COLUMNA DE HOY EN EL HERALDO La ciudad de los taxis y los espacios de encuentro Por Diego Marín Contreras Una ciudad donde hay miles de taxistas que tienen que conducir durante 15 horas diarias para reunir una usurera tarifa de 70 mil pesos, es una ciudad de múltiples desencuentros. Ese hecho, abominable y cotidiano, a quienes primero debería preocuparles es a las mismas autoridades de tránsito y movilidad, pues en cualquier urbe civilizada del planeta no se permite que un conductor de servicio público maneje más de 8 horas al día. Esa plusvalía de 7 horas le cuesta a Barranquilla el infierno del tráfico vehicular, que pagamos todos para que se beneficien unos cuantos. ¿Quiénes serán los responsables? Ay, mamá, ¿serán de la loma? Seguramente, pero frente a sus realidades infernales no hay más opción que construir espacios de encuentro paradisíacos. Crear íntimas plazas del diálogo ciudadano, aunque no nos vean, o, mejor aún, para que la ciudad invisible derrote alguna vez a la ciudad invivible. Porque todo aquello que necesita mostrarse, por ejemplo, la buena gestión de un gobernante, es porque en verdad no existe. Todo lo que es persevera en seguir siendo, y no necesita de ninguna vitrina. Si tienes que demostrar a los otros que eres bueno, entonces sencillamente no lo eres en modo alguno. Si eres bueno, gobernante, observa la situación de esos miles de taxistas barranquilleros, identifícate con ellos, con su arduo combate diario, no con tu ego que florece tan solitario como marchito. Siéntate a conversar sobre la ciudad con aquellos que la piensan y la sienten con toda la mente y con todo el corazón. No lo vas a hacer nunca, por supuesto: no te atreves, tu ego, tu miedo, no te lo permite; por eso gobiernas de espaldas a Barranquilla. Eres transparente, gobernante, te pareces al rey del cuento: estás desnudo, pero tú eres el único que no lo sabe. Por eso nosotros también vivimos a espaldas tuyas, imaginando cada día espacios inéditos de encuentro ciudadano donde tú no existes, gobernante, paraísos florecidos de arte y de poesía, de comunicación y cultura, de humanidad y asoleada calle barranquillera, donde miles taxistas contribuyen a incrementar el infierno del tráfico vehicular precisamente porque tienen que pagar para sobrevivir, si acaso, unas tarifas infernales que las autoridades de tránsito aumentan con comparendos delirantes. No tenemos otra opción que crear edénicos espacios de arte frente a la barbarie generalizada, como el que creó esta semana Javier Saltarín, director del grupo de teatro de la Universidad Autónoma del Caribe, con la presentación de las obras Deus Machine y Mauthausen, mostrando y demostrando una contemporánea solvencia estética en cada puesta en escena, haciendo gala de un impecable manejo del lenguaje audiovisual y generando de paso valiosos diálogos culturales entre la gente joven que es capaz de pensar y sentir la ciudad como tú no la piensas ni la sientes, gobernante. Porque, con tus comparendos, tus cámaras y tu autocracia, como en la obra Mauthausen, no haces otra cosa que convertirla en un soleado campo de concentración donde los ciudadanos comunes y corrientes somos vistos como enemigos, y tan sólo te agobia la imperiosa necesidad de demostrar urbi et orbi las supuestas bondades de tu gestión. Mientras tanto, uno se da cuenta una vez más, como si ello fuera necesario, gobernante, que frente al infierno que tú diseñas cada día no hay otra opción más creativa que concebir espacios de encuentro paradisíacos. Son de la loma…
Posted on: Sat, 19 Oct 2013 09:24:37 +0000
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