No triunfan las especies más fuertes La Ecología humana está - TopicsExpress



          

No triunfan las especies más fuertes La Ecología humana está atenta a la diversidad cultural, a esa riqueza. No somos rehenes de nuestro modelo, no estamos esclavizados por nuestro encuadramiento occidental y blanco, no estamos condenados a tener el tipo de ciencia que tenemos, el tipo de medicina miserable que tenemos, que es una inmensa maquinaria de hacer dinero con los enfermos, con las medicinas, con las infraestructuras hospitalarias. No sabemos cómo integrarnos a esa realidad en la cual la enfermedad es una desintegración de la sintonía con la totalidad. Por tanto, no hay órganos enfermos, sino existencia enferma. La Ecología humana trata del desarrollo del ciclo cultural del ser humano, de las tecnologías naturalmente apropiadas. A cada ser humano según el ambiente en que vive. Esa es la visión de una Ecología humana que subsume en el medio ambiente a lo que, desde el comienzo, debía estar dentro de él: al ser humano. Cuando el ser humano se descubre dentro del mundo, se ve obligado a perder su arrogancia, su pretensión de ser la cima de la creación, de ser la culminación en la que desembocan todas las líneas de la evolución. La evolución tiene muchos caminos y el ser humano es uno de los seres biológicos, no la totalización del universo de la vida ni el destino de toda la vida. En los seres vivos hay una simultaneidad en la cual cada uno de ellos posee una autonomía relativa y está relacionado con los demás. De cierta forma, cada uno de ellos es una culminación del universo, de las múltiples formas de vida que fueron avanzando, que fueron ascendiendo hasta llegar al día de hoy. Y, generalmente, la lógica de la vida no es la del más fuerte. La ley de Darwin, propuesta en su libro El Origen de las Especies, era ésa: que las especies más fuertes triunfan y las más débiles sucumben. Una visión más biológica, más ecológica, de la Tierra, no concuerda con este postulado. Triunfa el ser más relacionado, el más articulado. Generalmente el más frágil es el que necesita de los otros, el que es capaz de más flexibilidad. Los dinosaurios, que eran inmensos, sucumbieron porque eran muy grandes y fuertes, y no consiguieron adaptarse a las grandes transformaciones, en especial a las glaciaciones, que ocurren infaltablemente cada 60 mil años. Por tanto, la ley ecológica fundamental es la de que el ser más capaz de relacionarse es el que sobrevive, el que lleva en sí el sentido de la creación. Un recién nacido al que se abandone a sí mismo no sobrevive ni dos días. Le resulta necesaria una larga juventud para poder formar su cerebro, sus neuronas, para poder incorporar hábitos culturales que le permitan sobrevivir. Nosotros, los seres humanos, no tenemos ningún órgano especializado en la defensa, a diferencia de los animales, cada uno de los cuales tiene el suyo, con el que ya nace. Nosotros no: necesitamos de la cultura para garantizar la sobrevivencia. L.BOFF
Posted on: Wed, 04 Dec 2013 14:14:23 +0000

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