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DECIMA ENTREGA Entregas anteriores 1° entrega: LA INFLACION 19/09/2012 2° entrega: LOS NUMEROS DEL INDEC 26/09/2012 3° entrega: LA INSEGURIDAD 3/10/2012 4° entrega: EL CONTROL DEL DOLAR 11/10/2012 5° entrega: LA LIBERTAD DE PRENSA Y DE EXPRESION 19/10/2012 6° entrega: LA REALIDAD DEL PODER Y LA REELECCION 11/11/2012 PRESIDENCIAL 7° entrega: CULTURA Y CONTRACULTURA. LA IDENTIDAD 27/12/2012 DE LOS ARGENTINOS (primera parte) 8° entrega: CULTURA Y CONTRACULTURA. LA IDENTIDAD 3/02/2013 DE LOS ARGENTINOS (segunda parte) 9° entrega: EL AÑO 2013: LA MADRE DE TODAS 28/02/2013 LAS BATALLAS Quien desee el envío de algunas de ellas solo tiene que solicitarlo a [email protected] DÓLAR, INFLACION, ENDEUDAMIENTO, PRODUCCION Y TRABAJO LA UNIDAD NACIONAL Lo que se dice: En el momento que Su Santidad Francisco nos dice a los argentinos (llamada telefónica escuchada en vivo por miles de personas en Plaza de Mayo la noche de la Vigilia antes de su asunción): “Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; ¡cuídense!. Cuiden la vida, cuiden la familia”, se oyen voces, sobre todo en los grandes medios de comunicación, de gente “preocupada” por las alternativas del “dólar paralelo”, cuyo precio sería el adecuado y el que debe tomarse de referencia, que empujan propagandísticamente esta suba (lo que alienta objetivamente la inflación), que anuncian próximas catástrofes (Rodrigazo dice un ex Ministro de Economía) y que pretenden sembrar la preocupación y la angustia con supuestas encuestas manipuladas a este fin, que indicarían que “Casi la mitad de la gente siente temor a perder el empleo” (titulo de tapa del Diario La Nación, domingo 24 de marzo de 2013). Nada nuevo. Ya hemos vivido en anteriores ocasiones la misma situación - que no expresa precisamente que quienes motorizan la misma acogen el pedido del Papa Francisco - y la que hemos analizado detenidamente en la Primera y Cuarta Entregas de esta serie, las que adjunto por si alguien quiere releerlas. Pero cabe volver a hacer, a manera de síntesis, algunas precisiones teniendo en cuenta la premeditada falsedad de lo que se manifiesta y el ocultamiento, también premeditado, de los fines que en realidad se persiguen. Lo que no se dice: 1.- Lo que en verdad se propone, presentándolo como insinuación y no con todas las letras, es una devaluación considerable del dólar, tan considerable como se pueda, y que sería la punta de lanza para cambiar el rumbo de las cosas. 2.- ¿Qué significaría esto?. ¿A quienes favorecería y a quienes perjudicaría?. ¿Cuál es ese nuevo rumbo?. Esta devaluación permitiría que los exportadores (en particular de granos) acrecentaran grandemente sus ganancias, al mismo tiempo que reduciría significativamente el poder de compra de todos los que viven de un salario, o sea los trabajadores y jubilados en medio de un brusco aumento de precios que sería consecuencia de la pretendida devaluación. 3.- La puja distributiva sobre los beneficios que produce la actividad económica nacional no solo se mantiene sino que está exacerbada. ¿Es la justicia o el egoísmo el que rige esta puja?. ¿La intención es que caminemos juntos o que algunos caminen sobre el cadáver de los otros?. Está claro que cuando los exportadores (holdings transnacionales) quieren obtener una mayor cantidad de pesos por los dólares que consiguen por la comercialización de nuestra riqueza (sentido de la devaluación), generan una transferencia de recursos nacionales, en último análisis, hacia el exterior y en detrimento de los trabajadores y los jubilados, que verían licuado el poder de compra de sus salarios por la inflación que esta devaluación desencadenaría, invalidando la compensación de una inflación controlada por medio de los convenios colectivos de trabajo y de los aumentos periódicos de las jubilaciones, generando una escalada descontrolada de reclamos (recordemos 1975, los resultados de lo entonces sucedido que terminó en el golpe de 1976 facturado por el Régimen de la Usura Financiera mundial y las consecuencia ulteriores que aún hoy padecemos). Esto sería aún más trágico para aquellos que hoy están “en negro”, en el trabajo informal, no cubiertos por la Ley de Contratos de Trabajo. 4.- La presión que ejercen estos exportadores y algunos productores agropecuarios reteniendo la producción de soja y evitando el ingreso de dólares en nuestra economía para forzar tal devaluación, en paralelo con las intensas operaciones de guerra psicológica que desarrollan la mayoría de los medios de comunicación apoyados en los actores políticos y sindicales reclutados al efecto, demuestran lo que venimos afirmando a lo largo de nuestras entregas: cual es la verdadera relación de poder en la Argentina entre el Gobierno Nacional y el Pueblo Argentino por un lado y, por el otro, el conglomerado económico – financiero – cultural – mediático – judicial – político que articularan en la Argentina a partir de 1976 los que se apropiaran ilegítimamente del poder en esa fecha, que aún conserva una altísima capacidad de ejercicio del mismo en la realidad concreta, mayor aún que la del Gobierno y el Pueblo. 5.- Pero hay más. Esta devaluación buscada provocaría un retroceso general de la actividad económica por la retracción del consumo del pueblo empobrecido (destrucción del mercado interno). Este retroceso impactaría más temprano que tarde en el nivel de empleo, generando una pérdida creciente de puestos de trabajo. El titular del Diario La Nación que citamos al comienzo, aparece entonces con claridad más que como una encuesta del ánimo actual de los argentinos, como una operación de guerra psicológica y como un objetivo que se alcanzaría por el mecanismo de la “profecía autocumplida”. Este retroceso que, naturalmente, se acompañaría de la caída de los ingresos público por impuestos, generaría déficit fiscal, provocando un serio deterioro de los servicios esenciales que debe garantizar el Estado, como también impactaría sobre el pago de la deuda pública que se viene realizando puntualmente en un exitoso camino de desendeudamiento (el que también los “fondos buitres” pretenden dinamitar acompañados y justificados por los “patrióticos” comunicadores y analistas económicos que proliferan en los medios). Se abrirían así las puertas a la meta que el conglomerado de marras busca y pregona: volver a endeudarnos con los usureros, o sea tomar préstamos en un mercado mundial de capitales que, según dicen, está pletórico de dólares deseosos de ser “invertidos”. ¿No suena parecido al endeudamiento que promoviera Martínez de Hoz a partir de 1976 cuando los petrodólares inundaban el planeta?. Quizás ahora la diferencia sea que los dólares provienen del gigantesco atraco que el Régimen de la Usura Financiera consumara (y aún consuma, ¡ay, Chipre!) en el llamado “primer mundo”, al que denominaran eufemísticamente “crisis”. En definitiva, pareciera se busca entregar nuevamente a los usureros el control de nuestra patria, restituyendo para ello el mecanismo de la corrupción de nuestra dirigencia que ellos instalaran hace 37 años, que ya conocemos y sufrimos y del que largamente habláramos en la Novena Entrega. 6.- Es cierto que estamos aún ante un panorama de desequilibrios, inequidades, confusiones. Pero también lo es que estamos en un camino de Reparación que busca la imprescindible Liberación de nuestras energías nacionales hoy retenidas, impedidas de manifestarse plenamente por una maraña de nudos – económicos, culturales, sociales – tejidos de ex profeso. ¿No es acaso visible este proceso que ya lleva 37 años?. ¿Es que es posible no ver el “continuum” de la película?. ¿Es que podemos tabicar nuestra memoria y quedarnos “congelados” en una fotografía, ya sea actual o del pasado?. ¿Es que pueden hacerse apreciaciones en abstracto como si nada hubiera (y nos hubiera) sucedido, como si todo estuviera afuera de nuestra vida, como si el hoy no tuviera ayer y no tuviéramos en nuestro curso vital los datos que nos permiten ver el “hilo conductor” de las cosas, entender que pasa en realidad?. ¿No vemos acaso los nudos que, gracias a Dios, se han desatado, aunque otros aún persistan?. ¿Es caminar juntos aprovechar una situación de privilegio, de poder político- económico, para incrementar con avaricia unas ya abundantes ganancias – o mantener una tasa elevada de las mismas en un momento de dificultades nacionales – en detrimento de la vida de nuestros congéneres-compatriotas? ¿Es cuidar del otro, por ejemplo, privilegiar un prescindible placer de hacer turismo en el extranjero cuando la escases de dólares pone en peligro la importación de insumos necesarios para la producción y con ello el trabajo de cientos de miles de compatriotas y nos pone en una situación de debilidad ante un sistema financiero regido por la usura?. Para decirlo más simple, con un ejemplo de carácter familiar: si Ud. está en una situación difícil en su trabajo, sea cual sea, y sus ingresos están seriamente comprometidos y su mujer le pide un viaje a algún paraíso caribeño o algo similar, ¿qué haría?. ¿Le explicaría la situación y que no es posible por el momento, que hay que postergar esa vacación o esa inversión según fuera el caso, o saldría corriendo a endeudarse para darle el gusto con tal de no convivir con su pesado malhumor?. 7.- El Gobierno, que debe gobernar para todos, que tiene que conducirnos a caminar juntos, a cuidar del otro, debe, necesariamente, aplicar correctivos al egoísmo inconsciente e irresponsable de algunos (personas o factores de poder político-económico) recordándoles que ellos también deben ser parte solidaria de la comunidad en la que habitan y no los “rapiñadores” de la misma. Que “nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza”. Este es el sentido de las medidas que toma (control del dólar, acuerdo y congelamiento de precios, tarjeta para reducir comisiones e intereses que cobran los bancos, etc.) y de las que deberá tomar. Y para esto debe hacer crecer el poder de decisión nacional, o sea el poder popular que es su esencia, frente al poder del conglomerado citado antes, cuyos ámbitos de decisión se encuentran fuera de nuestra patria y que se guían por una lógica diferente (el interés particular) de la lógica de una nación (el interés común). Esta confrontación (que adquiere el carácter de guerra cuando estos factores se comportan como enemigos, o sea manifiestan un comportamiento como el del período 1976 – 2001, por ejemplo, por el que no persiguen intereses diferentes a los nuestros solamente sino que atentan contra nuestra vida en tanto comunidad de familias y personas dignas, libres y con derecho a vivir en tanto tales) es en definitiva y en último análisis de carácter cultural. Se trata de la pulseada entre un mundo regido por el egoísmo y la soberbia, inevitablemente violento y disociador u otro articulado por la solidaridad y la justicia, fundamentos de la paz y la unidad. 8.- El “concurso organizado del pueblo” que es la clave del crecimiento del poder de decisión nacional requiere, dijimos en la Novena Entrega, de militantes dispuestos a hablar cara a cara y mirando a los ojos a nuestro pueblo, dando de esta forma “razón de la esperanza” que habita entre los argentinos. El Papa Francisco ha resumido en muy pocas palabras, con sencillez y contundencia, lo que nosotros expresáramos más dificultosamente según nuestra limitada capacidad. El ha dicho, en su caso refiriéndose a los obispos y sacerdotes de todo el mundo: “Yo quiero que los pastores tengan olor a oveja”. O sea que estando entre el pueblo conozcan a cada uno “por su nombre”, que tengan una relación de cercanía. Que no esperen en la comodidad de su despacho o de la casa parroquial. Que salgan a caminar por los barrios, a llegar a las casa, a las familias, a los que están alejados, perdidos o en dificultades. Que abandonen la tendencia a ser “funcionarios religiosos” y vuelvan a ser pastores. Dijo, en fin, lo que el pueblo todo anhela y de ahí la honda repercusión que ha tenido. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que nuestro pueblo anhela también que haya políticos (militantes y dirigentes) que “tengan olor a pueblo”. Que no aparezcan cuando llegan las elecciones o cuando hace falta gente para “mostrar” la capacidad de “movilización”. En los que puedan tener confianza porque están ahí, en la cotideaneidad, caminando las calles del barrio, tocando a las puertas de las casas, tomando mate con las familias, siempre disponibles. Que no habitan en la comodidad del local, de la oficina o de los bares, que no están encerrados en la autorreferencialidad. Que no se transforman en funcionarios que “gestionan” desde sus despachos y dejan de ser militantes que ayudan a la reconstrucción de la orgánica popular, que solo es posible alrededor de la autoridad que nace de la confianza. Que (y esto vale también para quienes trabajan en lo social o, aún, para un empresario) no miren desde arriba, desde una supuesta superioridad del que tiene y “puede dar”, sino desde abajo, como miró Jesús a sus discípulos cuando les lavó los pies en la Ultima Cena. Con la humildad del servidor. 9.- Debemos, por último, ahondar sobre el traído y llevado concepto de enemigo que a algunos asusta y a otros exacerba. Se dice, con razón, que es necesario dialogar, o sea resolver pacíficamente nuestras diferencias, no tratar a nuestro prójimo (vecino, compatriota, inmigrante, de una u otra simpatía política o confesión religiosa) como nuestro enemigo. Es cierto y así debe ser. Pero de ahí a negar la existencia de un enemigo, media una confusión intencionada o no, premeditada o inocente, un ocultamiento o una negación de la realidad, cuando este se manifiesta claramente en la misma. Hasta las Sagradas Escrituras hablan expresamente del Enemigo. Es más, la Iglesia le da el título de Príncipe de este mundo, o sea el que tiende a gobernarlo, montado sobre nuestras debilidades y falta de amor (egoísmo, soberbia, envidia, odio). Este Enemigo, según estas enseñanzas, no puede gobernar por sí solo, ni obligar a nadie. Solo puede hacerlo si el hombre acepta seguir sus propias inclinaciones y rebeldías involutivas y antihumanas, tentado, eso sí, por “espejitos de colores” (ansias de poder, apetito de bienes materiales -“las mortajas no tienen bolsillos” dijo el Papa Francisco que le dijo su abuelo-, la vanidad de su intelecto, la mera satisfacción hedonista y narcisista). Esto es lo que da sustento a aquello de: “se trata de combatir al pecado no al pecador”. Y también lo que Jesucristo pidiera al hombre y que escandaliza al mundo (en particular al actual) tan propenso a la venganza, al “ojo por ojo, diente por diente”: “amar a tu enemigo”. Porque el enemigo vive en el odio y en la violencia y se realimenta permanentemente de estos. Ni la paz ni la justicia surgen, ni nunca han surgido, por el exterminio de nadie. Todo lo contrario solo se instala cuando se rompe el círculo vicioso que ambos factores establecen. O sea cuando se deja de odiar y gana ese espacio el amor. Cuando la vida le gana a la muerte. El Gral. Perón traducía esto al lenguaje político cuando señalaba: “no se vence con violencia, se vence con inteligencia y organización”. Porque la victoria final y definitiva está solo en el corazón del hombre, de cada hombre. Y el hombre siempre y en cualquier situación en la que se encuentre (riqueza o pobreza, poder o debilidad) puede negarse al mal y servir por su propia voluntad al Plan de la Creación cuyo centro es el Amor generador de vida o no hacerlo. No somos, sin embargo, ingenuos. Recordamos que Jesús les decía a sus discípulos cuando los enviaba al mundo a anunciar la Buena Nueva: “deben ser mansos como corderos y astutos como serpientes”. La historia y nuestra realidad nos muestran que con mucha frecuencia la dureza del corazón humano es difícil de reducir (y de esto nadie podría excluirse). Su capacidad de hacer el mal y dañar es comparable a su capacidad bienhechora. A estos efectos es lo de “la inteligencia y la organización” que siendo la forma de ejercer nuestro derecho de participar del poder de decisión local y nacional, es a la vez el medio pacífico de aislar a los que no ven ni quieren ver, a los que se obcecan obstinadamente en su egoísmo justificándolo de cualquier forma, y reducir así al mínimo posible toda capacidad de daño. La comunidad es así estructura de defensa y ámbito pedagógico, que permite el abandono de un cerrado individualismo y la transformación y elevación del hombre estimulando sus virtudes y amenguando sus defectos. ¿Qué pasa, nos decimos, cuando vemos la proliferación de actitudes salvajes de todo tipo, faltas de toda humanidad, en nuestras grandes ciudades?. ¿Cómo es posible que esto esté pasando?. Es precisamente la resultante de la destrucción de la comunidad como concepto y como realidad, del llamado entramado social, que es el daño más grande que nos han infligido. El hombre aislado y acorralado por sus desventuras, sin aparente defensa ninguna, acosado por una contracultura que lo bestializa, enloquece y se transforma en lobo y en chacal. Curiosamente nuestro enemigo que ha generado este panorama con su acción en la historia, expande así sus propias esencias transformando así al mundo en un infierno, del que ingenua pero inútilmente pretende preservarse. Es necesario abrir un ancho campo a la paz y a la unidad nacional. Solo en la organización popular, en la comunidad reconquistada como ámbito vital de lo cotidiano encontrará el hombre (varón y mujer) el ambiente de su reconstrucción. Es necesario erradicar o amenguar a su mínima expresión el egoísmo de algunos y la vana ambición de otros. De la misma manera que el odio y la violencia, que de un extremo y del otro algunos se empeñan en seguir atizando, guiados por prejuicios culturales o por apreciaciones ideologizadas igualmente alejadas de la realidad de nuestro pueblo, para regocijo de nuestros enemigos que impulsan estas actitudes desde atrás, “tirando la piedra y escondiendo la mano”. 10.- Con gran simplicidad Cristina ha señalado este rumbo como el elegido por nuestro Proceso de Regeneración y Liberación Nacional el pasado 22 de marzo en ocasión de recordar un nuevo aniversario del fatídico 24 de marzo de 1976: “Ahí está la clave para que nunca más vuelva a ocurrir el desencuentro entre los argentinos, porque bueno es señalar que pudieron operar y pudieron suceder cosas porque trabajaron sobre el desencuentro, sobre el enfrentamiento, sobre las vanidades, los egos y las mediocridades, y en un puñado muy chico sobre sus intereses económicos, para manipular a todo el resto de la sociedad que muchas veces no entendía por prejuicios culturales que finalmente que iban a ir por todos, como pasó en ese 2001, cuando el país entero se cayó, salvo algunos pocos”. “Por eso el 24 de marzo tiene que ser abordado desde esta caracterización, desde el entender, desde saber convencer al otro, y si no se convence paciencia, porque somos más los que nos hemos dado cuenta de lo que nos pasó y por lo tanto no vamos a volver a cometer los mismos errores. No podemos tener la soberbia de pensar que nunca nos equivocamos, porque yo siempre digo que los que más responsabilidad tienen para que el cambio y la transformación sigan adelante, son los que están convencidos de esa transformación y ese cambio, y por lo tanto tiene la obligación de ser los más comprensivos, los más inteligentes y los que más entiendan y mas acepten al que no se convence”.
Posted on: Tue, 25 Jun 2013 18:28:57 +0000

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