BREVES DATOS HISTORÍCOS DE LA COMUNIDAD DE SAN ANTONIO DE JARCARCAR SIGLO XX Reproducir nuestra historia significa darnos un baño de identidad y sabernos poseedores de un muy importante legado, por esa razón me permito compartir con Ustedes, de manera sucinta, algunos datos y referencias sobre los hechos que hicieron historia en nuestra querida comunidad de San Antonio. Se deduce que en tiempos prehispánicos, en el periodo de integración que inicia desde el siglo V de nuestra era, en lo que hoy es la comunidad de San Antonio habitaron representantes de la cultura cañari, puesto que existen piezas de cerámica pertenecientes a uno de los estilos del Narrío, denominado Tacalshapa, según lo escribe el su libro “Monografía del cantón Sígsig”, el Lcdo. Guillermo Segarra. Después de estos tiempos aun no se conoce cómo, ni por quien estuvo habitado el territorio de nuestra comunidad, podemos suponer sin embargo que sus posibles habitantes, como muchos otros, también fueron objeto de explotación en las mitas que se habían instituido con la llegada de los españoles, en el río San Bárbara, a partir del año 1535, tiempos de la colonia; aunque claro, si fueron cañaris los habitantes de estas tierras, estuvieron exentos de las mitas y servicios, no obstante también se interesaron mucho por el metal precioso y se dedicaban a la misma actividad pero de manera autónoma. Posteriormente, según lo muestran unas “jaratas” construidas de manera vertical en el territorio, se puede deducir que todo el espacio que hoy ocupa la comunidad de San Antonio fue propiedad de unas tres o cuatro personas, según lo refiere el señor Santiago Moscoso quien recuerda el testimonio de su padre el Sr. Remigio Moscoso (+); sin embargo recuerda solo uno de los nombres de esas cuatro personas, se trata del Sr. Marco Brito (+). Poco a poco fue habitándose nuestra comunidad, vinieron de muchos lugares lejanos según se cuenta, por ejemplo de Zaruma, de Pasto Colombia, de Cuenca, etc., aquí se engendraron tantas generaciones hasta darnos la existencia a quienes actualmente somos parte de este terruño inolvidable. La primera obra que construyeron los habitantes de la comunidad de San Antonio, misma que constituye un símbolo central de toda comunidad, fue la iglesia en el sector de Chumbliauana, la primera iglesia se erigió hace más de cien años y servía para las celebraciones eucarísticas por el párroco de Ludo. Según referencias de las personas que conocieron aquella primera iglesia, las diferencias más significativas con la iglesia que aun se erige en el mismo lugar, fueron que la primera no contaba con una torre, además no existía el convento y la sacristía, más bien lo que existió fue un confesionario que develaba a aquel lugar sagrado para los jacarqueños y jacarqueñas. Se cuenta además que el primer síndico de la comunidad se llamó Adolfo Ávila y es quien se encargó de organizar la construcción y administración de dicha iglesia; aquella primera obra dependió de la voluntad total de los moradores de la comunidad, pues en aquel entonces ninguna institución apoyaba económicamente para la consecución de las obras. En el año 1953 los moradores de la comunidad sintieron la necesidad de ampliar la iglesia, por esa razón emprenden la construcción de una segunda iglesia en el mismo lugar en el que estuvo ubicada la primera, nuevamente el proyecto estuvo financiado con recursos propios; esta nueva iglesia sería hasta el año 1997 testigo de múltiples emociones, reuniones, asambleas, misas y de las fiestas en honor a San Antonio, que congregaron a los y las habitantes de la comunidad, así como a visitantes foráneos que llegaban a la comunidad con la intensión de participar de las festividades y especialmente para cumplir con sus promesas inspiradas en su devoción al patrono de la comunidad. Contratan al señor Reinaldo Cárdenas, oriundo de la comunidad de Tullupamba, para que dirija la construcción de la obra, mientras que los habitantes de la comunidad en mingas contribuyeron a la consecución de su nuevo proyecto. En el año 1954 se inicia la construcción de la primera escuela de la comunidad, con el fin de que exista un lugar adecuado para que los niños y niñas de aquel entonces pudiesen recibir clases, pues hasta esos momentos tenían que hacerlo en algún cuarto que los mismos maestros arrendaban en alguna casa particular. En el año 1958 en base a las gestiones que realizan los directivos de la escuela, especialmente los señores Primitivo Sarmiento y Octavio Zúñiga, Presidente y Tesorero de la directiva de padres de familia respectivamente, se logra la fiscalización de la escuela y se dota por lo tanto de profesores remunerados por el Estado, siendo su primer profesor fiscal el Sr. Humberto Morocho y adquiriendo el nombre, a raíz de este momento, de escuela fiscal mixta Padre Elías Brito. Es muy interesante escuchar los relatos de las personas que experimentaron de manera muy diferente el proceso de aprendizaje, se cuenta que cuando no existía la escuela, los niños y niñas recibían clases en un pequeño cuarto que era arrendado por los mismos maestros o maestras, quienes eran pagados a su vez por el Municipio de Sígsig, hoy Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Sígsig. En aquel entonces no se conocían los lapiceros o cuadernos de hojas de papel, los estudiantes cargaban siempre una pequeña pizarra acompañada de un “lápiz de piedra o ceniza” con el que escribían las lecciones que debían ser aprendidas totalmente en el mismo día, puesto que al siguiente día recibirían una nueva lección la que tendría que ser escrita en la misma pizarra. No existían aulas pedagógicas, pupitres, pizarras, enciclopedias o herramientas tecnológicas como las que conocemos hoy en día, simplemente estaban presentes el o la profesora con su gran destreza para enseñar y las niñas y niños atentos/as a la lección, sentados/as en el piso de tierra con un techo de paja que les cubría de la intemperie, rodeados por las características paredes de bahareque hechas de pilares de madera, “chaclias”, cabuya y barro. Sin embargo, a pesar de los importantes logros que habían obtenido los habitantes de la comunidad, especialmente por la construcción de las obras anteriormente indicadas, no se había consolidado aun una forma organizativa que promueva el desarrollo de la comunidad; se denota además que la fé cristiana de la gente se había expresado únicamente en su devoción a múltiples santos, al Dios de las alturas que para muchos era castigador, sumado el recelo y veneración del que eran objeto los sacerdotes, por considerarse enviados directos de Dios. Sería desde el año 1976, con la llegada de Padre Cornelio Dogan, perteneciente a la congregación del Verbo Divino, que las cosas empiezan a cambiar en la comunidad, la fé, aquella inspiración que movía la voluntad de las personas tomó un matiz diferente, convirtiéndose en el medio para encausar el desarrollo de la comunidad; se inició en aquel entonces con la realización de las asambleas cristianas que a más de ser un espacio de oración, eran el espacio para la reflexión, para el entendimiento de la realidad en la que se encontraban en la comunidad, para pensar y planificar las acciones que les permitiría mejorar y progresar. Cabe aquí mencionar al señor Ángel Moscoso, quien a partir del año 1976, como animador y presidente, fuera la persona que tomó las riendas de la comunidad para enrumbarla hacia aquel estado esperanzado y anhelado por sus habitantes, quien con dotes de liderazgo e indescriptible sapiencia cumplió un rol muy difícil, que es el de dirigir a un pueblo, desvelarse y vencer todos sus miedos para cumplir con su misión, quien soñó e hizo realidad muchos de sus sueños a costa de un indecible sacrificio, no podemos en estas páginas hacer más que realizar un sincero reconocimiento pos mortem por su legado. Paralelamente, los habitantes de la comunidad recibieron el apoyo de la UNASAY, logrando de esta forma que muchos de ellos y ellas se formen políticamente y con esos conocimientos promuevan el desarrollo de la comunidad, emprendiendo muchos proyectos; por ejemplo se construyó un puente sobre el río Leonhuayco, al lado de la Púcara, con el objetivo de facilitar el cruce del río, especialmente a los niños y niñas que a diario lo hacían para ir a la escuela; se construyeron unas gradas al frente de la antigua iglesia para facilitar que las personas que asistían a los diferentes eventos desarrollados en la cancha, especialmente en tiempo de fiestas, puedan disfrutarlos cómodamente; así mismo se amplió la cancha frente a la iglesia en dónde se desarrollarían muchos eventos y reuniones, ejemplo: torneo de cintas a caballo, juegos deportivos, jubileo, semana santa, etc. Por otro lado, la organización de la comunidad en esos años permitió que se construyera la trocha por donde el día de hoy es la carretera que une a las parroquias de Cuchil y Ludo; se cuenta que todos los días lunes se realizaban las mingas en las cuales participaban todos y todas: hombres, mujeres, jóvenes, niños, personas de la tercera edad, los habitantes de San Antonio tuvieron la tarea de construir la trocha desde “la Estación” sector hasta donde llegaban los vehículos, hasta la loma de Sarar, claro ayudados por los habitantes de Sarar que recién en aquel entonces se encontraban realizando algunas gestiones para constituirse en una comunidad autónoma; además quien ayudó mucho fue el “Padre Cornelio” quien en la mayoría de las veces madrugada desde Ludo para unirse a la minga, con pico y pala trabajaba incansablemente y estimulaba a la gente a continuar con el trabajo. “Muy temprano el Padre Cornelio desde arriba gritaba “doniangel” ya vamos a la minga, invitándolo a salir de la casa para ir juntos” refiere la Sra. Isaurina Zúñiga al recordar aquellos tiempos cuando su esposo el Sr. Ángel Moscoso lideraba el trabajo conjuntamente con algunas otras personas, entre ellas el señor Gerardo Zúñiga; fue el Sr. Ángel Moscoso quien delineó por dónde avanzaría la construcción de la trocha, según sus hijos, causa sorpresa que esa delineación realizada sin teodolito e instrumentos modernos haya sido aprobada prácticamente en su totalidad por lo ingenieros en el año 1980, año en el que se realiza la construcción definitiva de la carretera existente en la actualidad. Todos y todas iban con su “tonga” para el almuerzo, cuando avanzaban las horas de trabajo y el cansancio se hacía presente no faltaba alguien que se encargara de solicitar uno a uno entre los/as mingados/as, dinero que se conoce como “hacer vaca” o “ramar”, para comprar la “fuerza”, que consistía en un buen trago de caña. La organización de la comunidad tuvo muy importantes emprendimientos, entre ellos el trabajo compartido y solidario de sus habitantes, quienes no escatimaron esfuerzo alguno para dedicar los días lunes de todas las semanas para cultivar la tierra; en terrenos que fueron prestados por algunas personas voluntarias se cultivaba maíz, fréjol, papas, etc. de manera comunitaria, cuyas ganancias se iban reservando para invertirlas en nuevas obras para la comunidad; como siempre no faltaron aquellas personas que se opusieron rotundamente a los nuevos ideales que de a poco iban posicionándose entre la gente, hubieron discusiones, disgustos e incluso contiendas. Por otro lado, las mujeres también estuvieron organizadas, desde el año 1978 constituyeron un taller en el que se dedicaban a la confección de ropa y la elaboración de bordados, fueron algunas de ellas que se capacitaron durante diez días en una localidad llamada Rascorral de la ciudad de Cuenca; dicha organización estuvo presidida por la Sra. Isaurina Zúñiga y su vicepresidenta fue la Sra. Arminda Zúñiga; los trabajos en el taller estaban comandados por cuatro mujeres que eran las encargadas de dirigir cada quien a un grupo de cinco mujeres, dichas dirigentes fueron la Sra. Isaurina Zúñiga, Sra. Arminda Zúñiga, Sra. Rosa Zúñiga, Sra. Carolina Román Después de todo aquello el proceso organizativo fue declinándose; en el año 1986 ingresa a presidir la comunidad el Sr. Florentín Brito, quien durante aproximadamente un año dedicó su gestión a impulsar algunas actividades como por ejemplo la limpieza de las cunetas y arreglo de las vías. Desde el año 1988 asume la presidencia el Sr. Saulo Moscoso, permaneciendo al frente de la comunidad hasta febrero del año 1998; entre las acciones más importantes emprendidas por el Sr. Saulo Moscoso encontramos la construcción de la Casa Comunal, misma que posteriormente, por decisión de la directiva, pasó a ser utilizada como la tercera iglesia de la comunidad; la primera minga para la construcción de esta obra se realizó el 25 de noviembre del año 1995 y contó con el apoyo de los Síndicos de Austria por intermedio del “Padre Pedro”, además del aporte del Municipio de Sígsig; en esa entonces se desempeñaba como síndico el Sr. Guillermo Zúñiga y como animador el Sr. Santiago Moscoso. Adicionalmente según referencias del Sr. Saulo Moscoso, durante la década de su gestión, se implementaron algunos proyectos entre los que está el proyecto “JOPE” que impulsó en la comunidad una salud integral de sus habitantes y la preparación de huertos familiares; el proyecto “COPIVO” que trabajó en la preparación de huertos familiares; “UMACPA” en la forestación y reforestación de la zona; además quedó culminado el trámite ante el Municipio de Sígsig, para el proyecto de letrinización, que fuera ejecutado por el Sr. Florentín Brito quien asumiera nuevamente la presidencia de la comunidad. Otra de las actividades principales del presidente de la comunidad para esa entonces fue la de dirigir la limpieza de las cunetas; además el Sr. Saulo Moscoso informa que en su gestión se logró comprar un equipo de amplificación para la comunidad y quedó tramitándose la construcción del nuevo puente que permitía el acceso a la nueva escuela que fuera construida en los años 90, y a la nueva iglesia. Quedan pendientes una serie de datos y sucesos que han hecho historia, especialmente referentes a esté nuevo siglo, con actores que aun se encuentran entre nosotros, no obstante todo aquello será considerado en una nueva oportunidad. Jorge Moscoso ASOCIACIÓN ECOS DEL HUALLIL
Posted on: Fri, 21 Jun 2013 21:25:34 +0000
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