CHAN CHAN La pieza se inspira en un estribillo muy antiguo - TopicsExpress



          

CHAN CHAN La pieza se inspira en un estribillo muy antiguo (Juanica Chan Chan) –alusivo a una mujer que cernía o colaba arena mientras movía caderas y glúteos, acción que aparentemente “apenaba” al marido–, estribillo punzante arraigado en las tradiciones de familias centenarias decimonónicas de similar entorno serrano, santiaguero, suburbios y locaciones cercanas. Pero dicho estribillo se reinserta, recontextualiza y resignifica –con sustento en la música descrita– en el contexto de las andazas festivas y amorosas del Compay, quien de joven recorría en tren una conocida trayectoria de poblados y zonas urbano-rurales orientales. Esto se perfila desde los inicios de su letra (“De Alto Cedro voy para Marcané, llego a Cueto y voy para Mayarí...”), lances añorados que proponen otro espacio-tiempo de relaciones festivas donde proliferaban estribillos, expresiones bailables y gestuales específicas, maneras de versificar, intercambios, sicología de relaciones, maneras ingeniosas de decir (subjetividades y expresión), que forjaron el trasfondo de profundas tradiciones y maneras veladas del desmonte popular, precisamente de las que se nutre el Compay y que, a su vez, reinventa. A nivel de intuición popular individual creativa, y mediante el vocablo o artificio onomatopéyico “Chan Chan”, de hecho un enunciado evocador, tenemos la superposición de una espacio-temporalidad decimonónica festivo-familiar, que sugiere el estribillo de Juanica y su chas-chas de la arena cernida con referencia paralela al marido (“a Chan Chan le daba pena”); de otra parte, el “chan chan” que evoca o sugiere indirectamente al tren viajero (con el que se trasladaba para sus vivencias musicales por aquellas zonas), y a la vez, el “chanchan” abstracto, que refiere a sus amoríos y a su manera (entre cuasi-seria y cuasi-sonriente) de ver y disfrutar la vida durante aquellas etapas juveniles de trovador-sonero trashumante, todo nucleado en lo nominable como cronotopo del camino y del encuentro (con diversos sentidos y connotaciones), de manera tal que en la “abstracción” del “chan chan” como cúmulo vivencial, en última instancia pudiera no importar si hay o no un tren que evoca localidades con sus espacios específicos músico-festivo-amorosos, sino más bien cualquier intento o búsqueda del disfrute pleno, ora musical, ora de la vida en cualquier sentido, dejando abiertas otras resemantizaciones. Esto, a la postre, deviene singular cruce y superposición de diversos espacio-temporales músico-expresivos, vivenciales y emocionales, a partir de la ingeniosidad individual de este creador popular, que a su vez se abre a la posibilidad reinterpretativa de cualquier participante o perceptor. (Orozco, Danilo, Pero... ¿Qué pasa con chan, chan, asere?, La Clave, Instituto Cubano de la Música, número 12, Cuba, 2010, pp. 71-72)
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 17:07:00 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015