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DIMENSIÓN POLÍTICA Ezequiel Parra Altamirano **A 28 años del sismo que sacudió a la capital **Nosotros tres nos salvamos de puro milagro **Habíamos ido al DF a pasar unos días felices **Nos alojamos en un hotel que se vino abajo **En “El Principado” murieron los huéspedes **También el personal; la ciudad era un caos EL JUEVES ANTERIOR, 19 de septiembre, en 1985 México hizo una pausa inesperada. Ese día, la capital donde habitaban 9 millones de personas, fue sacudida con la fuerza similar a 6 millones de toneladas de explosivos. Debajo de la tierra un fenómeno natural se había formado en el centro del territorio nacional. El movimiento telúrico provino del sur a unos 18 kilómetros de profundidad. Las ondas con dirección al norte chocaron con las paredes naturales de la Sierra de Guadalupe, lo que provocó que se regresaran, en el punto de convergencia entre las que van y vienen se formaron nodos y lo que se encontraba arriba de éstos en la superficie, se derrumbó. Las cifras preliminares fueron rebasadas, el Gobierno Federal reconoció 7 mil víctimas, la Comisión Económica para América Latina registró 26 mil y las organizaciones civiles de damnificados calcularon 35 mil personas que perdieron la vida. El recuento de los daños materiales e inmediatos, se estimaron en más de 41 mil millones de pesos. LOS SIMULACROS Ese día, convertido ya en el Día de la Protección Civil en el país en recuerdo del ejemplo que dieron a la nación y al mundo numerosos mexicanos que salieron a solidarizarse con los millares de capitalinos que habían perdido la vida de manera horrible, es decir, aplastados por los edificios donde trabajaban o en las casas que habitaban, se multiplicaron los simulacros de sismos por todo el país y Nayarit no fue la excepción. Efectivamente, por instrucciones del rector de la UAN, Juan López Salazar, en el Campus Universitario de Tepic se llevó a cabo un simulacro según es costumbre realizarlo año con año y lo mismo ocurrió en diversas instituciones y órdenes de Gobierno tanto en la capital nayarita como en algunos, por no decir que prácticamente en todos los ayuntamientos. NUESTRA EXPERIENCIA Aquel año, por cierto, mi esposa Martha, nuestra pequeña hija Marisol que apenas estaba por arribar a sus primeros dos años de vida y el que esto escribe, habíamos viajado a la capital del país para disfrutar de unos días de asueto, disfrutar la ceremonia del Grito de Independencia, al día siguiente colocarnos en una de las aceras de la avenida Juárez para presenciar el Desfile Militar y tomar imágenes de los contingentes para de regreso en Ciudad Victoria, donde radicábamos, escribir un reportaje en “EL DIARIO” donde fungía como Subdirector, de todo lo que habíamos presenciado. Como a un servidor no le sienta bien la capital del país por tanto tráfico, el smog y la altura en más de dos mil metros sobre el nivel del mar, que afecta la hipertensión padecida desde hace un par de lustros, no obstante lo mucho que hay de diversiones como el teatro y otros espectáculos, así como los buenos restaurantes, una gran variedad de museos, etcétera, nos quedamos algunos días más disfrutando de nuestra habitación ubicada en el quinto piso del Hotel Principado, que se localizaba a solamente unos cuantos metros del Monumento a la Revolución y fuimos de aquí para allá hasta que, cansados del ajetreo, Martha y yo nos pusimos de acuerdo para viajar de regreso a la capital tamaulipeca por lo que checamos salida en el aeropuerto capitalino y para las siete de la mañana del 18 de septiembre despegábamos de una de las pistas del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, por lo que aterrizamos en el aeropuerto “El Petaqueño” dos horas después en el tradicional “Guajolote”, nombre que los tamaulipecos dieron en llamar al avioncito de unas 40 plazas que hacía el recorrido todas las mañanas entre ese punto de Tamaulipas y la capital del país. LA CONVIVENCIA Ya en nuestra ciudad y en nuestro trabajo comentamos con algarabía a nuestros directivos y compañeros, amigos y familiares todo lo vivido con motivo de las Fiestas Patrias en el Distrito Federal, lo impactante del Grito de Independencia efectuado por el presidente Miguel de la Madrid la noche del 15 de septiembre desde el balcón central de Palacio Nacional, las escenas vistas en las diversas columnas del Desfile Militar del 16 de Septiembre que tanto nos llamaron la atención, pues debimos confesar que jamás habíamos visto en Nayarit, Guadalajara, Monterrey, donde habíamos vivido, y tampoco en Ciudad Victoria, el despliegue de tropas marchando con toda marcialidad por las principales avenidas de la llamada Ciudad de los Palacios, los equipos motorizados, los aviones caza surcando los aires simultáneamente al desarrollo del desfile, así como la atención y el respeto que en todo momento mostraron los expectantes capitalinos ante todo lo que vivíamos gracias a la excelente organización por parte del personal del Ejército y la Marina Armada de México, la Policía Federal y de Caminos, y todo lo demás que correspondió organizar con singular maestría al personal encargado. LA TRAGEDIA Al día siguiente, de acuerdo con la costumbre que aún tenemos de levantarnos temprano para presenciar los noticieros de la mañana -aunque luego volvamos a dormir para reponer la desvelada cotidiana-, al prender el televisor nos llamó la atención que Jacobo Zabludovsky transmitía en vivo desde diversos puntos de la metrópoli las terribles escenas del terremoto que tanto dañó las estructuras de gran parte de la ciudad, y remarcaba que todo había comenzado en punto de las 07:17:47 de la mañana, es decir, nos decíamos nosotros ante semejantes escenas de derrumbes, desolación y muerte, que hacía apenas 24 horas habíamos abandonado aquella ciudad. Pero lo que más nos caló, estremeciéndonos aún ahora que han transcurrido ya 28 años de la tragedia, fue que el Hotel Principado donde estuvimos alojados, se derrumbó por completo llevando a la muerte a prácticamente todos sus ocupantes. Es decir, que nosotros tres pudimos haber quedado aplastados allá, como desafortunadamente fallecieron 35 mil personas según las cifras que se manejan desde entonces. GRATITUD AL CREADOR Por eso ahora que recordamos aquellos tristes tiempos levantamos la vista al cielo para agradecer a Dios esa y otras oportunidades más en que nos ha dejado vivir, razón por la cual se nos hizo ya el buen hábito de orar diariamente, mayormente aun cuando recordamos que de mediados de enero a finales de abril del 2004 estuvimos internados en el Hospital de Especialidades del ISSSTE en Zapopan, Jalisco, atendiéndonos de un aneurisma que se alojó en nuestro cráneo, por lo que hubimos de ser sometidos a tres delicadas intervenciones quirúrgicas en el término de tres meses, hasta que, Bendito Dios, fuimos dados de alta regresando a nuestras ocupaciones luego de haber disfrutado de la permanente asistencia de mi esposa Martha, de mi hija Marisol, del cariño y oraciones de mis padres, mis hermanos y una gran cantidad de amigos, entre ellos el ex gobernante nayarita Celso H. Delgado, quien con su intervención ante altas autoridades del país fuimos atendidos con esmero por los neurólogos y enfermeras, destacando especialmente el doctor Velázquez, un médico especialista que recién regresaba de Alemania y que soportando todo tipo de presiones, nos sacó a la otra orilla, por lo que al final de cuentas, de regreso en Ixtlán del Río, le organizamos a él y al resto del personal médico y enfermeras, una comida de gratitud y le obsequiamos algunos regalos que mucho agradeció. Otros amigos que siempre estuvieron al pendiente de nuestra salud fueron el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, Juan Echeagaray Becerra, don José de Jesús Hernández Guillén, Esaú Hernández Herrera, Hugo Jiménez, Édgar Rafael Arellano Ontiveros, Antonio Coronado Jaime, Carlos Jaime Nolasco, Miguel Ángel Caro Preciado, Carlos Jiménez García,Francisco Javier Nieves Aguilar, Javier Esparza Altamirano, Xóchitl Hernández, Lupita Tejeida, prácticamente todos nuestros compañeros de prensa escrita, radio y televisión, incluyendo a Óscar Verdín Camacho, ese excelente cronista y entrevistador de prensa que a nuestro regreso de Zapopan nos buscó en Tepic para preguntarnos cómo había sido todo y que detalladamente publicó con gran despliegue en varios de los periódicos para los que entonces laboraba. Así como muchos, muchos, muchísimos amigos de Nayarit, Guadalajara, Monterrey, Ciudad Victoria y Reynosa, Tamaulipas, que llamaron o nos visitaron en el hospital, algunos a quienes no pude ver pues cuando acudieron me encontraba yo sedado y en terapia intensiva, incluyendo por supuesto mis hermanos, hermana, cuñado y cuñadas que siempre estuvieron al tanto de nuestra salud. Siendo entonces cuando uno aprecia lo que tiene tan valioso como la salud, la familia y los amigos. IPN DESARROLLA SOFTWARE PARA CONTINGENCIAS SÍSMICAS Precisamente para atender una contingencia sísmica, expertos del Centro de Investigación en Computación del instituto Politécnico Nacional desarrollan un software, lo llaman "RieSis" y contribuye a coordinar de manera adecuada los planes de contingencia. Con esta herramienta, también, se podrían reducir la pérdida de vidas humanas y las afectaciones materiales, lo que por cierto es una estupenda noticia. Por hoy es todo y mañana será otro día. ¡CONSUMATUM EST!
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 19:38:26 +0000

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