SOBRE LA ESPIRITUALIDAD DE ASHURA (Parte de una jutba - TopicsExpress



          

SOBRE LA ESPIRITUALIDAD DE ASHURA (Parte de una jutba pronunciada por mí el 16 de diciembre de 2011, en la llamada Mezquita de los Andaluces de Sevilla, poco antes de que se me censurara definitivamente en ese lugar) Relata Al-Hakim al-Nishaburi, el gran sabio del siglo IV, en su conocida obra “Al-Mustadrak Alaa al-Sahihain”, así como otros conocidos sabios en sus respectivas obras, que Umm Salama dijo: “Vi a Husain (P) sentado en las rodillas de su abuelo. El Profeta (PBd), tenía un trozo de barro en su mano. Estaba besando esa arcilla y sollozando. Le pregunté qué barro era ese. El Profeta (PBd) dijo: “Gabriel me ha informado que mi hijo, este Husain, será asesinado en el Iraq. Ha traído este barro para mí desde esa tierra. Estoy llorando por el dolor que soportará mi Husain”. Luego el Profeta (PBd) entregó la arcilla a Umm Salama y le dijo: “Cuando veas que este barro se transforme en sangre, sabrás que mi Husain ha sido asesinado”. Umm Salama conservó la arcilla en una botella y la mantuvo a la vista hasta que que vio, en el día de ‘Ashura, el 10 de Muhárram del año 61 de la Hégira, que el barro se convertía en sangre. Entonces supo que Husain bin ‘Ali (P) había sido martirizado”. Al-Hakim, “Al-Mustadrak”, vol. 4, p. 398 Al-Dhahabi, “Siyar a`lam al-nubala’”, vol. 3, p. 194 Ibn Kathir, “Al-Bidayah wa’l-nihayah”, vol. 6, p. 230 Al-Suyuti, “Khasa’is al-kubra”, vol. 2, p. 450; “Jam` al-Jawami”, vol. 1, p. 26 Ibn Hajar al-Asqalani, “Tahdhib al-tahdhib”, vol. 2, p. 346 Estamos en el mes de Muharram, en el mes de ‘Ashura. A lo largo de los siglos muchos, unos de manera consciente, otros de manera inconsciente, han tratado de correr una cortina sobre este día a base de falsas tradiciones con las que tratan de encubrir el crimen cometido ese 10 de Muharram del año 61 de la Hégira. A pesar de ello todos ustedes habréis oído algo acerca de lo acontecido en Karbalá ese día a la familia del Profeta (PBd) y a sus compañeros. Pero no quiero hablar aquí hoy del suceso histórico, ni de la epopeya, ni de la dimensión política del yihad y el martirio de Imam Husein (P) y los suyos, ni de la fuerza e inspiración que el ejemplo de lo ocurrido en Karbalá ha tenido a lo largo de los siglos y hasta el día de hoy, entre aquellos que luchan por preservar el Islam Muhammadiano, frente tanto a los enemigos externos como a los enemigos internos, que también a lo largo de los siglos y hasta hoy luchan, como entonces, por destruir al verdadero Islam y sustituirlo por un “islam” tergiversado, corrompido y opresor. Hoy, quisiera hablar unas palabras respecto a la dimensión espiritual de Imam Husein (P) y los hechos de Karbalá. Esta dimensión puede apreciarse ya incluso en du’a que el Imam (P) hacía en ‘Arafat, cuyo texto está al alcance de todos en nuestro idioma. También, cuando observamos el suceso de ‘Ashura y los acontecimientos de Karbalá y encontramos al Imam Husein (P) en medio de la tragedia, el dolor y la muerte, lo vemos desenvolverse en todo momento con total complacencia con lo dispuesto por Allah (SWT). Incluso al final de la batalla, cuando ya todos los suyos yacían sobre el suelo de Karbalá, y era a él a quien le tocaba rendir su cuerpo sobre era ardiente tierra, se le escuchó decir: “¡Allahumma! Mi complacencia está en lo que es Tu designio y me someto a Tu disposición”. Unos días antes, cuando Imam Husein (P) se preparaba para salir de Meca y se dirigió a sus cercanos, les advirtió que sólo quien se sintiese preparado para hacer que su alma se encontrara con Allah (SWT), lo acompañara. Porque el Imam Husain (P), era consciente de antemano de su destino último, y su objetivo no era el de un “político” que buscaba alterar las relaciones de poder, sino cumplir con su destino de acuerdo a la voluntad del Altísimo. Su comportamiento no fue el de una persona que busca defender prerrogativas personales ni ambiciones mundanas, sino el de un verdadero wali de Allah. Dijo el Imam (P): Mi Señor me ha destinado un lugar de martirio que descenderé en él. Es como si viese con mis propios ojos que los feroces de los desiertos (huestes de Kufa), me despedazan en una tierra en medio de Nauauis y Karbala. Sacian sus estómagos hambrientos y llenan sus depósitos vacíos. No hay escape de lo que ha sido con la pluma del destino, estamos conforme con aquello que Allah está conforme y somos pacientes frente a las aflicciones y pruebas que encontremos en el camino y Allah nos otorgará la recompensa de los pacientes. Esta capacidad de percibir con precisión la realidad y de aceptar plenamente la voluntad del Altísimo, es un signo del verdadero místico. La interconexión entre Allah (SWT) y el Imam (P) también recalca la concepción gnóstica de la abnegación. Es a través de un conocimiento íntimo, que Imam Husein (P) puede abandonar su propia vida y entregarse plenamente a su final. Antes de salir de Medina el Imam (P) visitó la tumba del Profeta (PBd) y rogando a Allah (SWT) dijo: ¡Allahumma!, ésta es la tumba de tu Profeta Muhammad (PBd) y yo soy el hijo de la hija de tu Profeta. Ocurrieron ciertos sucesos para mí que Tú bien sabes. ¡Allahumma!, yo amo lo bueno y lícito y aborrezco lo malo e ilícito. Te pido oh Allah, Grandioso y Generosísimo, por la verdad de esta tumba y quien se halla en ella, que me guíes hacia el camino que Tú elijas para mí y que Tú y tu enviado estén complacidos de él”. A pesar de la falta de apoyos, de recursos básicos como alimentos o agua, Imam Husein (P) inició su viaje, conocedor de la trascendencia de su destino. El reconocimiento y la aceptación de la desaparición definitiva no fue un impedimento para él (P) debido al respaldo espiritual de sus acciones. Dijo el Imam (P): “Allah quiso verlas a ellas prisioneras (las mujeres de Ahlul Bait) y Allah quiso verme a mi shahid en el camino de Allah”. Hay una máxima entre la gente de conocimiento que dice: “Todo aquello que ordena la religión lo ordena la razón. Todo lo que es ordenado por la razón es ordenado por la religión”. No existe ninguna dicotomía entre a orden divina y la razón humana en los sucesos de Karbalá. Como tercer Imam, Husein (P) partió para resistir a un gobernante que simbolizaba la profanación del Islam, cuando nadie más osaba enfrentársele. La preservación del Din se debe a Imam Husein (P), y esto es así no sólo por su adecuada comprensión de la realidad, sino también por su conexión íntima con Allah (SWT). Esta relación, que es una característica determinante de un verdadero místico, le permitió cumplir incondicionalmente con la Voluntad Divina. El propio Imam (P) al referirse a la motivación de su levantamiento dijo: “Yo no salí de mi ciudad por egoísmo ni por diversión, ni para corromper ni oprimir, sino que he salido para corregir la mala situación de la comunidad y revivir la tradición y ley de mi ancestro. Quiero ordenar el bien (amru bil ma’ruf ) y prohibir el mal (ua naha ayal munkar) y seguir el mismo rumbo que mi abuelo, el enviado de Allah (PBd) y de mi padre, ‘Ali Ibn Abi Talib (P)”. Es decir, Imam Husein (P) se levanta para restablecer dos de los mandatos islámicos que estaban siendo destruidos; ordenar el bien y prohibir el mal y restablecer la sunna del Profeta (PBd). Imam Husein (P) se levanta para que Allah se adorado nuevamente. A medida que la batalla física se convierte en inseparable de la espiritual, la muerte no implica derrota. La comprensión esotérica de los acontecimientos de Karbala, nos demuestra que la sangre los mártires, lejos de significar fracaso, fue lo que dio nueva vida a la revolución islámica. Imam Husain (P) y sus seguidores murieron, pero se mantuvo el Islam... El Imam (P) soportó durante sus primeros 9 años y medio de Imamato el gobierno de Muawiyah, sin levantarse, adoptando una actitud de prudencia con la que preservar a sus seguidores y sobre todo la llama del verdadero Islam. Al respecto dijo: “Ciertamente que Allah eligió a Muhammad (PBd) y lo honró con su profecía y lo eligió para Su mensaje y luego lo convocó hacia Sí, después de que su responsabilidad para con Sus criaturas hubiera concluido. Nosotros éramos su familia y los más cercanos, sus testaferros y herederos y los merecedores de su sucesión de entre la comunidad, pero un grupo se apropió de ese derecho. No obstante, nosotros, demostramos nuestra conformidad para evitar todo tipo de sedición y discrepancia entre los musulmanes y evitar la victoria de los enemigos en este suceso, y preferimos la tranquilidad de los musulmanes sobre nuestro derecho”. Pero más tarde, cuando el hijo de Muawiyah, el maldito Yazid llegó al poder, la amenaza al verdadero Islam se hizo mucho mayor por su público desprecio por las leyes del Islam. Dijo el Imam (P): “Os invito hacia el Libro de Allah y la tradición de Su Profeta. Ciertamente que hemos quedado en unas circunstancias en la que la tradición del Profeta fue muerta y la innovación fue revivida”. También dijo (P): “Se debe despedir al Islam cuando los musulmanes padezcan un gobernador como Yazid. Ciertamente que he oído a mi abuelo, el enviado de Allah (PBd) que decía: el califato es haram para la familia de Abu Sufian. y si algún día veis a Muawiyah sobre mi púlpito hendid su vientre. No obstante los habitantes de Medina lo vieron sobre el púlpito del Profeta pero no lo mataron. Y ya Allah les hizo padecer a Yazid, el corrupto”. Y dijo también: “Aunque ellos no me pidiesen hacer el juramento de fidelidad yo, de todos modos, no me quedaría sentado y tranquilo, ya que mi discrepancia con este califato no solamente es el tener que jurar fidelidad a Yazid -para que este asunto sea resuelto con el silencio de ellos y mi silencio- sino que la existencia de Yazid y su dinastía causó la opresión y extendió la corrupción y produjo alteración en los mandatos del Islam y es mi responsabilidad levantarme para corregir estas corrupciones, ordenar el bien y prohibir el mal; revivir la ley de mi ancestro, el Enviado de Allah (PBd), y el camino de mi padre ‘Ali (P)”. En una verdadera concepción mística de la vida, la acción debe mostrar una relación con el pensamiento. Los sucesos de Karbala no sólo tienen relación con el mundo temporal. Su éxito también se encuentra a través del cumplimiento de la verdadera función de un Imam, el establecimiento del tawhid. Con el maldito Yazid, el tiempo de la prudencia y la cautela llegó a su fin. Aunque la rebelión inmediata contra el nuevo tirano habría sido posible, el momento en que el Imam (P) se sublevó muestra su conocimiento de cuando esta acción tendría la máxima eficacia para alcanzar sus verdaderos objetivos. Los dichos registrados de Imam Husein (P) en esos seis últimos meses de su vida, muestran aún más su posición mística. Muchas de estas palabras son conversaciones personales con Allah (SWT), y en ellas se muestra la conciencia que el Imam tiene de su relación íntima con la Divinidad y de la verdadera naturaleza de Allah (SWT). Dijo el Imam (P): “Fuiste Tú el que limpió los corazones de tus amantes de algún otro, hasta que exclusivamente te amaron a Ti… Aquél que Te perdió, ¿qué ganó?. Y aquél que te halló, ¿qué perdió?. Aquél que aceptó a alguien o a algo fuera de Ti, perdió”. Sólo el verdadero místico es capaz de comprender que todas las manifestaciones terrenales son parte de la unidad suprema, e Imam Husein (P) encarna como nadie esta facultad. El Imam (P) no muestra miedo ante una muerte segura. A medida que su martirio se acerca, las palabras de Husein (P) indican una comprensión de sí mismo, del resultado de sus acciones y del efecto de su martirio. Dijo Imam Husein (P): “La muerte ha sido destinada para los hombres al igual que un collar para el cuello de las jóvenes, y yo estoy tan ansioso por ver a mis ancestros como Yaqub lo estaba para ver a Yusuf”. La voluntad de Imam Husein (P) para sacrificarse simboliza la pérdida de sí mismo en Allah (SWT). Las señales del impulso espiritual, la mística y la súplica a Allah (SWT), el aniquilamiento en Él, y no ver el yo ante Su Sagrada Voluntad, es lo que añadió al suceso de Karbalá esa majestuosidad, grandeza y eternidad. Dicho de otra manera, la dimensión del yihad y el martirio, viene como producto y resultado de ese estado místico y espiritual. De la actitud de Imam Husein (P) y sus compañeros en Karbalá, debemos sacar la enseñanza de que si se debilita el vínculo con Allah (SWT), y el ser humano cae víctima de sus arrebatos, y su atención es gobernada por sus pasiones, se debilita inevitablemente su poder para combatir al enemigo. El ser humano está expuesto a las pasiones y los deseos, y no es fácil resistirse a ellos, pero lo importante es que no permita que las pasiones internas, los intereses materiales y los deseos mundanos sean los que marquen el curso de su vida. Aquello que nos puede ayudar en esta lucha son precisamente las cuestiones espirituales y morales como la súplica, el recuerdo y la atención en Allah (SWT), y la purificación del alma limpiándola de los vicios como el egoísmo, la soberbia, la avaricia, la codicia, la envidia, el rencor, el mal pensamiento, o la inquina contra éste o aquél, por lo que debemos dar gran importancia a este comportamiento, teniendo en Imam Husein (P) y sus compañeros un claro ejemplo. El Islam quiere que la gente sea compasiva entre sí, que cada uno se preocupe del destino del otro, que se procure por los intereses de los demás y corrija sus errores, que cada uno suplique por el otro y se traten con amor y benevolencia, y como dice Allah (SWT) en Su Libro وَتَوَاصَوْا بِالصَّبْرِ وَتَوَاصَوْا بِالْمَرْحَمَةِ «Y se recomiendan mutuamente la paciencia y la misericordia» (Sura Al-Balad; 90:17). At-Tabari, en uno de sus libros, relata que Abu Bakr dijo: “Vi al Mensajero de Allah, poner un manto sobre ‘Ali, Fátima, Hasan y Husein. A continuación, declaró: “Oh musulmanes, estoy en guerra contra todo el que haga la guerra contra la gente del manto, y estoy en paz con aquellos que muestran paz hacia ellos. Soy amigo de los que se hacen amigos de ellos. El que muestra su amor hacia ellos será uno de los bien nacidos. Nadie los odiará, salvo quien sea de origen miserable y de mal nacimiento”. Abu Ya’far Ahmad al-Muhibb al-Tabari, “Al-Riyad al-nadira” (Cairo, n.d.), II, 199. Otras versiones de esta tradición, ver Murtada al-Husayni al-Fayruzabadi, “Fada’il al-jamsa fi sihah al-sitta” (Nayaf, 1384), p. 252.
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 08:48:58 +0000

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