Atención: puede contener spoilers de Princesa Mecánica. Leer bajo propia responsabilidad. . . . . . . . . . "HabÃan pasado quince años desde que él se habÃa unido a la Hermandad y todavÃa intentaba hacerse una idea de si habÃa sido lo mejor o no. A pesar del frÃo y el silencio de la Ciudad, éstos no habÃan tocado la calidez de su alma y era, de entre todos los Hermanos, el más humano. En sus años, sólo habÃa visto a tres Cazadores intentar unirse a la Hermandad, y uno habÃa muerto a causa de las Marcas. Era un proceso duro, se habÃa dado cuenta con el tiempo, para todo aquel que lo intentara y siempre recordaba su propio sufrimiento y la tortura que significó recibir las Marcas en el estado tan precario que estaba ese fatÃdico dÃa. Cada vez que escuchaba los gritos desde celdas alejadas y enterradas en la tierra del que pasaba por el proceso de transformación, se lamentaba de lo complicado que era y pedÃa por la salud del pobre hombre allà abajo. Aquella noche, sin embargo, fue el doble de difÃcil escuchar los ahogados gritos que le llegaban apagados a su celda, como si el doliente intentara a toda costa y con toda su fuerza contenerlos, pero en algunos momentos le fuera imposible hacerlo, asà de doloroso era. El Hermano Zachariah, como se veÃa obligado a referirse a sà mismo, aferraba los dedos a su almohada mientras intentaba no pensar en la cuarta persona que verÃa intentar unirse a la Hermandad. Eso le habÃa anunciado uno de los Hermanos durante el dÃa y todos, como era ritual, se habÃan retirado temprano a sus celdas para que los más antiguos se reunieran con el candidato y le pusieran las Marcas. Los bramidos que llegaban a sus oÃdos le resultaban de una extraña y distante familiaridad. No logró conciliar el sueño, por lo que supo exactamente cuando los quejidos se apagaron, pero no supo si la criatura habÃa sobrevivido o no. Lo sabrÃa pronto, se dijo con pesar mientras se enfundaba su túnica y se dirigÃa hacia la sala de las Estrellas Parlantes. Fue el segundo en llegar y cuando ya estuvieron casi todos, aparecieron dos Hermanos escoltando a un tercero entre ambos, todos con la capucha arriba. Fue de acuerdo tácito el reconocer entre todos los Hermanos que el nuevo habÃa sobrevivido a las Marcas y venÃa aquà con los Mayores. —"El Hermano Eliah." Dijo -mentalmente- con toda sencillez uno de los dos escoltas a modo de presentación. A pesar de que el Hermano Zachariah tenÃa los ojos cerrados de por vida, seguÃa viendo con toda claridad. Vio cómo el Hermano Eliah alzaba una mano y se echaba la capucha hacia atrás para revelar el rostro con las nuevas Marcas y unos ojos de un profundo azul del color del cielo cuando da paso a la noche rodeados de piel enrojecida e hinchada. El Hermano Zachariah se llevó las manos al rostro para cubrir su boca sellada, como si realmente pudiera esbozar la mueca de sorpresa que sintió en ese momento. Era él, estaba ahÃ, con las Marcas y la túnica, y sus ojos cuyo azul no habÃa cambiado mirándolo fijamente. El aire se le escapó en un mudo jadeo ante un peso invisible. —"Will..." El Hermano Eliah no respondió." . //U: Esto es de mi autorÃa, por lo que si vas a tomarlo de aquÃ, agradecerÃa mucho que compartieras el contenido o remitieras el crédito c: //
Posted on: Wed, 03 Jul 2013 06:53:17 +0000
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