chilam Balam de Chumayel” donde se transcribe unos de los juicios maya sobre la conquista, dice los siguientes: “Entonces todo era bueno Y entonces los dioses fueron abatidos. Había en ellos sabiduría No había entonces pecado… No había entonces enfermedad, No había dolor de huesos, No había fiebre para ellos, No había viruelas… Rectamente iba su cuerpo entonces, No fue así como hicieron los dzules(extranjeros) Cuando llegaron aquí. Ellos nos enseñaron el miedo, Veían a las flores marchitarse. Para que su flor viviera, Dañaban y devoraban nuestra flor… Con ese dolor los mismos mayas narran su desdicha en el “Libro de los Linajes” de la siguiente manera: “solamente en el tiempo loco, locos sacerdotes, fue cuando entre nosotros se introdujo la tristeza. Porque muchos cristianos llegaron aquí con el verdadero Dios: pero ese fue el principio de nuestra miseria, el principio del tributo, el principio de la limosna, por cuya causa salió la discordia oculta, el principios de la lucha con arma de fuego, el principio de los atropellos, el principio de los despojos, el principio de la esclavitud por las deudas, el principio de las deudas castigadas con azotes, el principio de la riña continua, el principio del padecimiento…” En relación al SUPUESTO” DESCUBRIMIENTO DEL MAR DEL SUR”, para los vencidos representa el génesis del más grande genocidio conocido en el Hemisferio Sur. Se dice que más de quince millones de PERSONAS poblaban el Imperio Inca. La capital de ese imperio era la ciudad del Cuzco que tenía magníficas construcciones públicas, templos ricamente adornados y calles muy transitadas. El ESPAÑOL PEDRO CIEZA DE LEÒN en el libro “The incas of Pedro Cieza De Leòn” escribe los siguientes: “…en muchas partes de esta ciudad existían espléndidas construcciones de los nobles incas, en las que el heredero del trono hacía sus festividades. Allí también estaba el imponente Templo del Sol…que figuraba entre los más ricos en oro y plata que pudieran encontrarse en cualquier lugar del mundo… Ese templo tenía una circunferencia de unos 122 metros y estaba rodeada por un fuerte muro. La construcción era de piedra finamente cortada, igualada y acoplada, siendo algunas de las piedras muy grandes y hermosas. No había argamasa de tierra o cal; solamente la resina era empleada en sus construcciones, y las piedras estaban tan bien cortadas que no existían señales de cemento o masa. En toda ESPAÑA yo no había visto nada que pudiera compararse a esas paredes…Había muchos portones y los pasajes estaban primorosamente entallados; en el medio de la pared corría una faja de oro con dos palmos de ancho y cuatro dedos de espesor. El portón y las puertas estaban cubiertos de láminas de ese metal… Había un jardín cuya tierra era de bloques de oro puro, y estaban ingeniosamente plantado con espigas de mijo también de oro… además digo, existían más de veinte ovejas (se refiere el escritor a las llamas, animales familia del camello usado por los indígenas de las cordillera andinas) de oro con sus corderos y sus pastores que las guardaban, con sus callados y zurrones, todo de ese metal. Había muchos toneles de oro, plata, esmeraldas y tijeras, botes y todo tipo de vajilla, todo de oro puro… en una palabra, era uno de los templos más ricos de todo el mundo” Gracias al Gran Descubridor del Mar del Sur, que:” Acosado por las deudas se embarcó escondido es decir huyendo, forma típica de viajar de un delincuente, desde la ESPAÑOLA , en un barril como polizón en 1509 en una expedición de Martín Fernández Enciso” . Todas esas riquezas representaron la aniquilación de millones de personas y toda su cultura. Las desapariciones de mentes brillantes que contribuyeron a la creación de ingeniosas obras ante cuales muchos estudiosos se asombran en la actualidad. A esos” grandes descubridores” no le importaron los valiosos aportes culturales que pudieron representar para esta generación los inventos, construcciones y sabidurías de los mayas, aztecas e incas, eran tan cultos que muchos tuvieron que negociar sus años de cárceles para acompañar a Cristóbal Colón a América. Ellos sólo buscaban riquezas. Si no vaya a la historia triste del imperio inca, donde uno de los incas se dirigen a los españoles cuando encarcelaban a ATAGUALPA en Cajamarca así: “¿Por qué os andáis con nuestro inca de acá para allá todo el día, hoy prendiéndole, mañana molestándolo y otro día escarneciéndolo? ¿Qué es lo que os hace este hombre? ¿Así le pagáis el favor que os ha hace de acogeros en su tierra contra nuestra voluntad? ¿O qué queréis de él, o qué más os puede hacer de los que os hace? ¿No os dejó entrar con toda paz y sosiego y con mucha honra? ¿No os mandó a llamar a Cajamarca? Los mensajeros que vos le enviasteis, ¿no os los devolvió muy honrados con mucha plata y oro y con muchas gentes? ¿En Cajamarca no tomasteis dos casas de oro y plata que le pertenecían y más que os dio Atahualpa, que todo era de mi Inca; y lo que él envió de aquí a Cajamarca, no fue gran cantidad de oro y plata?...¿O qué pensáis que os as de dar ahora por la prisión en que lo tenéis preso? ¿De dónde sacará los que os pedís, de la nada, si no tiene de dónde sacará los que os pedís, sino tiene nada que daros? Todas la gente de esta tierra está escandalizada y amedrentada al ver vuestras cosas que no saben qué decir ni a dónde ir porque, en primer lugar se ven sin su rey, en segundo lugar; porque se ven sin sus mujeres, sus hijos, sus casas, sus tierras; finalmente, de todo cuanto poseían, de manera que están en tantas tribulación que no les quedan sino ahorcarse o lanzarse en la desgracia…por lo tanto señores, a mí me parece que lo más cierto sería dejar descansar a mi Sapai Inca, pues por vuestra causa está como está, a fin de que los indios suyos no permanezcan en tanta aflicción” No descartamos que los españoles al llegar a América marcaran un hito importante en la historia y que Colòn iniciara el proceso de colon_ización de este continente, pero ese proceso se inició según la historia de los propios vencedores con personas incultas, ladrones, violadores y que negociaron su libertad a cambio de dirigirse a una dirección hostil propensos hacia la muerte. Y cuando llegaron a América encontraron un paraíso donde había de todo, más que en España. Algunos dizques Cristianos, con la cruz en una mano y la espada por el otro, subyugaron a los nativos con el poder de las armas, siendo muchas veces obligados a anular total o parcialmente sus costumbres, leyes, ritos, lenguas, sobre todo a olvidar su propia historia. Creencias que eran muy apreciados por estos pueblos. En un documento muy antiguo titulado Coloquio de los Doce, un sabio azteca se dirige a los españoles de esta manera: “pero señores nuestros, hay quienes nos guían, nos gobiernan, nos llevan a los hombros, nos enseñan cómo deben ser venerados nuestros dioses, cuyos siervos somos nosotros como la cola y el ala; hay quienes hacen ofrendas, los que inciensan, y los llamados sacerdotes de Quetzalcóalt. A los que entienden de discursos, incumben la obligación de ocuparse días y noche de cómo ofrecer el incienso, cómo su ofrenda, cómo los espinos para sangrase. Los hay que ven, que se dedican a observar el curso y la marcha ordenada del cielo, la división de las noches. Los hay que están ojeando (leyendo), los que cuentan, Los que recorren ruidosamente los códices. Los que tienen en su poder las tintas negras y la roja (la sabiduría) Y todo lo que se pintan, Ellos nos llevan, nos guían, nos indican el camino. Los hay que organizan el calendario, cómo siguen su camino la cuenta de los destinos y los días y cada una de las veintenas (los meses). De estos se ocupan, a ellos incuben hablar sobre los dioses. La colón_ización representa una invasión sin precedente, sembró luto y dolor; escenas de barbarie y crueldades inimaginable por mentes humanas. Prueba de ellos, transcribimos las palabras de los historiadores aztecas de la época que se encuentra en el Icnocuitl o Canto Tristes: “todo eso pasó con nosotros. Estábamos estupefacto: ¡con esta triste y lamentable suerte nos vemos angustiados! En los caminos yacen las flechas quebradas; los cabellos están esparcidos. Destrozadas están las casas y los muros ardiendo. Los gusanos abundan por las calles y plazas, y las paredes están manchadas de sesos reventados. Rojas están las aguas, como si alguien los hubiera teñido, eran aguas de salitre. Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad y nos quedaba como herencia una red de agujeros. Nuestros escudos serían nuestro resguardo, pero los escudos no detienen la desolación. Son los vencedores que cuentan la historia a su manera, ellos son los héroes, los descubridores, los que tienen ecos de sus voces en cada rincón; en cada salón de clases donde se aprenden a ser cultos. Son sus historias la que se repiten, las que se celebran, las que se creen. Pero la historia de los vencidos no tienen prueba científicas, esas historias se encuentran archivadas en el sótano polvoriento de la actual civilización porque los indios aparecemos como aquella figura triste folklórica, desprovista de conocimientos. Es más o menos así como dice un lamento Apache, un indio llamado Eskiminzin: “Esa gente de Tucson, escribió a los diarios y contó su historia. Los apaches no tienen nadie que cuente su historia” Pero hemos buceado y rebuscado en el fondo de la historia para que nuestra voz suene como un pequeño pito entre los estruendo de trompetas y tambores de quienes dicen contar la verdad. Nuestra verdad es otra: Si leemos el libro de Eduardo Galeano “La Vena Abierta de América Latina” nos dice que las civilizaciones aztecas, mayas, e incas sumaban en la época del descubrimiento entre setenta y noventa millones de personas, siendo así que en un siglo y medio se reduciría a sólo a tres millones y medio. ¡Que encuentro! Algunos autores de los vencedores en su libro “La Herencia colonial en América Latina” señalan hechos que para nosotros no tienen motivos de celebración, pero para ellos sí: Entre 1492 y 1550 la población indígena caribeña fue prácticamente diezmada. En México Central una población de aproximadamente veinticinco millones, en 1519, se redujo a poco más de un millón en 1605. En los Andes Centrales, para los existen pocos estudios demográficos, parecen haberse repetido las misma escenas generales de destrucción geográfica como consecuencia de la ocupación española. Tenemos la esperanza de que las próximas vez que aquellos que difunden la voz de los vencedores se detenga y la próxima vez no lancemos globos azules para celebrar lo que hemos descrito o globos negros en señal de luto; sino globos blancos en señal de paz. Porque todos los humanos somos hermanos y que nuestras sangres todas son del mismo color y por lo tanto debemos respetar el dolor de cada uno. Nuestras pieles son distintas porque todos vivimos en el jardín del creador genio del hombre. Un jardín con una sola clase de flores se ve monótono, su belleza se ve cuando hay distintos colores de flores; y en el jardín humano somos blancos, amarillos, negros y matizados (mestizos, mulatos y zambos) pero todos hijos de un solo Dios, grande en amor para todos. Nos despedimos con la pregunta ¿De quién fue la primera voz que sonó en esta tierra? Ahora que se unan todas las voces para proclamar la justicia, libertad, igualdad, y tolerancia y así alegrar a nuestro Dios que sigue haciendo del universo algo maravilloso. El autor es de la etnia Ngâbe. Maestro Roberto Aguilar García.
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 03:56:33 +0000

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