De paquetes y porcentajes Capitulo 20% Olor a pólvora y Aroma de - TopicsExpress



          

De paquetes y porcentajes Capitulo 20% Olor a pólvora y Aroma de Café. Nuestra casa era a la vez vivienda y fábrica de cohetes, todos sus integrantes aportaban con su labor diaria de acuerdo a su edad y conocimientos de sus tareas, mi dedicación desde temprano junto a mi hermano Omar era la de trabajar con el torno para hacer la pita (lazo) usado en la elaboración de las bombas de los cohetes, esa tarea la compaginábamos con la escuela, teníamos que hacer la carga de carbón y azufre para la elaboración de la pólvora y que el barril de madera con cargas de plomo molieran ambos elementos, sacar y limpiar el material para unirlo después según el uso que se daría al clorato o al salitre, también elaboraba las cargas de pólvora de clorato para las bombas de los cohetes, para cada uno de los obreros, tres a cinco gruesas diarias de cargas (gruesa equivale a 12 docenas), mi hermana Rosa Ibel, se encargaba de la elaboración de los arpones de mecha para los cohetes navideños esto era el trabajo diario, pero de junio a diciembre las tareas aumentaban con la fabricación de los cohetes navideños. Trabajar en el taller familiar nos permitió a todos ser responsables. Nuestra diversión eran los sábados cuando jugábamos futbol, Omar y yo nunca fuimos buenos para el futbol, pero nos divertiamos. La fábrica quedaba en el centro de la ciudad hasta que un día hubo que dejar dicho lugar trasladándonos del barrio La Parroquia al Barrio El Calvario, la casa del Calvario fue construida de la misma forma que la mayoría de casas de mi ciudad, de lodo y varas de cafeto, por cierto la construyó mi abuelo materno Salomón Pérez; el último día de la primer fábrica vi a mi padre sentado junto al limonero con sus ojos tristes, briosos, casi al punto de llanto; lo entendí bien, en este lugar nacimos varios de sus hijos, en ese mismo lugar falleció su primer esposa en un incendio de la cohetería. Mi hermano Roberto con tan solo 6 años realizaba la labor de llevar a los clientes del lugar donde estuvo la primer cohetería hacia el nuevo establecimiento, lo recuerdo caminando siempre en calzoneta, era una labor sencilla pero de muchísima importancia para que los clientes no se perdieran. En el año 77 la situación política comenzó a complicar todo, la efervescencia política en la capital del país, tras el fraude electoral a la coalición UNO (Unión Nacional Opositora) conformada por los partidos PDC, UDN y MNR (Partido demócrata Cristiano; Unión Democrática Nacionalista; y Movimiento Nacional Revolucionario) y la expulsión del su candidato presidencial, Coronel Ernesto Claramount Lucero, dejando una masacre en Plaza Libertad, realizada por la Guardia Nacional, La policía Nacional y la Policía de Hacienda, el 28 de febrero de dicho año y los hechos que mantenían a la Universidad de El Salvador UES como centro de la efervescencia política; en esos años estudiaba mi hermano Pedro en la UES eso lo convirtió en blanco de persecución. A partir de ese año se complicó para la familia, primero conseguir la materia prima para la fábrica de cohetes, el Clorato y el salitre que con facilidad era comprado en Cd. Delgado fue obteniéndose de forma más restringida, el traslado siempre se realizó vía bus de San Salvador a Berlín, la producción de fuegos pirotécnicos por lo tanto fue bajando. A partir de esa etapa comenzamos a vender café molido como una medida alternativa de economía familiar, sin dejar de elaborar la cohetería, mi papá ideó un barril parecido al que usábamos para moler el carbón, pero eso sí hecho de lámina gruesa, en ese barril me tocaba tostar el café, mis hermanos menores tenían que embolsar y sellar con velas las bolsitas de diez centavos, y cada sábado recorría las calles y las tiendas de Berlín dejando los cartoncitos de cartulina cover que contenían 6 bolsitas de café cada una a 50 centavos; al concluir mi recorrido de los sábados más o menos en tres horas yo entregaba cuentas a mi papá como producto de las ventas generalmente el ingreso era entre 300 y 400 colones, todo esto lo hacíamos sin dejar de ir a la escuela, en esos años estudiando ya el tercer ciclo, con nuevas amistades y con grandes maestros, aquí quiero reconocer la labor de la maestra de maestros Socorrito Rivera de Méndez, maestra de generaciones de berlineses a quien logre aún ver con vida en marzo de 2009 a la edad de 96 años, gratos son los recuerdos de la etapa en el tercer ciclo, verdaderas amistades que perduran hasta estos días.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 04:34:12 +0000

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