-Los días le habían parecido eternos, aburridos y asquerosamente monótonos ¿La razón? Pues simplemente porque él no estaba a su lado y aunque le frustrara la idea de no poder verle como quisiera era algo que estaba dispuesto a sacrificar. Fue en aquellos días cuando un único pensamiento le daba vuelta en la cabeza por horas, pensamiento que incluso más de una vez le hizo trasnocharse pensando en ello. Veintinueve de Septiembre del dos mil trece; ya casi serían nueve meses desde que todo había comenzado y que siempre continuó de una discreta forma a la cual ambos le llamaban “Amistad”. En aquellos momentos de mediación sólo le podía parecer increíble la cantidad de tiempo que había transcurrido y con este los sucesos que habían pasado Se decía a si mismo aunque si lo pensaba detenidamente no se arrepentía de nada, pues, si no hubiese sido de esa manera jamás se habría dado cuenta de hacía cuanto tiempo estaba baboso por él, por su cuerpo, sus labios, personalidad y compañía la cual le llenaba de tanta dicha ¿Qué más podía pedir? Simplemente era un idiota enamorado y atrozmente lento para notarlo pero… a pesar de ello seguía con su postura de que había valido la pena. Ahora, nuevamente se hallaba recostado perezosamente en el sofá de la sala y su mirada únicamente perdida en el techo divagando como ya le era de costumbre en aquellos pensamientos que inconscientemente siempre volvían a él; suspiró de manera ligera al tiempo que cerraba sus ojos y su torso ahora se inclinaba completamente hacia adelante-. Debería… debería… -Repetía de vez en cuando en un murmullo, sus dedos se hallaban entrecruzados con los de su mano gemela y los nudillos de estos sostenían el mentón del pelinegro mientras que éste sólo miraba las líneas cafés que separaban las baldosas del piso-. Bien. –Fue todo lo que dijo y de un inesperado movimiento se levantó decidido de aquél cómodo mueble. Sus orbes ahora buscaban las llaves y su chaqueta, en cuanto las hubo encontrado se colocó esta última y guardó las llaves en el bolsillo de la misma. A pasos decididos salió de su departamento y unos minutos después de haber bajando por el ascensor y de pasar por la recepción salió hacia afuera tomando al fin un poco de aire fresco, sin embargo, no era el aire la razón por la que este había salido; caminó y caminó cabizbajo y muy pensativo aunque siempre atento de su alrededor para no chocar con nada ni nadie, pues, odiaría tener que pedirle disculpas a alguien por su torpeza. Los minutos pasaron hasta de pronto detenerse frente a un edificio el cual era bastante alto y se notaba que no cualquiera podía vivir allí. Sacó ahora de su pantalón el móvil y marcó el número que aparecía primero en la lista de llamadas recientes; “Hoon” era el nombre de aquél contacto, se paseaba de allá para acá aún en la vereda esperando a que este le contestara, pues, por primera vez se sentía realmente nervioso y a la vez excitado de tan solo pensar en escuchar su voz-.
Posted on: Sun, 29 Sep 2013 19:45:19 +0000
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