[Cerrado | Cumpliendo el castigo | Limpiando el gimnasio] Ya - TopicsExpress



          

[Cerrado | Cumpliendo el castigo | Limpiando el gimnasio] Ya hacía un par de días de su regreso al internado, pero lamentablemente se enteró tarde de lo que había pasado: estaba castigado. La verdad no había participado mucho en las actividades obligatorias del centro y, como tal, la dirección le había impuesto una pena que ahora debía cumplir sin rechistar. Le fue asignado el gimnasio, quizá de manera irónica, ya que era el lugar donde pasaba más tiempo. Se encontraba en su habitación, delante del armario ya que acababa de salir de la ducha y, tras secarse, no dudó ni un instante en tomar la ropa más cómoda que tenía, ya que pasaría gran parte de la mañana limpiando dicha zona. Se colocó unos shorts deportivos de color azul oscuro y una camiseta de tirantes color negro. Vistió sus zapatillas y sin poner ninguna pega partió hacia el gimnasio. Caminó con cierta prisa, ya que no quería perder más tiempo. Tomó el carrito de la limpieza que se encontraba justo al llegar al complejo del gimnasio y, tras abrir la puerta, sus ojos se abrieron de par en par. Estaba hecho un desastre. Las cestas de los balones estaban en el suelo y dichas pelotas estaban esparcidas por lo largo de la cancha. Había decenas de toallas en el suelo y múltiples papeles, recipientes de bebidas y basuras variadas. Posiblemente hubieran celebrado algún tipo de partido y ahora le tocaba a él limpiar todo el desorden. Suspiró con resignación y, tras encogerse de hombros, fue decidido a completar su tarea. Primero colocó todas las cestas de pie para luego, una por una y ordenadas por diferentes deportes, comenzó a introducir los balones en su lugar. En una cesta introdujo todos los balones de baloncesto que había, aunque a veces para hacer más divertido el castigo, botaba alguno y lo lanzaba a la canasta. ¿Cuántos habría? ¿Treinta, cuarenta? A saber, pero había el mismo número para cada deporte. Por puro aburrimiento, cuando tocó el turno a las pelotas de fútbol, comenzó a contar cuantas introducía en la cesta, a veces incluso se animaba a disparar con el pie, pero era tan malo en aquel deporte que la pelota salía disparada. Tras largos minutos, consiguió guardar todas las pelotas en las cestas. Contó cuarenta y dos pelotas de fútbol y, del resto de deportes, a juzgar por la cantidad recogida, rondarían el mismo número. Había recogido más de cien balones, y aún estaba a mitad de camino. Con las cestas recogidas, su siguiente misión era recoger las toallas. Aquí tardó poco, ya que estaban casi todas apiladas en una pequeña montaña, por lo que sólo tuvo que acercar el cubo de la limpieza y empezar a encestar dentro de éste. Lo siguiente sería lo más asqueroso: recoger los restos de basura en el suelo. Armado con una escoba, comenzó a arrastrar toda la porquería al centro de la pista de baloncesto. Se llevó una hora con eso, hasta que lo introdujo todo satisfactoriamente en el otro cubo. Ya sólo quedaba pasar la fregona. La mojó varias veces y comenzó a limpiar con ganas el suelo. Con esta tarea se llevó aproximadamente otra hora y media, hasta que por fin la madera que adornaba el suelo del gimnasio quedó totalmente brillante, reflejando el techo. Suspiró orgulloso de su trabajo y dejó tanto la cesta de la limpieza como los cubos delante de la puerta de la sala, donde le había sido encomendado. Posiblemente un conserje vendría y lo recogería. Él, en cambio, totalmente exhausto, se acercó a una de las colchonetas del gimnasio y se tumbó allí, se merecía un buen descanso.
Posted on: Mon, 02 Sep 2013 23:27:01 +0000

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