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...y que hacer cuando el humo de una nueve te seduce con insomnio?... que mas da, si tu alma se te escapa al carajo con cada lagrima que derramas?... Caía la claridad nuevamente, y la luna aun dormía fantaseando pesadillas. El griterío de los espectros rondaba mi divague de sombra acorralada, por los limpiamocos baratos que conseguía por ahí, en mis ratos de realidad... Herido hasta la frente, me empecinaba en besar la pared, con la desesperación de mis pensamientos; los grandes sorbos de vinagre y nafta me ayudaban a medias, brindándome el coraje necesario para destruirme sin fallecer... aunque me alejaban de ver alguna solución que me defendiera de los fantasmas que se burlaban de mi tergiversada lucidez... De a ratos, las pastillas se estancaban en los cráteres llenos de lava que corrompían mi garganta, y ni siquiera los mas jugosos besos de vodka, las hacían correr de mi sed... El piso temblaba mareando mis piernas, la inspiración escupía esos movimientos, derramando sangre sobre un muerto papel... A pasos de llanto fácil, la vereda destinada a mis huellas, se iba transformando en arenas movedizas que succionaban mi pellejo, dejándome solo huesos y guadaña para transitar... Intentaba describir bellezas sobre tristes historias, procurando salvar al personaje que casi siempre era yo; describía situaciones que me elevaban hasta las más etéreas fantasías, pero no podía darles un final, que no fuera otro que la frustrada vida que vivía... Rengo de pureza, amontonaba mis latidos sobre un colchón de emociones confusas, que estrellaban mi ego, en cada amanecer sonámbulo que acostumbraba tener. Con los ojos abiertos para siempre, maldecía al dios que mis padres me habían enseñado a ignorar, reprochándole puteadas y látigos incongruentes a mi entender. Le pedía a gritos que suspendiera sus relaciones carnales con mi susceptibilidad; imploraba su abandono… que me dejara en paz… sin conciencia ni remordimientos… sin desprecio ni puñales de amor… Todos los segundos se sucedían como llamas de averno, matando al yo estancado en cada histeria, con la frecuencia infinita de mis lacónicos suspiros… Los nervios acumulados durante los extensos periodos de nada, se acrecentaban formando una gran bola de nieve que chocaba de tanto en tanto contra mi nariz, haciéndola sangrar ascensiones que simulaban un poquito de calma, en el caótico edén que imperaba en mi interior. Tenía las alas rotas flameando desolación sin consuelo, sobre el arrastrado universo de una habitación rentada a escasos años de mi hogar anterior. Mi familia me veía a través de fotos resecas, puteando peleas sin motivos, iniciadas por algunas de mis emociones. Los extrañaba, pero alargaba el reencuentro… quizás por temor… o por orgullo… o la lluvia… o no se, por algo siempre me excusaba… Caspeaba ideas censurables y las estampaba en imágenes siniestras que me devolvían un poco de la inocencia que, sin suerte, buscaba nunca obtener… La inmaculada virgen me hablaba… no… no me hablaba… me trompeaba elevando el tono de su voz… El padre, el cordero, y el espíritu que irradia de ellos, odian a los perdedores sin fe, me decía; a los débiles mariquitas, los espera un verdugo sin cogote que respira afilado a través de sus jadeos, amenazaba su coloquio incentivador… Los santos aplaudían el monologo y me guiñaban el parche, sugiriendo que haga lo mismo, total, y a pesar de todo, ella nada mas era una mujer inflada por el manotazo de una iglesia que se resistía al naufragio generado por la falsedad, sus aberraciones, y los crímenes cometidos en nombre de la entidad superior que sus ancestros habían inventado para entrar por la puerta grande de los super mitos heroicos… Las venas se me escapaban de mi sangre, los latidos reprimían mi corazón, murmurando plagas y enfermedades traumáticas que no eran descubiertas aun, pero ya me afectaban, produciendo mucho dolor en mí vació… No lograba dar con el argumento adecuado… La noche era perfecta… desolada y perfecta… La ambientación de mis sueños encajaba con exactitud en ese abismo. Un centenar de palabras se me querían ocurrir, pero rehusaban coordinarse entre si, para formar oraciones que plazcan mi conformidad. El delito que sucedía en la película imaginada, amagaba ser en vano; me luchaba… se negaba a mi… como odiándome… como fabricando un gran pito catalán que inmovilizaba al registro que mi pluma deseaba atormentar… La mirada perdida se me llenaba de fatiga; un cuento inconcluso bostezaba tufo, en cada trago que se escurría en el fondo blanco de mi lastimado hígado. La cama me llamaba presintiendo la resaca de un jodido amanecer. Las fuerzas se me rendían con cada hoja que caía al cesto de los residuos… No me quería dar por vencido. Anhelaba sentir la victoria de las musas, sobre la orgía de duendes negros que obnubilaban la histeria que pretendía narrar… Era tarde y temprano a la vez… Tarde para dormirme y temprano para despertarme… Probé la última gota de mi botella y me dirigí a despabilarme con el agua caliente de la ducha… Ya no valía la pena seguir buscando hadas que me idolatrasen, al menos por ese momento… Si seguía la lluvia, intentaría patear charcos para inspirarme en alguna nostalgia, sino, algo igual se me iría a ocurrir…
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 17:30:00 +0000

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