"Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también - TopicsExpress



          

"Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia." (Lucas 3:21, 22). Cuando Jesús se inclinó en la orilla del Jordán y elevó su petición, la humanidad fue presentada ante el Padre por Aquel que había revestido su divinidad con humanidad. Jesús se ofreció a sí mismo al Padre en lugar del hombre, para que los que se habían separado de Dios debido al pecado, pudieran regresar a Dios por los méritos del Suplicante divino. La tierra había estado separada del cielo por causa del pecado, pero Cristo rodea a la raza caída con su brazo humano, y con su brazo divino se aferra del trono del Infinito, y la tierra disfruta del favor del cielo y el hombre queda en comunión con su Dios. La oración de Cristo en favor de la humanidad perdida se abrió camino a través de todas las sombras que Satanás había proyectado entre el hombre y Dios, y dejó un claro canal de comunicaciones hasta el mismo trono de la gloria. Los cielos fueron abiertos y el Espíritu de Dios -en forma de una paloma- circundó la cabeza de Cristo y se oyó la voz de Dios que decía: "Este es mi Hijo amado, en ti tengo complacencia." Estas palabras dichas a Jesús abarcan a toda la humanidad. Dios habló a Jesús como a nuestro representante. No obstante todos nuestros pecados y debilidades, no somos desechados como inútiles. El "nos hizo aceptos en el Amado." (Efesios 1:6). La gloria que descansó sobre Jesús es una prenda del amor de Dios hacia nosotros. Nos habla del poder de la oración, de cómo la voz humana puede llegar al oído de Dios, y ser aceptadas nuestras peticiones en los atrios celestiales. Por el pecado, la tierra quedó separada del cielo y enajenada de su comunión; pero Jesús la ha relacionado otra vez con la esfera de gloria. Su amor rodeó al hombre, y alcanzó el cielo más elevado. La luz que cayó por los portales abiertos sobre la cabeza de nuestro Salvador, caerá sobre nosotros mientras oremos para pedir ayuda con que resistir a la tentación. La voz que habló a Jesús dice a toda alma creyente: "Este es mi Hijo amado, en ti tengo complacencia." Nuestro Redentor ha abierto el camino, de manera que el más pecaminoso, el más menesteroso, el más oprimido y despreciado, puede hallar acceso al Padre. El cielo está abierto para nuestras peticiones, y se nos invita a ir "confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:16). "Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:... he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar" (Apocalipsis 3:7-8). Fonseca.-
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 22:56:23 +0000

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