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Siempre trato de escribirle a la vida, este relato tiene la pasión por la música, es un caso en parte real, trata sobre una joven artista tratando de superar sus obstáculos, la música le da la vida, pero su enfermedad le atrae consecuencias, pero tiene un sueño que en la vida real lo realiza, componiendo una sonata, ella permaneció dos meses en coma, cuando su amado José mostró lo que había creado, la música que planto en todo los corazones humanos, espero les agrade. Carolina. Es aquí en este mundo cuando te das cuenta que no todos somos iguales, yo pertenezco a los seres que optan por convertir los problemas en soluciones, doy el corazón para obtener paz, apoyo a los más necesitados y se de aquellos que sufren con dolor, yo alivio su trance o trato de hacerlo, alivio su maldición. Soy Carolina, nací en Foston, mi niñez fue tan rápida que los juegos fueron tristeza, nací con cáncer y con un padecimiento en el corazón, mi familia se alejo de mi, dejándome sola con mis abuelos, yo viví para ser diferente; mi abuela-mama me preparaba siempre mis quesadillas; era contenta cuando mi abuelo-Papá me cargaba entre sus brazos, esos recuerdos fueron divinos; pero, les contaré mi adolescencia, la crueldad de la vida, mis fascinaciones por la oscuridad, por la paz que abriga la noche. Fui siempre sincera, una persona honesta, que irradiaba bondad en cada partícula de mi cuerpo, creo que no me merecí todo lo que paso conmigo; pero aun así, acepto esta realidad. Tome las llaves de mi apartamento para dirigirme a mi escuela, yo estudiaba música en La real academia Fermata; yo vivía sola con mi perro Bragui; era un fiel compañero; nunca me dejaba sola; mis abuelos-Papás habían fallecido hace un año y tenía la maldición de ser perseguida por mis padres biológicos, ellos se aferraban a hacerme la vida imposible, siempre me preguntaba, ¿por qué lo hacían si son mis verdaderos padres?, creo que tenían sus razones, quizá una chica enfermiza en su familia no era lo deseado o quizá mi madre no era mi madre y fui adoptada por mi padre de pequeña y dada en adopción por mis abuelos, pero esa historia no la sé. Pasaba por el jardín de la escuela cuando alguien me hablo, sentí un fuerte frio, decidí voltear tranquilamente y vi casi la muerte pasar, era mi madre tratando de decirme que mañana vendría a verme Néstor; mi exnovio, ella con una risa malévola y una mirada de maldición dejo caer este nuevo tormento, salió caminando alejándose de mí y dejándome un mal sabor de boca. Néstor fue un amor que solo causo inflamación en mi corazón, el era un demonio, un alacrán de fuego, trato de asesinarme; si no fuera por Bragui que le soltó una mordida en el pie, yo estaría muerta hace tiempo, el es un ser despiadado, solo viene a maltratar mi pobre alma. Llegué a mi salón con mucho miedo y preocupación, mi maestro de Facultades musicales noto mi intranquilidad, preguntándome un ¿estás bien?, respondí con una sonrisa peculiar en mí cuando los problemas se avecinaban – todo está bien, no se preocupe, respondí y me apresuré a apuntar la melodía que ensayaríamos por la tarde. Todo balanceaba la nostalgia, mi paz se abatía con la llegada de Néstor, pensé en cómo evitarlo, pero mi cruel destino era enfrentarlo. Las horas pasaron ya era momento de ensayar, tomaba mi chelo con cuidado; era como una reliquia para mí, mi abuelo-Papá me lo obsequio; el con fuerte voz y fraternal me dijo que este violonchelo fue creado por un gran músico y llevaba una inscripción en la parte trasera; si mal no recuerdo dice: -soñar está ahí, solo siente. Amaba tanto la música que cuidaba mucho mi instrumento; mi compañero Ferd Me acompañaba con el violín, en el fondo un percusionista y mi maestro Moises nos instruía, perdía el alma a cada instante, mi cuerpo viajaba, mi alma crecía con estas sutiles notas. Todos nos despedimos con mucha pasión; salí algo aprisa para llegar pronto a casa, mirando entre las calles, tratando de ver si Néstor se aparecía; tome la avenida más cercana, camine algunas cuadras y llegue impasible, Bragui corrió entre mis pies y lo tome abrazándolo, me apresuré a comer para ir a dejar el libro que Darí me había prestado. Me congele en un instante y los nervios cedieron paso, tuve un mal presentimiento; en eso tocaron la puerta; tuve un pánico enorme, pero abrí la puerta lentamente, y era él, aquel personaje de traje siniestro de alma impura, con una voz grave me tomo de la mano diciéndome, -por fin te encuentro, con fuerza me impulse hacia atrás, pero en sus ojos se notaban sus malas intenciones, en eso rogué a dios que me ayudara, mire a mi alrededor tratando de buscar algo para protegerme. - Basta, que buscas, estamos solos, tu madre me ha dicho que de hoy no pasarás, detesta tu alma… Mis lagrimas rodaron por mis mejillas, el apenas trataba de tomarme de nuevo cuando el frio invadió el lugar y una voz se escucho en el fondo. - ¿Pasa algo? Dijo un joven desconocido. - Juré haber escuchado gritos, y tuve el importuno de mirar por aquí, espero no molestar. - Pasa Alfonso, estás en tu casa, bienvenido. Dije inconscientemente, mintiendo para que Néstor se fuera de mi vista. El joven miro mis ojos azules; notó irritación, al parecer se dio cuenta de una mala situación y sin negarme la bienvenida, respondió: - Muchas gracias, tiene mucho que no te veo, ¿Cómo estás? Aclaró conocerme y Néstor salió huyendo, como si el diablo lo persiguiera, en ese momento mi llanto no tuvo consuelo, llore profundamente y el joven me abrazo. - ¿Qué pasa ángel, que pasa? Me sorprendió su amabilidad y el tono de suavidad de su voz, así es que me tranquilice, respire profundamente y pregunte: - ¿Cómo se llama usted?, disculpe mi atrevimiento en invitarlo sin conocerlo, pero ese joven que salió de mi casa, molestaba mi calma. - No tenga cuidado hermosa dama, yo tuve un presentimiento y traté de ayudarla, mi nombre es José, vivo cerca de aquí, pero nací en el puerto de Mateo. Su voz tranquilizaba mis sentidos, y me propuse a invitarle un poco de café. - Tome un poco de café - Gracias hermosa dama No dejaba de aludirme, parecía un ángel caído del cielo, ya tenía suficientes problemas y tenía el presentimiento de que la suerte se avecinaba, así es que conversamos un poco, conocí un poco de su vida y el de la mía, nunca pensé coincidir con él, el amaba la poesía y la música al igual que yo, me alegre tanto que sonreía mucho. Se despidió, pero no sin antes volver a regresar, me aseguro que mañana vendría más temprano y que se quedaría conmigo todo el día, pues mañana era sábado y con mucho gusto estaría muy contenta con su compañía. Me dedique a alistarme para salir, visitaría a Darí en unos minutos, le deje comida a Bragui y cerré la puerta con seguro. Me quede pensando en Néstor, aunque de poco a poco lo olvide, el clima enfriaba mis labios, subí el autobús que me llevaría a la calle dranes, cerca del hospital regional, Darí vivía a dos cuadras más. En el camino miraba las personas con sus vidas, a los árboles crecidos y esa música que despedía el etéreo ambiente. La soledad de mi alma, quería por primera vez dejar de ser soledad, pensaba demasiado en José, después de todo el salvo mi vida en este día, el trabaja independientemente, tiene su propia empresa de artesanías…. Salí del autobús, camine un poco y miré la hora, exactamente ocho de la noche; bueno creo que era una buena hora de visita, las calles estaban algo solitarias, pero a que le podía temer ya, si lo que más temo me está pasando; toque la puerta y me abrió el padre de Darí. - Buenas noches, ¿se encuentra Darí? - Hola, si se encuentra, pero pasa, eres bienvenida. Su padre era muy comprensible, la amistad que tenia con su hija era desde la infancia, así es que era como su segunda hermana, que por cierto ella era hija única. - Siéntate, ahora viene está en su cuarto, deja la llamo. Suspiré por un rato, pensé en contarle mi historia, me dedique a esperarla…. - Estaba preocupada, pensé que no vendrías, disculpa hoy no pude visitarte, mañana la pasaremos juntas todo el día. Darí dijo con una suavidad y un rasgo de preocupación, somos dos hermanas que se aman demasiado, nos fascinan las mismas películas, incluso la música. - Disculpa si te preocupe, tuve un día pesado, te diré que… Pasamos tres horas platicando sobre lo ocurrido, lloré un poco y ella solo trato de aliviar mi dolor, pero le dije que no todo resulto tan malo; pues, conocer a José fue estupendo. Mañana será un día nuevo y planeamos ensayar la sonata de invierno de Vivaldí; si, Darí tocaba el violín y estudiábamos juntas, solo que con horarios distintos. No me percate de que las horas habían muerto rápidamente, le había entregado su libro, ella había escrito este fascinante libro de fantasía, un titulo peculiar que me lleno de magia el alma, “imperio de frio”, ella siempre se destaco por su imaginación y su increíble intelecto y su curiosidad por manualidades, me despedí de ella con un fuerte abrazo y estuvimos de acuerdo en vernos a las 12, quizá José llegaría más temprano, así se conocerían y pasaríamos un buen rato de charla. Llegue a la parada de autobuses para llegar a casa, el tiempo en el que me dedique a viajar pensaba en cómo olvidar mi pasado monstruoso, todo me daba vueltas, todo era complicado, pero mi alma quería navegar nuevos horizontes, aunque mi enfermedad me lo impidiera, mi grandiosa sensación de hacer cosas nuevas me mantenían empeñada en hacer nuevos logros. Llegue congelándome, un frio abrazador me tomaba de sorpresa, las puertas de mi casa estaban heladas, tome las llaves y abrí tranquilamente, mientras Bragi ladraba con fuerza. - Llegue corazón mío, con que no te comiste tu comida… Pase largo tiempo con él, conversándole mi tristeza; preparé las notas de invierno de Vivaldi y limpie cuidadosamente mi chelo, ya pronto la meda noche abrazaría mi ciudad, la total obscuridad abundaba en todo lugar y yo pronto dormiría. Estaba segura que mañana sería un día especial, algo dentro mío llenaba de magia y un suspiro mi corazón y me dedique a acostarme junto con Bragi, esperando que el día nos convirtiera en nuevos soñadores. Tocaron la puerta ligeramente, Bragi ladró y la noche había pasado, mire el reloj y las 9 en punto marcaba, antes de abrir pregunté; y cuál fue mi sorpresa, era José y yo aún sin alistarme. Abrí y con su sonrisa me cautivo: - Pasé la noche pensando en usted, y no pude evitar hacerle un poema, tome si gusta puedo leérselo. - Gracias, pero hablemos de tu, aunque no nos conocemos demasiado, reconozco tu buena voluntad hacia mí, pasa y con gusto escucharé tu poema. Quien lo diría, esta mañana fue la más alegre, los pocos rayos del sol alumbraban mi alcoba, abrí un poco las ventanas, preparé café y sin pasarme de una manita de gato. - Toma José un poco de café, el sol ha salido, pero el frio sigue manifestándose. - Gracias hermosas dama. El era todo un caballero, un amable sujeto que en sus ojos se notaba ese ángel que montaba los cielos, ese caballero romántico que buscaba los más eufóricos sentimientos. - Quizá te parezca raro; pero, he pensado en ti, por esos ojos que me hablan, por esa voz que me hace convertirme en soñador, esta poesía traté de convertirla en oxigeno, para que tú puedas aspirar sus más sensibles versos. Me admiraban sus palabras, me aludían increíblemente pasando por todo mi cuerpo, me hacían aliviar los dolores y sentir una hermosa tranquilidad. - Ahora sí, si gustas puedes leerme tu poema. Sorbió un poco de café y recito tibiamente: Claramente vi un atardecer en la noche No estaba loco; tú, un crepúsculo Que navegaba de noche, eres mujer divina Un astro que no finge problemas Tú la conducta absoluta de la luna La poseída por sensaciones inolvidables La compositora de música clásica Un retoño nuevo que veo enfrente mío . . , Continuó recitando hasta terminar con un final épico. Diosa de un mundo mágico Donde guerreros buscan tu belleza Para darte su corazón, darte su vida eterna Mírame a mí que yo soy más que un dios Soy un poeta, un domador del mar Una pasión que envuelve el corazón. Su magnificencia por la poesía era absoluta, le aplaudí y le pregunté si se dedicaba fielmente a escribir, el con una voz sensible respondió que solo lo hacía por amor a todo. Pasamos tiempo conversando sobre algunos problemas que tuve con mi madre, de pronto alguien toco la puerta, y pregunte curiosamente: - ¿Quién es? Me respondió Darí tranquilamente, y abrí felizmente mi puerta. - Pasa hermanita, pasa… - Gracias, te traigo un poco de comida que preparó mi mamá, to… Detuvo su conversación al ver a José; el saludo amablemente, pero ella siempre fue desconfiada - El es José, es de quien te platiqué ayer, es una buena persona, José ella es mi querida amiga Darí. - Mucho gusto Darí, un placer conocerla. - El gusto es mío Ella continúo diciéndome que todo lo que prepara su mamá lo hace con mucho amor para mí, le di las gracias y antes de ensayar comimos a gusto. Tardamos una hora y le dije a José que era su día de suerte, pues en poco rato ensayaríamos una pieza que tratábamos de transportar en estos dos instrumentos. El nos miró atentamente, sacamos los instrumentos, Darí preparo sus partituras, mientras yo acomodaba mi atril, no nos dejaba de mirar, parecía un águila mirando su presa. Ya una vez acomodadas en la sala, nos miramos y empezamos a tocar desde el principio, ya casi lo terminábamos, solo nos faltaba algunos pequeños detalles del final. Todo el clima cambio, los ojos de José brillaron, nuestras almas viajaron lejos, volaron tan lejos que las notas tapizaron todos nuestros oídos, nos sentíamos como dos ángeles, como un sonido que avalancha todo a su paso. La sonata duraba alrededor de 10 minutos, nos detuvimos antes de terminarla, los últimos compases tenían que ser mezclando el chelo y el violín. José nos aplaudió y dijo una frase tan profunda que nos incito a proseguir ensayando, al punto de que hoy terminaríamos la sonata. - Escuche esa magia que convierte el cuerpo en formas distintas, escuché hablar a sus manos, y lo que escuche fue su despertar, un despertar que alivio la soledad, magnifico, son magnificas. Las dos reímos agradeciéndole, su forma de aludir nuestro melodía nos dios una sensación de alegría, preparamos los últimos compases y tocamos de nuevo. Todo parecía excelente, estábamos terminando la sonata cuando sentí un dolor fuerte en mi corazón, me desvanecí y Darí me tomo rápidamente, lo último que escuche de José fue-¿Qué sientes?... . . . - despertaste, ¿dime como te sientes? - bien, ¿Dónde estoy? - en el hospital regional, te desmayaste y rápidamente te trajimos. - ¿Dónde está José?, tuve un sueño, necesito contárselos… La muerte siempre está en todo momento, nunca imaginas cuando te toma por sorpresa, ella vive dentro de la vida, podría ser la vida disfrazada de muerte, es el péndulo de un reloj, la que marca la hora y el momento en que todo debe de terminar. Olvidar que la edad no importa y que solo para comenzar de nuevo tienes que nacer, quisiera nacer de nuevo, desearía vivir diferente; pero, heme aquí, en este hospital con mi única amiga Dari, preocupada por mí, en este momento solo pienso en lo que soñé, en esa voz que pidió que deseara lo que más sueño. Llego José muy preocupado y con ojos tristes… - No estés triste José, sigo viva, esto me a pasado anteriormente, quizá te sorprenda, pero para mí es algo común, tuve un sueño y deseo contárselos. José me tomo de la mano, mientras Darí miraba nuestros rostros, y empecé a contarles poco a poco: - Caí profundamente en un sueño obscuro, todo era obscuro, pero de pronto empecé a sentir una briza fresca, escuche una voz tranquila y amable, me dijo que se llama Aarón, yo solo me dedique a escuchar, en eso vi mi violonchelo brillar y el me dijo que pidiera un deseo al mismo tiempo que lo tocara, me acerque y empecé a tocar y de mi solo nacieron estas palabras: Lo único que deseo es estar en el corazón de todo, vivir eternamente en la música, el misterioso Aarón me respondió con Un, así será, solo no olvides tocar el violonchelo, lleva la marca de la eternidad. Quizá en mi muerte pasajera, alucine tal sueño, pero José y Darí se sorprendieron, yo lo único que deseaba era tranquilidad y vivir en de corazón de todos a través de la música. Aunque pensaba que ya eran mis últimos días aquí en este mundo, solo deseaba componer mi última melodía, esperando que todo mundo la escuchara. Pasé dos días internada, el doctor me dijo que me mantuviera en constante cuidado, que tomara mis medicamentos necesarios, y que tal vez mi corazón no soportaría otro ataque más, no dije nada a José sobre esto, pero Darí estaba enterada de todo. Me aliste para salir y justamente cuando llegaba a casa, mi maestro de música me esperaba en la puerta, me dio un fuerte abrazo y me dio una noticia. - Estoy aquí para anunciarte que se cambio la fecha del evento donde tú y Darí tocaran la sonata de Vivaldi, será mañana a las 8 de la noche… Le hice pasar y conversamos acerca de mi recaída, y terminamos de conversar justamente cuando llegaba José, Darí nos acompañaba en la conversación, la razón por la que José se ausento es porque trabajaba hasta tarde. - Bueno, se que has recaido, pero traten de ensayar, yo se que darán lo mejor de ustedes. - Si, no se preocupe, Darí y yo terminaremos hoy la sonata, mañana todo saldrá bien. Mi maestro se retiro, despidiéndose de José y Darí, después de eso, los tres nos miramos los rostros, como queriendo decirnos más palabras, pero nuestro silencio lo decía todo, José Preocupado por mi y Darí triste porque bien sabía lo que me pasaba. - Anímense, esto parece un velorio. Tome la mano de los dos y con una sonrisa, aplaca sus temores, yo siempre trataba de ser optimista, nunca dejarme llevar por mis tristezas, aunque cuando llegaban eran bienvenidas. Así es que le dije a Darí que ensayáramos la ultima parte de la sonata, ella tomo su violin y yo el violonchelo, José se sentó para escucharnos. Nunca pienso en morir, siempre he querido vivir mucho, trato de tomarme la vida como viene, la amo, amo a los que me aman, soy un circulo de sol, una cuerda de guitarra, un piano con trece octavas, una batería que suena en los horizontes, nunca me dejo vencer y esta vez no lo haría. Ensayamos sin parar, hasta terminar por completo la sonata, quedamos satisfechas y José con larga risa nos aplaudía. - Su talento es formidable, cada nota me llega al alma José asintió, mientras yo escuchaba su voz y miraba sus ojos de poeta. La noche nos había tomado por sorpresa, Darí se tenía que ir y José esta despidiéndose de nosotras. - Mañana estaré en su concierto, no me lo perderé por nada, recuerden, tiendan esos espíritus y déjense poseer por la música, ustedes son la música, hasta luego lindas damas… Salió caballerosamente y como siempre con su rasgo poético entre las venas, tomé un café con darí y nos despedimos, ella estaría mañana temprano para dar un último ensayo. Llego de nuevo la soledad, Bragui estaba acostado a lado de mi cama, y empecé a llorar en soledad, solo yo me sabía sentir, aunque desearía que José me estuviera abrazando y que tranquilizara mi tristeza, llore por unos breves instantes más, y decidí acostarme, el frio apuñalaba mi cuerpo, yo dormí esta noche eternamente. - ¡Otro sueño! Desperté repentinamente, el día ya había cobrado vida, y desperté con un sueño muy interesante, escuche una melodía que inspiraba mi alma, que perseguía los vientos y que juraba una existencia de vida, me apresuré a tomar el violonchelo, de pronto todo vibro, sentí un increíble ritmo dentro de mí, tome mi cuaderno pautado y escribí las notas que llegaban a mi… Pase exactamente media hora y tenía una nueva composición, a esta la llamé: Noche de noche. Increíblemente, pude componer muy rápido, volví a tocarla y decidí que la presentaría hoy, sería algo especial que prepararía para el evento, sé que mi maestro se sorprendería. En eso, miré el grabado de mi chelo y ahí seguía la frase: “soñar está ahí, solo siente”. Nunca dejo de pensar en lo afortunada que soy por sentir la música, me siento feliz este día, mi corazón palpitaba con normalidad, así es que guarde todo y solo deje que la mañana siguiera su camino, esperando llegará la tarde para alistarme al evento del día de hoy… Pensé en mi futuro, aunque mi destino fuera corto, pero pensaba en todo, me preparé para salir, esperando llegara Dari, mis nervios se iban, miraba a Bragui durmiendo, el crepúsculo llamaba a esos antiguos dioses de la noche, para darnos sus vestigios. Todo paso rápidamente y sin más ni menos, estábamos en el escenario, yo alistada para tocar, pensando solo en la música, todo era bello, la gente aplaudía, Darí estaba emocionada, pero tranquila, cuando toco el turno de tocar, el viento soplaba y la armonía daba ejecución en cada palpitar de mi alma, nos subimos al escenario y tocamos como dos fervientes sueños mágicos. Cuando todo paso, las personas nos daban su corazón con esos magnificos aplausos, todo era excelente, mi maestro me abrazo con alegría y en ese momento le dije que tenía planeado tocar mi propia sonata, el con gusto me anuncio, toqué con el alma, el momento era excelente y mi sueño se había cumplido, todo era mágico y sin pensarlo caí al piso, sin movimiento pude mirar cómo se acercaba José y mi maestro, yo pensaba que esta vez sería mi última respiración, pero no fue así… Desperté en una camilla, vi una sombra que platicaba con una enfermera, que poco a poco se acercaba a mí. - Despertaste... Escuche una voz cálida y amorosa, era José abrazándome sin parar, llorando porque yo había despertado. - Estuviste dos meses en coma, pero yo estuve cuidando de tus sueños, escucha alguien te grabo mientras tocabas tu sonata, escucha… El tenia un reproductor de música en sus manos, me sorprendí y solo pude mirarlo, tomando su mano y escuchando la melodía que cambio el alma de muchas personas, el sueño que tuve se hizo realidad, y decidí titular mi composición como: “Latidos del mar”. José L. Aguilar G.
Posted on: Tue, 19 Nov 2013 07:52:16 +0000

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