Quién puede describir los horrores de un campo de concentración, - TopicsExpress



          

Quién puede describir los horrores de un campo de concentración, puede describir lo bello de la vida, porque su vivencia es la de un sobreviviente, de un amante de la vida. H.P.S. Pisagua de colonia penal A Campo de concentración AUTOR: HECTOR PAVELIC SANHUEZA En Pisagua, puerto histórico en su origen, se libraron cruentos combates en lo que fue la Guerra del Salitre. Antes de 1879, era territorio peruano, con la guerra paso a ser territorio conquistado por los chilenos. Se convirtió en colonia penal y en los años 30 fue utilizado como campo de concentración por el dictador Ibáñez, así comenzaba la historia tétrica de este bello puerto, que vio el resplandor del oro blanco, con el cual muchos seres humanos fueron atraídos por la avaricia de hacer dinero fácil. Claro que con el pasar de los tiranos, se convirtió en un campo de concentración natural, cercado por grandes cerros y una gran mancha de color azul que es el mar, no necesitó torretas ni alambradas. Así el pobre desgraciado que osara discrepar con el gobierno de turno era sometido a los rigores de este campo, su historia comenzó por esos años 30, y continúo con el gobierno de Gabriel González Videla que tuvo prisioneros en Pisagua a muchos militantes comunistas y anarquistas, por los años 1947 hasta el 1952. En el año de 1972 los militares chilenos ocuparon este puerto y construyeron lo que fue después el campo de concentración, en el cavaron un hoyo y rellenaron de inmediato, después con el golpe militar volvieron a abrir y esta vez fue para esconder los cuerpos de los fusilados de Pisagua. Pero, el camino inexorable de la historia lo descubriría tiempo después como la fosa donde fueron sepultados los cuerpos de los opositores al régimen militar, con la clara intención de hacer desaparecer sus cuerpos, estos fueron brutalmente torturados y después fueron ejecutados mediante la fusilación. En esos años de terror que nos tocó vivir a los prisioneros de guerra de este campo que era conocido con el nombre de "Campo del Terror", que estaba a cargo del teniente coronel Ramón Larrain Larrain, bajos las ordenes directa de uno de los chacales del norte grande: Carlos Foreister Hanssen, discípulo directo de Mengele, Klaus Alman (Barbie) o más conocido como el carnicero de Lyon. Estos eran los responsables directos de las atrocidades que se cometían allí. Después estaba el equipo de tortura compuesto por el sargento Fuentes, el cabo Aguirre, Sargento de Carabinero Blas Barraza, el teniente Contador, Conrado García, Abarzúa, y el fiscal militar Mario Acuña, junto con el capellán de apellido Murillo. Fueron y son los responsables de los tormentos sufridos por los Prisioneros de Guerra de Pisagua y de las fusilaciones cometidas en dicho campo. Para describir lo que se vivió allí se necesita tener la memoria fresca y la mente puesta en Pisagua, porque fue el calvario de millones de seres humanos, en el se revivió lo que la humanidad ha sufrido en su historia. El que sale de estos sitios es un ser diferente porque lo que el vivió en esos calabozos, y los tormentos sufridos lo hacen ser diferente. Es como desenterrar la historia oscura de la humanidad plagada de tragedias, de humillaciones y de feroces tormentos. Así que de un momento a otro me encontré en una celda fría y húmeda, de apenas 2 x 4 metros. En ellas se agolpaban los compañeros y tratábamos de dejar un espacio para los que estaban malos por consecuencia de la tortura que comenzábamos a sufrir. Eramos unos treinta o más compañeros en las famosas "catacumbas", así llamábamos a estas celdas que estaban ubicadas en la planta baja de la mazmorra de Pisagua. Cuando nos acomodábamos para dormir, se escuchó los chirridos de las cadenas y el de las puertas al ser abiertas y entre este chirrió se sintió fuerte la voz ronca del oficial de guardia que pedía atención. Paso seguido comenzó a llamar a algunos de nosotros; de mi celda salieron dos. Como a las tres horas se sintió de nuevo ese ruido que cada vez se transformaba en tormento, se habría nuestra celda y ingresaban los dos compañeros en muy mal estado. Nos comenzaban a contar con miedo que habían sido torturados, no saben dónde, pero que habían caminado mucho tiempo y que después se les colgó y al otro se sumergió en los orines y excrementos, mientras el compañero relataba lo que le había sucedido, se sentía al celador de turno, leer una lista de los infortunados elegidos para ir al suplicio. Así fueron transcurriendo los días y los meses en el "campo del terror". Muchos de nosotros no volvieron más y otros tuvieron que continuar durante largos meses sufriendo aquellos tormentos. Las fusilaciones se producían siempre al concluir un ciclo de tortura, cada mes se realizaba un consejo de guerra en el cual debían, no sé si por placer, matar a uno o más prisioneros. Esto era siempre igual: al empezar el nuevo ciclo se sentía la avioneta llegar y el penal de Pisagua se transformaba en el "Campo del Terror", nosotros los prisioneros cambiábamos nuestro actitud comenzábamos a pensar me toca a mi, hoy es mi turno, y así transcurrieron los meses y, los consejos de guerra que dejaron un saldo de muchas vidas cegadas por la orgía de poder que se veía retratada en el rostros de los oficiales que llegaban cada mes a cometer estos crímenes, de los que aún hoy venimos pidiendo justicia. Pisagua, caleta histórica, que lindo fue verte libre de todos esos cercos levantados por los prisioneros, que hermoso fue ver por primera vez tus calles y tus casas vacías, buscar entre esta soledad el recuerdo de ayer y ver con nostalgia y profunda tristeza los lugares donde fuimos flagelados y sometidos a miles de tormentos por el sólo hecho de manifestar nuestro rechazo a la infamia que se adueñaba de este territorio, con el único fin de mantener el sistema establecido por los mandamases de siempre y así seguir explotando a este pueblo. Fue hermoso ver tus playas y sobre todo la que construimos para nuestras compañeras de cautiverio. La llamamos Playa de la Esperanza, porque era eso lo único que no habíamos perdido junto con nuestro fuerte deseo de libertad. Cuando recogíamos la basura y ordenábamos las piedras y construíamos una reparo del sol nos sentíamos los seres más importantes del globo, sabíamos que era para ustedes, y que cuando vieran nuestro trabajo lo sabrían amar lo como nosotros lo amamos cuando lo construíamos. Actuar en ese teatro histórico donde se representaron grandes obras con grandes artistas internacionales que la burguesía de la época traía para deleitarse, y que los trabajadores ocupaban raras veces para proclamar su arte que no tenía nada que envidiarle a los espectáculos de la burguesía, actuar para soportar la muerte, para superar el dolor. Nosotros montamos distintos espectáculos, y una obra musical, que se llamó La Triste historia de Jhonny Good y Richar Connecticut. Pero de nuevo recorro las calles de este puerto hoy convertido nuevamente en colonia penal y miro sus casas. Al recorrer sus calles se produce una situación especial, es como escuchar nuevamente esas voces del pasado que me cuentan la historia, aún la historia más reciente, como la de los que sufrimos el rigor del poder en 1973 hacia adelante, pero lo que me queda grabado es su historia, su gente, su estructura arquitectónica. Mis recuerdos vuelan entre los gritos de horror y las apacibles brisas de mar que cubren este puerto. Recuerdo a mi madre en el mes de enero. La vi, estaba atada de pies y manos en unos tubos que la sostenían a una altura de 2 metros del piso, mientras los militares practicaban tiro al blanco, desgarrando parte de sus carnes con los disparos. Fue ahí que yo dije: "¡Basta! ¡Basta! Si quieren saber algo lo digo. ¡Basta de golpearla!" y para mi sorpresa sentí la voz de mi madre que me decía "¡Pero si tú no sabes nada, de que vas hablar! Es a mi a quién están torturando no a ti", así fue que desde ese momento de debilidad que yo tuve, los militares, no pudieron obtener nada, pero yo cargué los golpes y la tortura sufrida por mi madre. I Pisagua siempre Pisagua Playa, muerte, canción, golpes. Pero siempre Pisagua Mártires, verdugos, prisioneros. Pero siempre Pisagua Voces, gritos, órdenes. Pero siempre Pisagua Despertar, volver a dormirse. Pero siempre Pisagua Jugar, reír, morir de poco en poco. Pero siempre Pisagua Caminar, correr, sucumbir. Pero siempre Pisagua Basta, quiero, Amo. Pero siempre Pisagua... Pisagua II Todos los recuerdos nos llevarán siempre a Pisagua, para volver a Pisagua, en donde quieras que esté será Pisagua, los tormentos, los recuerdos, las noches, los días, Siempre será Pisagua. Así será nuestra vida, nunca podremos volver a ser como éramos antes. Pisagua nos marcó y jamás será como antes. El abismo en el que entramos en ese fatídico 11 de Septiembre del 73, fue para algunos un día de triunfos por haber derrotado al comunismo. Pero eso es la ignorancia y el fanatismo que les cegó a tal extremo que todo era normal como por ejemplo matar torturar y privar de la libertad al individuo, todo eso era normal. Para otros comenzó a ser normal el miedo, el esconderse y vivir en la oscuridad. Así comenzó a vivir este pueblo que en un pasado reciente era amante de la libertad, y decía ser la Suiza del cono sur. Todos nos contagiamos con el mal y de pronto éramos una parte importante en el engranaje de los poderosos que desde sus lujosos palacios situados al Norte nos controlaban y nos sometían a un genocidio. No sólo se asesinó, se hizo desaparecer a miles de seres humanos, sino también se torturó, se destruyó la libertad, las ilusiones, la armonía. Y nosotros fuimos arrastrando este mal hasta dejarlo en las manos de nuestros hijos, y hoy ellos llevan esta carga pesada. Cuando recorro en el tiempo las calles de Pisagua y miro los barrotes de la celda que un día del mes de Octubre del 73 habité, recuerdo que me había hecho una promesa, y esa era la de salir de ese infierno y encontrar una compañera con quien compartir la vida y en el momento sublime de nuestro amor procrear un hijo. Así fue, tiempo después había conocido a una linda joven, de hermosos ojos azules que me cautivaron a la primera mirada. Luego con el andar del tiempo vivíamos juntos y llegó nuestro retoño. Era un niño hermoso, de ojos grande como lo de su madre y su rostro era la fotografía de ella, cuando creció nos fuimos amigando y hoy tengo la mejor relación que un compañero como yo podría anhelar.
Posted on: Wed, 11 Sep 2013 13:35:33 +0000

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