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Al finalizar la lectura...me queda una duda: ¿ políticos clásitos...o...políticos básicos ? Aprenderá,en el tiempo de reinado que le resta , ...a que el Gobierno No debe ser un Unicato...si no...un equipo de trabajo ??? Política En Foco Cristina, tironeada entre la salud y la política Por Julio Blanck 01/11/13 La evolución neurológica de la Presidenta es buena, después de la operación del 8 de octubre en la que se le hizo una doble perforación en el cráneo para extraerle un hematoma. Y están bajo control y seguimiento los problemas cardiológicos que la llevaron a la consulta inicial del sábado 5 de octubre. Si no ocurre nada imprevisto, el próximo fin de semana Cristina sería dada de alta por el equipo de la Fundación Favaloro que dirige el doctor Facundo Manes. Pero el momento y las características de su regreso a la función presidencial no serán fruto de una decisión médica, sino de una decisión política. Según fuentes vinculadas al caso, esta precisión de parte de los doctores de la Presidenta opera como medida preventiva y precautoria para ellos mismos, en conocimiento del intenso juego de presiones que rodean a Cristina. No serían estos los días más propicios para que la Presidenta se reincorpore en pleno a sus tareas, opinan. Por un lado está muy fresca la dura derrota electoral del domingo pasado, por más que la Presidenta pareció tomarla sin excesivo dramatismo, como descontándola. Por otra parte está la euforia, pero también las tensiones, derivadas del fallo de la Corte Suprema a favor del Gobierno en la ley de medios. “Demasiada excitación alrededor”, habrían dicho los médicos presidenciales. La Presidenta está hoy, de algún modo, tironeada entre la voluntad de preservar su salud y la pulsión por mantener el control político del Gobierno ocupando el centro de la escena. En su círculo más cercano, sus hijos Máximo y Florencia se esfuerzan por convencerla de mantener firmes los cuidados terapéuticos. Máximo es su principal guardián. Comparte con Carlos Zannini y Oscar Parrilli la tarea de llevar y traer información política y de gestión. Y junto con el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, un pingüino histórico, se ocupa de contestar las decenas de llamadas de políticos y legisladores que dejan sus mensajes para Cristina en el contestador de la residencia de Olivos. Pero hay también un sector de funcionarios que pone cada día en palabras públicas su deseo de reincorporación inmediata y sin reservas de Cristina. Son, casualmente, aquellos que dependen en todo del favor de la Presidenta. El caso más notorio es el de Amado Boudou, a quien no le terminan de dar la posibilidad de disfrutar de su interinato. El eufórico vicepresidente encabezó el inexplicable acto de festejo por la derrota electoral, el domingo a la noche. Cristina lo comisionó para esa tarea cuando sus operadores venían haciendo esfuerzos por mantenerlo escondido a Boudou, dado su robusto desprestigio público. Además, el vice fue ejecutor principal de otra orden de la Presidenta: “Hablen de todos los gobernadores, no solamente de Scioli”, fue la indicación que llegó vía celular al palco del teatro NH Tango. Ahí apareció el chaqueño Jorge Capitanich en teleconferencia, por ejemplo. Hasta esa noche de amargura Scioli quizás seguía creyendo que Cristina iba a terminar por entregarle algún día su herencia política. Entre tanto jaleo, la fecha del retorno de Cristina sigue siendo la gran incógnita de la política en el corto plazo. Teniendo en cuenta la inusual recomendación de evitar las situaciones de estrés que la Presidenta recibió de sus médicos, fuentes del oficialismo habían anticipado que su retorno pleno podría demorarse hasta el final del próximo verano. Es decir, unos cuatro meses más. Frente a esa hipótesis, se abriría hasta entonces un vacío preocupante. El Gobierno necesita hacer correcciones en materia económica antes de que los problemas sean demasiado graves, y precisa también remozar su desgastado gabinete. Pero sin Cristina, no hay nadie con espalda política para afrontar esas tareas. Es la virtud y el vicio del sistema de poder que construyeron los Kirchner. Ese sistema, absorbente y excluyente en los ámbitos de gobierno, se extiende casi sin fisuras hacia las estructuras de la política. Pero ahora que la economía hace ruido por todos los costados y la mayoría electoral se esfumó brutalmente, empiezan a brotar voces en el propio oficialismo que reclaman menos sujeción a la voluntad de la Casa Rosada y un espacio donde debatir cómo mantenerse en el poder después que Cristina deje la Presidencia en diciembre de 2015. Es muy notable, en este sentido, cómo se desmarcan figuras relevantes como el ministro Florencio Randazzo o el senador Miguel Pichetto, dos dirigentes con capital político propio. Los Kirchner siempre le pagaron mal a Pichetto su alineamiento y eficacia parlamentaria. Nunca lo apoyaron en Río Negro. Pero ahora Pichetto ganó muy bien la elección y habla, con la retaguardia asegurada, de la necesidad de construir un “nuevo liderazgo”, un concepto que le hace explotar la urticaria a los cristinistas. Gobernador rionegrino o integrante de la fórmula en 2015, esas son las aspiraciones del jefe de los senadores. El bonaerense Randazzo casi no oculta su fastidio por demasiadas cosas del manejo interno en el poder. Creció de modo exponencial su encono con Julio De Vido, anterior dueño del área de Transporte. Y quizás sienta que, a diferencia de otros, ha hecho las cosas de modo de transitar el futuro sin temor a las excursiones reiteradas a los Tribunales. Su identidad es antes que nada peronista, y quiere jugar fuerte en la Provincia. Capitanich, igual que su colega gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, proyecta un crecimiento político de cara a 2015 basado en un posible pase al gabinete de Cristina. Una movida parecida podría estar en los planes de Julián Domínguez, peronista bonaerense y presidente de la Cámara de Diputados. Otra media docena de gobernadores empezaron también a moverse, reunidos esta semana en San Juan con la loable excusa de visitar a su compañero en mala hora, el gobernador José Luis Gioja. Esos mandatarios, de provincias medianas y chicas, se mantienen en la tropa de Cristina pero quieren conformar un polo de poder propio que les permita compensar el peso de Buenos Aires. Allí Scioli rediseña de emergencia sus planes, complicados por la dimensión inesperada del triunfo de Sergio Massa en la Provincia, que lo dejó como la gran estrella del momento y con una fuerte proyección hacia 2015. Scioli, sin embargo, apuesta a que la centralidad del que gobierna, frente a la demanda acumulada de la sociedad, lo devuelva a un plano de preferencia. Como se sabe, el gobernador padece de un optimismo incurable. Así, en el peronismo oficialista comienzan a moverse. Se animan ahora, porque perciben que la estrella de Cristina empalidecerá sin remedio. Aunque parezca, no son lobos ni buitres sino apenas políticos clásicos, dispuestos a lo que fuera para conservar el poder.
Posted on: Sat, 02 Nov 2013 07:26:24 +0000

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