"La ciudad sobre la conciencia, envolviéndola al punto de que no - TopicsExpress



          

"La ciudad sobre la conciencia, envolviéndola al punto de que no es la ciudad, sino la vida. Juan la vivió así, caminándola pau¬sadamente tocia su vida. Sin conocer más mundo que el que se le iba abriendo a medida que descubría nuevas esquinas; nuevas personas que le ampliaban sus rutas. La ciudad como algo nor¬mal. Pero también una ciudad muy especial, la ciudad de los intereses de cada cual, de la visión propia del mundo, la que lo hace a uno tomar camiones y bajarse en determinadas esqui¬nas con una seguridad que, un extranjero mirando por la ven¬tanilla de un autobús de turismo admirará con vaga nostalgia. Una ciudad costumbre que limará de la visión todo lo que a uno no le concierne; lo que no cae dentro de la curiosidad propia. Todo lo cual, por lo demás, es perfectamente natural. ¿No son así todas las ciudades del mundo? ¿Todas las aglomeraciones urbanas? En todas las ciudades del mundo la gente se comporta así con la suya. Tienen sus paseos favoritos, sus rincones entra¬ñables; las zonas de la ciudad que les parecen chocantes. Tam¬bién en otras partes, los habitantes de una ciudad determinada han observado cambios que siempre son considerados para peor. La norteamericanización es uno de los principales y más eviden¬tes. El aumento de automóviles. La presión del ritmo. El ruido y, por consiguiente, la violencia. El surgimiento de las zonas suburbanas industriales; los condominios como panales de abejas. Pero aquí es pertinente hacer la diferenciación entre ciudades europeas y norteamericanas, y ciudades del tercer mundo. Éstas y aquéllas tienen todos los problemas que mencioné. Pero las segundas, las subdesarrolladas, tienen otras características que las primeras no tienen, pese a la inmigración de pueblos del tercer mundo a ellas. Tienen una calidad indefinible de estar siendo permanentemente hechas y deshechas. También tienen inmigración continua, de su propia gente y de gente de lucra. Juegan las veces de "país". Son la cabeza y el estómago del resto del territorio nacional, de ahí que alguien que esté escribiendo en una de estas ciudades tercermundistas vea, no sólo una organización urbana particular, sino una realidad nacional también. Una que no se deja estructurar; su perpetuo Movimiento se debe a su eterno descontento. La ciudad es la centralización de la riqueza, del poder... y casi se diría que de la realidad. En eso difiere primordialmente de las ciudades ricas. Las ciudades tercermundistas no son el monumento histórico de la manera en que se ha forjado un pueblo; son espacios que constantemente están construidos y destruidos por sus go¬bernantes. En ellas prevalece una mínima presencia de lo que fueron en calidad de ciudades coloniales. Se valora esa presencia pomo si fuera la única posible identidad de la ciudad en cuestión. Se la cerca y preserva como "zona histórica", y es lo que se muestra al turista, aun cuando en torno a ella haya desper¬digadas zonas extensísimas de miseria. Esa parte colonial funge como fachada. A la gente no se le da ni la oportunidad ni la posibilidad de erigir esa ciudad que sería una verdadera expre-sión de su vida, de su quehacer diario. Existe, sí, la ciudad de los egoísmos. Todas las gamas. La muy adinerada, oculta tras grandes bardas y que no es sino una imitación de las arquitec¬turas europeas y norteamericanas. Entre éstas hay una concepción irreal, mitificada de lo que es una "casa mexicana". Está hecha de espacios protegidos, de vidas individuales; a la de¬fensiva del exterior. No se ve; no constituye una fisonomía de tipo alguno" La forma del silencio. p. 55
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 05:00:17 +0000

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