Ciertamente existe también una razón sociológica para los - TopicsExpress



          

Ciertamente existe también una razón sociológica para los grupos de oración, particularmente en el tiempo presente. Todo individuo debe cuidar de su propio crecimiento espiritual, pero en ese crecimiento, debido a la estructura psmquico-física de la persona humana, la comunidad es insustituible. Es importante sobre todo hoy, porque el individuo se pierde fácilmente en el ritmo de nuestros días. El grupo ayuda al crecimiento espiritual, lo corrige y lo inspira. La experiencia de uno enriquece e ilumina la experiencia del otro. Quien permanece solo corre el peligro de crecer sin ningún control. Es más fácil superar cualquier dificultad en el grupo y éstas se transforman en ricas experiencias espirituales. El grupo ayuda a fomentar y dirigir los carismas. VI. Los grupos de oración marianos pueden reconocerse facilmente, gracias a su comportamiento frente a la comunidad parroquial. Es claro que el grupo de oración no es el supervisor litúrgico-pastoral de las actividades del párroco. Y ésta es una gran tentación para los grupos que encuentran dificultades al entrar en comunicación con quien labora en la parroquia y con los sacerdotes, caso no poco común. En efecto, existe una resistencia por parte de muchos sacerdotes que no aceptan los grupos de oración en general y, en particular, aquellos que han surgido de Medjugorje. Si no se tiene cuidado, crece un Espíritu negativo y crítico en los grupos hacia todo lo que es emprendido por el párroco y se alejan y llegan hasta límites extremos, en los que se exponen directamente al peligro de incluso excluirse de la comunidad parroquial. No quisiera entrar en la problemática de la relación entre la comunidad parroquial y los grupos de oración, pero ciertamente quiero hacer énfasis en que un grupo de oración de espiritualidad mariana no debe absolutamente dejarse provocar por nada ni dejarse llevar a límites extremos desde donde es fácil irse a la izquierda o a la derecha o a un sectarismo que, al final, es dañino tanto para la comunidad parroquial como para el grupo de oración. Ciertamente, otro peligro que fácilmente ocurre con los grupos de oración marianos es una atmósfera apocalíptica y catastrófica. Sucede que tales grupos de oración lo saben todo acerca de los eventos futuros, catastrofes y cataclismos y difunden un Espíritu de miedo y ansiedad. Ellos nutren su conocimiento a través de perseguir continuamente a personas que portan tales mensajes. Sucede facilmente que esos grupos saben mucho más de lo que el propio Jesús sabía en el Evangelio acerca de los eventos futuros. El hecho de la existencia de secretos contribuye ese Espíritu apocalíptico y catastrófico que la imaginación, a menudo enferma, transforma en noticias definitivas sobre el futuro. Si el grupo sucumbe a uno de estos dos peligros, no corresponde al Espíritu mariano. María es madre y una madre nunca difunde el miedo ni la ansiedad entre sus hijos, sino que los educa para la paz y la confianza. Un grupo de oración debe estar en comunión no sólo con el parroco y el personal pastoral, sino que debe ser el alma y el corazón de toda comunidad parroquial. Los grupos marianos, en sí mismos, son las células maternales de cada comunidad parroquial que, viviendo una vida de oración, desarrollan una actividad maternal en la parroquia. De estas células maternales nacen nuevos creyentes con convicción, las familias son renovadas y preservadas, los jóvenes son educados, las vocaciones religiosas se fomentan, se desarrollan actividades en todos los ámbitos, tanto en el litúrgico-pastoral como en obras de caridad para hacerse cargo de los ancianos, los enfermos, los olvidados y los encarcelados. Todo esto se expresa en palabras del Papa Juan Pablo II en su encíclica de 1995, El Evangelio de la Vida, en cuanto a que debemos respetar, proteger, amar y servir a la vida, !toda vida humana! (cfr. no. 5). Los grupos marianos, como células maternales de la parroquia, funcionan de acuerdo a los criterios expresados por Jesús y que San Mateo recogió en el Capítulo 25,31-46, donde una cosa resulta totalmente clara: que todas las oraciones, ayunos, misas y confesiones deben servir al desarrollo del amor hacia cada persona y el valor de servir a todos. Un Espíritu y un corazón maternal reconocen las necesidades de sus hijos y reaccionan incansable e invenciblemente ante dichas necesidades, que van más alla de cualquier regla o estipulación. Hoy, grupos así en la Iglesia moderna seguramente traerán una auténtica renovación de la vida cristiana y mostrarán su verdadero rostro que está en peligro de ser desfigurado.
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 17:36:31 +0000

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