sábado, 21 de septiembre de 2013 “Bájate pronto de ahí, hoy - TopicsExpress



          

sábado, 21 de septiembre de 2013 “Bájate pronto de ahí, hoy me quedo en tu casa” 21 de septiembre “Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría”. Lucas 19,7 Siempre hay personajes en nuestros barrios que son bocadillo de todos, sobre todo aquellos en donde la gente se conoce, en otros ni se alcanzan a ver nunca. Pero en las barriadas de la gente común todos se conocen y todos se chismean de los unos y los otros. El pequeño gran Zaqueo era sin duda tema del barrio y de la zona, pues era de la calaña de los más odiados en aquellos tiempos. Cobrar impuestos para Roma ya era ganarse el odio general por defecto, encima eso de pertenecer al pueblo al que le estás cobrando a nombre de sus conquistadores era acumular odio para varias vidas, si fuera el caso. Pues bien el buen Zaqueo era eso y más, pues era el jefe de los que hacían eso. Y no hace falta mucha materia gris para saber que desde aquel entonces ya se practicaba que de mano en mano se llegaba a perder hasta un elefante entre las cuentas del fisco. Se cobraba una cosa y se reportaba otra, y por supuesto por más odiado que fuera, de enemigo nadie lo quería, pues hacerte enemigo del ministerio o la secretaria de Hacienda no es negocio que deje más que en la ruina, en fin, nada nuevo debajo del sol. Parece ser que el gran odio de altura que se sentía por Zaqueo era proporcional a su estatura, pues aclara el pasaje que era bajito, lo que lo termina haciendo una especie de caricatura en el pasaje. Cuando Jesús entra al pueblo de este cobrador, ya era fiesta del pueblo, todos hacían por ver al profeta, o al candidato a ser el famoso Mesías. Zaqueo tiene que subirse a un árbol para poder ver al Señor, no dice si pidió ayuda o no, pero si quería verlo mínimamente pasar, tenía que buscar un punto alto, como por ejemplo un árbol. (sería bajito pero, o era arriesgado o era ágil a pesar de su corta estatura, la cosa es que terminó en posición privilegiada de palco). Cuando se presume de que hay un profeta entre la gente, se presume también que por lo mismo ha de saber con quien se mete, y por lo mismo se ha de cuidar de gente especialmente dañina, a la que todos la ven con cara de peste y pecado encarnado. A todos se les paralizó el corazón cuando Jesús le grita a este chaparrito fiscalizador de Roma con toda alegría: primero le dice por su nombre, no le dice, estimado inspector del fisco, lo increpa personalmente.(Eso siempre será de total impacto, que Dios te llame por tu nombre). Lo saluda y le ordena, ¡baja de ahí!, (antes no se cayó del susto) avisándole de paso que esa noche va de huésped a su casa. ¡Todo esto en una sola frase!. Dios no se queda con nada, sus planes siguen sorprendiendo a todos siempre hasta hoy. Zaqueo había hecho un esfuerzo para estar donde estaba, quién sabe si hasta pagó para que lo subieran, o le hizo una rebaja a alguien en su deuda para que le consiguieran un espacio en el árbol. Si te arriesgas a ver a Dios, a acercártele, Dios no la va a dejar pasar, pues para nuestra sorpresa es Él el que ha puesto en nuestro corazón el querer buscarle desde donde estamos y con lo que somos. Eso sí, para terminar de encontrarlo, de sentirlo, de saberlo, de abrazarlo y acompañarlo, se nos va a pedir que nos bajemos de donde estamos, que nos bajemos PRONTO de todo aquello que nos envanece, nos engríe, nos alimenta el orgullo y nos hace (en automático) pensar y actuar como si fuéramos más que los demás. San Agustín insiste que en la Biblia donde diga alegría, no le busquemos explicación alternativa al concepto, pues es alegría. Y esa sensación, ese sentimiento, esa reacción era prácticamente nueva para Zaqueo, quien lo que menos hacía era hacer sentir alegre a nadie con su trabajo. Ya sabemos las reacciones de las personas del pueblo, ¡qué hace este comiendo con esta clase de gente!, ¡qué no sabe que es un explotador del pueblo!. Pero al final los hechos superan a los chismes, Zaqueo le asegura al Señor que si ha robado (que era lo más probable, ya fuera él, sus subalternos, o la institución que representaba) iba a regresar hasta cuatro veces más a los afectados. Un viejo refrán chino dice que cuando estés feliz no prometas, pero acá ya no era solo cuestión de euforia, era cuestión de conversión, la salvación que se hospedó en casa de Zaqueo se había metido más allá de la cocina, llegó hasta el corazón del mismo anfitrión. ¡Cómo estaría el asunto que podía devolver o resanar hasta cuatro veces lo robado!. Lo cierto y claro es que Zaqueo está libre, y en su liberación, como suele pasar con los hombres que Dios toca, bendice a mucha gente, ¡a mucha y bien!. Hasta ahí todo era anécdota, la subida al árbol, la bajada del árbol, la voz de Jesús, le entrada de Jesús a la casa del non grato cobrador de impuestos, el compartir, el estar y tener a Jesús en donde vives, que te vea, te hable y acepte fue suficiente para que Zaqueo supiera que hay otro reino y otros niveles más allá de su pequeño y hacendario mundo, eso lo lleva a liberarse, a quitarse las cadenas de una deuda mayor que ni él ni nadie podía pagar, era un impuesto incobrable pero obligatorio, el de la salvación. Por eso cuando Jesús escucha y ve los hechos que salen del corazón de este pequeño pero decidido hombre de negocios, cuando lo ve libre y liberando es cuando el mismo Jesús grita ¡La Salvación ha llegado a esta casa!. Que Dios dé ese mismo grito en nuestras vidas hoy.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 19:54:57 +0000

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