hoy me ocurrió una situación tan particular que me obligó a reflexionar: fui al banco (el viernes me olvidé la tarjeta en el cajero) y me encontré con que en la cola sólo habÃa una mujer. Me paré detrás a esperar mi turno. Un biombo de cristal no nos permitÃa ver lo que sucedÃa en las ventanillas, al parecer nadie estaba siendo atendido. Gobernaba el silencio. - Disculpame, ¿sabés si las ventanillas estarán ocupadas? la miré con cara de no ves que recién entro. Iba a decirle: "Hace unos pasos y fijate, de última te volvés" pero el ¡trimm! del tablero me interrumpió. - Ay pero marca 62, y yo tengo el 63- - Por qué no vas igual, me parece que hay una ventanilla desocupada. Se acercó despacio, como quien está a punto de atreverse a una locura, y cuando confirmó que efectivamente estaba en condiciones de ser atendida, volteó, me dio una mirada satisfactoria y se perdió tras el cristal. terminados los trámites volvió a aparecer en escena, otra vez me miró, pero esta vez en lugar de caminar directo hacia mà rumbo a la salida, dio la vuelta larga tras otro cristal que ordena las filas cuando el banco está lleno. Hayo que el sistema ha hecho de esa mujer una máquina preparada para morir congelada tras un semáforo trabado en color rojo.
Posted on: Thu, 15 Aug 2013 01:10:13 +0000
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