Tratando de responderme esa pregunta, recordé lo que me había - TopicsExpress



          

Tratando de responderme esa pregunta, recordé lo que me había explicado en una entrevista, años atrás, el antropólogo Marc Augé. En el capítulo que escribió para un libro colectivo donde se analizaba el impacto global provocado por la muerte de Lady Di —“Diana Crash”, se titula la obra—, Marc Augé había destacado una frase de Stendhal (1783-1842): “La gente feliz no tiene historia”. Esa afirmación me había impactado, mucho. Y me había hecho pensar en la atracción que generan las entrevistas televisivas en las que alguien cuenta sus desgracias, tristezas o problemas. Cuando estuve frente a Augé, le consulté sobre el asunto. Y él me explicó que, efectivamente, la infelicidad es mejor narradora que la dicha. Y que la tele no escapa a las generales de esa ley. “Eso viene de la tradición —me dijo—. Tanto en las religiones como en los movimientos proféticos o en las sectas, lo que hace que la gente se acerque a ellas, y que hable, es la infelicidad. La confesión es la primera forma de la narración literaria. Cuando somos felices, ya no tenemos nada más que decir”. Luego, el prestigioso antropólogo francés se remontó en el tiempo: “Ya lo había advertido Platón —me hizo notar—: la infelicidad es conversadora. Cabe aclarar que eso no es siempre así y que tampoco se aplica a todos los tipos de infelicidad. Pero, como regla general, la infelicidad es más charlatana que la felicidad, porque en la desgracia uno tiende a buscar alivio. Hablar es buscar a Otro, establecer un mínimo de relación”. Quizás todo eso explique algo de lo que sucedió anoche en el living de Susana. En la vida real, un amigo, pariente o vecino que nos confiesa ser feliz es para cualquiera de nosotros un motivo de alegría, porque se trata de gente a la que apreciamos personalmente, gente que forma parte de nuestra propia biografía. Pero esa misma escena trasladada a la TV pierde atractivo, porque en la tele buscamos un relato. Y como bien explica Augé, quien es feliz ya no tiene nada más para decir al respecto. Tal vez por eso, Susana casi no hizo preguntas. Obviamente, expresó su regocijo ante las bendiciones que la vida le está deparando a Dady y los suyos. Del otro lado de la pantalla, uno también se sentía satisfecho de saber que el destino está siendo generoso con un actor cuya carrera seguimos desde hace tantos años. Pero, dicho eso, ya no había más relato. Y lo que esperamos de la tele —no sólo en la ficción sino también en las entrevistas— es que nos cuente una historia. A mi modo de ver, lo que anoche en el living de Susana es que faltó una historia.
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 07:12:06 +0000

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