Cándido Navarro, caudillo agrario y zapatista, a 100 años de su - TopicsExpress



          

Cándido Navarro, caudillo agrario y zapatista, a 100 años de su muerte El 25 de agosto de 2013 (otras versiones dan el 28 como día exacto), tras haber fracasado en incursiones militares en Michoacán y Guanajuato, el general Cándido Navarro, luchando bajo la bandera zapatista, cayó abatido por las tropas federales huertistas en San Luis Potosí. Con su muerte caía el sublevado guanajuatense más destacado de la Revolución Mexicana. Se trató de un rebelde que durante años cargó con la etiqueta de “bandido” y que fue el tiempo el que le dio su lugar en la historia. Ese profesor de ideas educativas vanguardistas y apasionado agrarista, había sido antirreeleccionista, tomó Silao, Romita, La Luz y otros poblados. El 3 de junio de 1911, con un grupo de 300 hombres tomó la ciudad de León. Hurtaron las arcas municipales mientras había una manifestación contra Enrique O. Aranda, el gobernador interino. Nacido en La Aldea, cerca de Silao, Guanajuato, el 2 de febrero de 1871, de familia económicamente solvente, Cándido Navarro realizó sus primeros estudios en su pueblo natal y los continuó en la Escuela Práctica de Guanajuato, y en el Instituto Metodista de Puebla cursó la carrera de profesor de educación primaria. Se avecindó en la Ciudad de México, en donde destacó como educador. En 1907 comenzó su oposición al presidente Porfirio Díaz. Al año siguiente fundó el Club Demócrata “Guadalupe Victoria”, en la zona de Azcapotzalco. Después fue miembro fundador del Partido Nacionalista Democrático. Luego se relacionó con personalidades como Alfredo Robles Domínguez y algunos otros directivos del Centro Antirreeleccionista de México, y trabajó en pro de la unificación de dichas organizaciones. Debido al pensamiento de sus ideas y por su actuación en las elecciones para presidente municipal del Ayuntamiento fue destituido de su empleo como director escolar en 1909. Sin embargo, poco después fundó la Escuela Educativa Popular Independiente, en la que pudo desenvolverse como maestro progresista e implantar modernos métodos de enseñanza. En 1910, Francisco I. Madero subió a la palestra oposicionista. En abril de ese año los dos grupos antiporfiristas se unen y surge el Partido Antirreleccionista, con el de Parras como candidato a la presidencia de la República y con Navarro y Robles Domínguez, entre otros, como sus promotores en Guanajuato. Madero fue apresado, Díaz realizó la elección y la “ganó”; Madero escapó de su cárcel potosina y llamó a levantarse en armas el 20 de noviembre. Los guanajuatenses tuvieron entonces la encomienda de hacer la Revolución en la entidad. En principio, la cosa empezó mal: Robles Domínguez fue apresado. El retorno a Guanajuato Cuando Alfredo Robles Domínguez, junto con otros dirigentes de la revolución, fue preso, Navarro reorganizó las fuerzas y mantuvo viva la Revolución en Guanajuato. Fue nombrado general por el maderismo y tomó Silao y León. Al ver que se trataba de un revolucionario activo, para algunos rancheros y empresarios de la región, Navarro representaba un radicalismo que no deseaban y prefirieron apoyar a Juan Bautista Castelazo, un antiguo administrador porfirista. En febrero de 1911, Navarro tomó Silao al frente de unos 400 hombres, en su mayor parte campesinos de la región, reclutados por el revolucionario. A principios de abril tomó el mineral de La Luz . Si bien estos hechos no fueron un golpe letal para al poder real del gobierno porfirista de Guanajuato, la fuerza nacional de la rebelión tuvo su eco en la entidad con el triunfo de los maderistas y consecuente caída del gobernador de Guanajuato y del mismo Porfirio Díaz en mayo de 1911. Agrarista radical A pesar del triunfo maderista, el silaoense se negó a entregar las armas y en su secuela de rebeldía, al frente de 300 hombres tomó la ciudad de León el 3 de junio de 1911, en donde hurtó las arcas municipales aprovechando que había una manifestación contra Enrique O. Aranda, el gobernador interino. Esta acción le hizo perder la simpatía inicialmente ganada en la prensa de esa ciudad. Tras el ataque a León fue derrotado en Silao y en julio finalmente dejó la beligerancia, aunque no entregó las armas: se acuarteló en Silao y quedó en calidad de garante del gobierno maderista. Cándido Navarro, el candidato de los pobres En agosto de 1911 fue postulado candidato al gobierno de estado de Guanajuato por el Partido Nacionalista Democrático e inició su campaña publicando varios artículos periodísticos, en los que criticó a Madero y a su régimen por su pacto con la antigua clase política porfirista y la tibieza en su propuesta agraria. El 29 de octubre de ese año se realizaron los comicios y los resultados oficiales dieron por ganador a Víctor José Lizardi con 57,374 votos, obteniendo Cándido Navarro sólo 3,919 sufragios. La ruptura con Madero Perdida la elección, Navaro se acuarteló en Silao como garante del maderismo mientras se realizaba la elección presidencial que habría de ganar el de Parras. Una vez que Madero se instaló como presidente de la República, pareció olvidar sus ideales y los compromisos establecidos en el Plan de San Luis, lo que llevó a Navarro a entrevistarse con él para decirle que no estaba cumpliendo con sus compromisos, por lo que fue acusado de insubordinación y encarcelado en Lecumberri, donde permaneció hasta que el general Victoriano Huerta consumó su traición en La Ciudadela y con ello la muerte de Madero. Navarro tenía una perspectiva de cambio social diferente a los maderistas moderados o simplemente antirreeleccionistas, especialmente en materia agraria, por lo que se le acusó de aliarse políticamente al secretario de Gobernación interino, Emilio Vázquez Gómez. Navarro firmó junto a Juan Andrew Almazán, Gabriel Hernández, Heriberto Jara, Camilo Arriaga y Francisco J. Mújica, el Plan de Tacubaya, en el que exigía el cumplimiento de las disposiciones que en materia agraria contenía el Plan de San Luis. Era, por decirlo de acuerdo a parámetros contemporáneos, parte del ala izquierdista de la revolución. De maderista a zapatista Tras derrocar a Madero, Victoriano Huerta ofreció la libertad a Navarro bajo la amenaza de que si volvía a tomar las armas habría represalias contra la familia. El silaoense, sin embargo, al ser puesto en libertad en junio de 1913, desconoció el gobierno del traidor y se trasladó al estado de Morelos a reunirse con Emiliano Zapata y se adhirió a las demandas del Plan de Ayala. Zapata le asignó a un grupo de hombres armados y le comisionó a la zona del Bajío. A principios de julio de 1913, el caudillo sureño otorgó al guanajuatense el grado de General y lo asignó a la campaña contra el ejército del gobierno usurpador en los estados de Guerrero y Michoacán. Tras una serie de triunfos, el 17 de agosto de 1913, Navarro fue derrotado en el poblado de Cuitzeo, Michoacán. Mermada la fuerza, reorganizó sus tropas y al pasar por Valle de Santiago sostuvo un nuevo enfrentamiento y fue otra vez derrotado. Optó por marchar al norte de la República, para reorganizar debidamente a sus hombres. Pasó por Silao, La Aldea y Romita, donde ya no pudo reclutar más gente. Tanto federales como civiles le hicieron frente y obligaron a continuar su camino hacia el norte. De paso atacó Tlachiquera, entre Silao y León y siguió su marcha hasta el estado de San Luis Potosí donde, en un lugar denominado “El Mezquite”, fue atacado nuevamente por las fuerzas federales. Al llegar a la Hacienda de Santiago, cerca de la laguna “El Tepetate”, fue muerto en combate con las fuerzas huertistas el 25 de agosto de 1913. Su cadáver fue recogido y llevado a la Plaza de Armas de la ciudad de San Luis Potosí, donde fue exhibido para escarmiento de los rebeldes. Más tarde fue inhumado en el Panteón de El Saucito. Fueron días en que su nombre generó en la prensa guanajuatense un suspenso aclarado a finales del mes, cuando se confirmó su muerte. El día 28 se daba cuenta de manera extraoficial de su deceso y el 30 se hizo oficial. Morir para ser recordado Como ha sucedido con otros protagonistas de la Revolución, Navarro fue reconocido décadas después de su muerte. El 19 de octubre de 1939, la Secretaría de la Defensa Nacional le ratificó el grado de General y le otorgó después de muerto la Condecoración del Mérito Revolucionario, como veterano de la Revolución. En 1955, por iniciativa del gobernador de Guanajuato, José Aguilar y Maya, fueron exhumados sus restos del Panteón del Saucito y trasladados a la capital de Guanajuato para ser inhumados nuevamente en el Cementerio Municipal.
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 04:30:28 +0000

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