UNAS PINCELADAS AL PAPEL Es increíblemente triste hacerse cargo que uno, a cierta edad, pierde ese “amor propio” adentro de la cancha. Es espinoso recordar esos partidos que jugaba con el cuchillo entre los dientes dejando el alma en cada pelota y ahora verse en un habitad que de repente se transformo en extraño, como si hubiese pasado a ser de protagonista a actor de reparto, avergonzado, derrotado, inhibido ante esa garra de mis propios compañeros que disputan cada pelota con el rival, frente a mí, como si fuese una gota de agua en el desierto y yo desentendido de la jugada, pensando en el tercer tiempo, pensando en esa chica que hoy me pidió que le saque el freno de mano porque no podía y el campeón (osea yo) voy, se lo soluciono y me despido con una sonrisa y guiño de ojo a lo Cacho Castaña y sigo rumbo al centro con mi perra, con el pecho inflado a punto de explotar por la presión que hace la campera… “Dale che! metete en el partido que te necesitamos” escucho de mis compañeros, respiro hondo, pienso en la chica, en el tercer tiempo, en Cacho Castaña y corro por toda la cancha. Así es el fútbol.
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 03:11:13 +0000
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