Da perrita seguridad a autistas Hace dos años, el Centro de Rehabilitación y Terapia Ecuestre Hoga recibió un regalo: una perra criolla a la que apodaron "la güera". Ella se volvió un personaje especial para los niños con autismo que ahí reciben terapia. Y aunque Hoga realiza tratamientos con caballos, desarrolló el estudio experimental "El uso del can en integración sensorial en niños con trastornos del espectro autista" en el que participó "la güera". "Vimos los beneficios que tiene un caballo en la integración sensorial, vamos a ver qué beneficios puede aportar un perro dentro de esta terapia", expresó la terapeuta física Alejandra Sierra Barrios. La introducción de la perrita en las terapias trajo grandes beneficios a los menores, como seguridad, confianza, autocontrol, comunicación, integración sensorial y reducción de la ansiedad, indicó Sierra Barrios al presentar el estudio el viernes en el Congreso Internacional de Terapias con Animales en México, que concluye hoy en el Teatro Universitario de la UANL. "Si el niño no soportaba que lo tocaras, ahora ya te abraza", expresó. Una de las características principales de los niños con autismo es que no son muy sociables y necesitan algún objeto para depositar su apego. "Desde temprana edad adoptan un peluche, un pedazo de tela, una cobija", dijo la terapeuta. Al introducir a "la güera" lograron formar una especie de objeto transicional con el que los niños pudieron sentirse cómodos y tener una interacción cercana. En el estudio participaron cinco niños de entre 6 y 8 años de edad con autismo. El procedimiento inició en enero y se realizó en 15 sesiones de 30 minutos cada una. Para mejorar su contacto físico los niños tenían que saludar a "la güera" y peinarla para obtener un mayor control del movimiento. También se colocaba alimento en la mano de los niños para que se lo entregaran a la mascota y con ello trabajar su sistema táctil. "La güera" es mezcla de labrador con poodle, que fue entrenada con anticipación y obedecía a ciertos comandos verbales como "siéntate", "ven", "come" o "camina". Para que los menores lograran tener una comunicación verbal también se les enseñaron los comandos. "Lo que nosotros queremos es que nuestros niños tengan una interacción con la sociedad, con individuos por medio de la comunicación verbal", comentó Sierra Barrios. Al inicio los niños mostraban rechazo hacia sus terapeutas y sentían mayor confianza con la perrita, indicó, pero después de varias semanas comenzaron a manifestar esa seguridad entre sus compañeros y maestros. Al final del estudio los menores mejoraron sus movilidad básica, su percepción espacial y su coordinación, además de aumentar su seguridad en sí mismos. Tras esta experiencia, aunque Hoga no espera adoptar como terapia institucional el uso de perros, cuando algún caso lo requiera sí recurrirán a ellos, dijo Sierra Barrios. Visita elnorte
Posted on: Sun, 28 Jul 2013 18:39:17 +0000