«Ya le he dicho que nos infiltraremos en el pueblo. ¿Sabe que - TopicsExpress



          

«Ya le he dicho que nos infiltraremos en el pueblo. ¿Sabe que somos ya terriblemente fuertes? Los nuestros no son sólo aquellos que matan e incendian, o emplean armas de fuego al estilo clásico, o muerden. Esos sólo son un estorbo... Escuche, los tengo a todos catalogados: el maestro que, coreado por sus discípulos, se burla de Dios y de la cuna de ellos, es ya nuestro; el abogado que defiende a un asesino ilustrado porque es más culto que sus víctimas y porque tuvo necesariamente que asesinarlas para procurarse dinero, es ya nuestro; los escolares que dan muerte a un mujik para percibir la sensación de matar, son ya nuestros; los jurados que absuelven a los delincuentes son todos nuestros; el fiscal que se estremece ante un tribunal porque teme no ser lo bastante liberal es nuestro, nuestro. Lo son también los funcionarios, los literatos y muchos otros, muchos, muchísimos, aunque ellos mismos lo ignoren. Además, la obediencia de los escolares y de los tontos ha llegado a su tope; a los maestros se les ha reventado la vesícula biliar de tanto rencor; por todas partes reina una vanidad de dimensiones pasmosas, los apetitos son brutales, inauditos... Cuando me marché, hacía furor la tesis que equiparaba el delito a la demencia; cuando vuelvo ya no es demencia, sino sentido común, casi-casi un deber o, por lo menos, una noble protesta. "¿Cómo no ha de matar un hombre educado si necesita dinero?" Pero esto no es más que el principio. El Dios de Rusia ha capitulado ante el vodka barato. El campesinado se emborracha; se emborrachan las madres; se emborrachan los hijos; las iglesias están vacías... Ahora son indispensables una o dos generaciones libertinas, de una perversión nunca vista, monstruosa, procaz, del género que hace de un hombre un animal asqueroso, cobarde, cruel y egoísta. Eso es lo que se requiere. Eso y un poco de sangre fresca para ir acostumbrándonos... Predicamos la destrucción porque... ¡porque es una idea tan sugestiva! Pero es preciso, sí, desentumecer los músculos... Provocaremos incendios... Propagaremos rumores... Hasta el grupo más despreciable nos será útil... Entre esos grupos le buscaré a usted voluntarios hasta para meterse en el fuego, que todavía le darán las gracias por hacerle tal honor. ¡Estallará el motín! ¡Una revuelta como no ha conocido el mundo otra...! Rusia se nublará, y la tierra llorará por sus viejos dioses...» —Fedor Dostoievski, Los demonios, trad. Buenos Aires, La Página, 2008, pp. 437-9.
Posted on: Sun, 08 Sep 2013 05:29:54 +0000

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