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MEMORIA HISTORICA... escrito por el investigador britànico ANDRES NICKSON (SEPTIEMBRE, 03, 2013) La masacre de Puerto Pinasco: una sombra que planea sobre Eligio y Eusebio Ayala En 1927, durante el gobierno de Eligio Ayala, una huelga obrera fue reprimida con un saldo de entre 12 y 20 muertos en una taninera de la empresa norteamericana International Products Corporation (IPC). Por entonces Eusebio Ayala se desempeñaba como vicepresidente de la firma y director regional en Asunción. En esta entrevista a Andrew Nickson, el investigador británico nos habla de un sangriento episodio de la historia paraguaya que ha pasado casi al olvido: la masacre de Puerto Pinasco, perpetrada el 15 de julio de 1927 durante el gobierno de Eligio Ayala. En su artículo “Huelga y masacre en Puerto Pinasco, un episodio poco conocido”, que fuera publicado en el Correo Semanal de Última Hora en julio pasado y cuya versión ampliada será incluida en el próximo número de la revista “Novapolis”, el profesor de la Universidad de Birmingham reseña la huelga desatada en la taninera de la empresa norteamericana International Products Corporation (IPC), cuya represión derivó en un “número de muertos que varía entre ‘una docena de víctimas entre muertos y heridos graves’ (Milda Rivarola) y ‘más de veinte’ (Juan Alfredo Ramírez)”, cita el autor. El gobierno –como es de preverse– quiso ocultar el episodio, “y con mucho éxito”, acota el editor de The Paraguay reader. Por entonces, Eusebio Ayala se desempeñaba como vicepresidente de la firma en Paraguay y director regional en Asunción. Las hipótesis señalan que el levantamiento fue iniciado por los hacheros, los más explotados en la cadena de la industria del quebracho. En una reminiscencia casi obligada, Nickson señala las similitudes con la masacre de Curuguaty y el denodado interés oficial de ocultar la verdad de lo ocurrido. Por su parte, Milda Rivarola refiere, en un extracto de su libro “Obreros, Utopías & Revoluciones. Formación de las clases trabajadoras en el Paraguay Liberal (1870-1931)”, que “la huelga (…) fue declarada en demanda de mejoras salariales, jornada de 8 horas, derecho a la sindicalización y sistema de turnos rotatorios en la fábrica. La presidencia local de la IPC se hallaba en manos del expresidente Eusebio Ayala, quien se dirige al lugar de los hechos. Cuando los huelguistas, que habían ocupado la usina y la Comisaría del lugar, ‘amenazan incendiar todo, fábrica y depósitos’, las tropas militares ametrallan a los obreros (…) causando una docena de víctimas, entre muertos y heridos graves”. Además de los reclamos ya citados, Nickson menciona la exigencia de los obreros de terminar con el monopolio de la despensa de la IPC y su sistema de “vales”, que fuera bien descrito por Rafael Barrett como un modo de esclavizar con deudas a los mensúes. –A parte de la frágil memoria histórica de nuestra sociedad, ¿qué otros factores contribuyeron para que un hecho de tal magnitud y gravedad como la masacre de Puerto Pinasco casi desapareciera de la historiografía paraguaya? –Entre los factores figuran el obvio interés por parte de las autoridades de la época de tapar lo ocurrido, la lucha entre socialistas y anarquistas para el control del movimiento sindical en panales, y la tradición básicamente oral del pueblo rural de entonces, cuyo idioma fue en un casi cien por ciento el guaraní. Pero aún así, llama poderosamente la atención que la llegada de aproximadamente 500 personas (entre huelguistas y familiares expulsados) en el puerto de Asunción a los pocos días de la tragedia no despertó un eco en la prensa local. A mi parecer, el hecho de que los periodistas de la época no hayan buscando testimonios “de primera mano” al entrevistar a los recién llegados nos habla montones acerca de la enorme brecha social entre la intelectualidad asuncena y el pueblo en ese entonces. –Antes de la matanza se refiere a otras grandes huelgas realizadas bajo la inspiración de las corrientes obreristas de entonces. ¿Sabe de otros dirigentes, además del obrero Esteban Cardozo y el argentino Benigno Castaño, que hayan participado de la huelga? –De hecho, hubo una creciente militancia de los sindicatos a partir de la segunda década del siglo veinte. El caso más emblemático fue de los obreros marítimos, cuyo sindicato –Liga de Obreros Marítimos del Paraguay (LOMP)– fue, sin duda, el más organizado y más fuerte. Como parte de ese auge, una serie de grandes huelgas ya había sacudido antes a Pinasco –en 1913 y en 1922/23–, cuando hasta se fugó el Comisario Wagner y se instaló en su reemplazo una guarnición militar a cargo de un Mayor Barboza. Todas estas luchas apuntaban a la introducción de derechos laborales básicos tal como las ocho horas diarias (en vez de las 12 horas que fue la norma en la fábrica). Como nos recuerda Milda Rivarola, el segundo quinquenio de la década de 1920 también fueron años de creciente “contestación al orden liberal” y no es de sorprender que, a pesar de su lejanía, estos nuevos vientos hayan soplado también en Puerto Pinasco. No hay que olvidar que el plantel de personal de IPC –en el puerto, la fábrica, ferrocarril, y los hacheros contratados en los obrajes– era del orden de 3.000 personas, de lejos el mayor empleador en todo el país y se estima que la población total de Puerto Pinasco rondaba los 14.000 habitantes. –A parte de las reivindicaciones relacionadas con los salarios y las jornadas de trabajo, usted menciona que uno de los motivos de la rebelión fue ese sistema de vales tan bien descrito por Rafael Barrett. –Es cierto. Además de la lucha por las ocho horas de trabajo, una reivindicación constante fue “la apertura” del puerto y el libre ingreso de vendedores de productos básicos para competir con el monopolio ejercido por la despensa de la empresa, que explotaba al personal mediante el sistema de compra con ‘vales’. Pero en su afán de mejorar sus condiciones, los obreros tropezaban con la férrea negación de IPC, durante décadas, de reconocer un sindicato. –Un dato importante es el rol que cumplieron Eusebio Ayala, vicepresidente de la IPC y su director regional en Asunción, y Eligio Ayala, quien entonces era presidente y comandó toda la actuación oficial. –Dos aclaraciones. Primero, que los dos Ayala (Eusebio y Eligio) no fueron parientes, tal como se suele decir. Segundo, Eusebio Ayala –expresidente de la República entre noviembre de 1921 a abril de 1923, además de ser rector de la Universidad Nacional –en el momento de la tragedia en julio de 1927 siguió ocupando al mismo tiempo el cargo de vicepresidente de IPC y su director regional en Asunción. De hecho, esa misma noche él viajó en seguida a Pinasco y sus declaraciones al regresar formaban la base de la escasa memoria colectiva de lo que pasó. Pero la veracidad de sus declaraciones a la prensa es muy cuestionable. Ayala hablaba de un duro enfrentamiento pero no menciona en absoluto la existencia de muertos. Además dice una barbaridad, o sea que “no fue una huelga sino un atentado anarquista frustrado” y vuelca toda la culpa a un “grupo de exaltados liderado por (…) un individuo de nombre Benigno Castaño, desertor del Ejército argentino”. En fin, es entendible que destacados liberales de la época hayan tratado –con mucho éxito– de encubrir la matanza de Puerto Pinasco. No es difícil imaginar que un arreglo privado entre Eusebio y Eligio –respectivamente el principal director local de la empresa y el jefe de Estado– explique el porqué nunca hubo una investigación oficial acerca de la matanza, el porqué ningún policía fue arrestado por la matanza, y el porqué el mismo IPC nunca recibió ni una amonestación por lo ocurrido. La relación con el caso de Marina Cue en 2012 en cuanto al comportamiento del Estado es muy llamativa. En esencia sigue siendo un Estado esclerótico, cuyo elitismo se esconde detrás de una canalla de pomposos “magos”, expertos en abstracciones de ‘derecho constitucional’ que dan la espalda a las apremiantes necesidades de un pueblo huérfano de acceso a la justicia. –Podría hablarnos de Mr. J. H. Scott, gerente de la empresa durante la matanza. –Del gerente Scott, de nacionalidad canadiense, se sabe poco. Después de la matanza, el conflicto laboral en Pinasco seguía siendo tirante. En una posible represalia, el 1 de diciembre de 1929, Dr. Macdonald, un médico inglés recién llegado para trabajar en la empresa, murió en una emboscada en compañía de Scott, en las afueras del puerto cuando inspeccionaban un obraje. Se supone que la bala, tirado por desconocidos desde un bosque, fue dirigido a Scott. Aún así Scott se quedó por muchos años más en Pinasco, dejando el puesto y despidiéndose de Pinasco finalmente el 26 de julio de 1939. –En su artículo habla de un gran mitin contra la represión realizado el 19 de julio en el que intervinieron Hérib Campos Cervera y Obdulio Barthe. ¿Existen transcripciones de esos discursos? –Lastimosamente creo que no existen transcripciones de sus discursos. –¿Aún existe la International Products Corporation (IPC)? –La empresa International Products Corporation, que en su momento tenía su sede en 120 Broadway en pleno Manhattan, Nueva York, y una oficina de tres pisos en Calle Palma 211, ya no existe más. En 1920 había comprado un frigorífico del Farquhar Syndicate en San Antonio, cerca de Asunción, y pronto llegó a ser, con la empresa Liebigs, uno de los principales exportadores de carne en conserva. También adquirió enormes extensiones de tierra en Paraguay, pasando de200.000 hectáreasen1935 a620.825 en 1946. Después de la caída del precio internacional de tanino en 1955, IPC vendió los activos en Pinasco en 1965. La venta fue dudosa y el comprador, INVICTA, pronto se fue a la bancarrota, causando mucha protesta en Pinasco en plena dictadura de Alfredo Stroessner. En 1966 la empresa transnacional, Ogden Corporation, compró la IPC. Para 1975 siguió siendo uno de los latifundios más grandes del país, con607.000 hectáreas, de las cuales los dos tercios se mantenían sin uso. A raíz de la baja repentina en la demanda internacional de carne en conserva, la planta de San Antonio dejó de producir y se vendió en 1979. Como consecuencia de la falta total de políticas públicas de desarrollo territorial, la población de Puerto Pinasco cayó vertiginosamente desde 14.000 en la década de1920, a2.148 en 1972,519 in1982, recuperándose levemente a 3.313 (1992) y 3.328 (2002). –¿Qué hay de ese libro nunca publicado que menciona, “Sangre Proletaria: la Masacre de Puerto Pinasco”, de Enrique Volta Gaona, quien fuera hombre duro de la dictadura stronista? –El título aparece en la entretapa de la segunda edición (1957) de un libro escrito por Volta Gaona, llamado 23 de Octubre, bajo una lista de “obras en preparación”. Varios intentos de ubicarle han sido infructuosos y llegué a la conclusión de que no existe semejante obra, sino que más bien se trató de un “proyecto” no cumplido de Volta Gaona. De paso, Luis Verón nos recuerda que Enrique Volta Gaona, inspirador del sindicalismo amarillo, Organización Republicana Obrera (ORO), y “asesor legal” de la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT) después de la huelga general de 1958, fue nada menos que ¡primo hermano de José Asunción Flores!
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 13:40:27 +0000

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