EDUCAR PARA SER LIBRES “He experimentado en mi propio cuerpo - TopicsExpress



          

EDUCAR PARA SER LIBRES “He experimentado en mi propio cuerpo -en mi misma alma- que necesitaba el pecado, la voluptuosidad, el afán de propiedad, la vanidad, y que precisaba de la más vergonzosa desesperación para aprender a vencer mi resistencia, para instruirme a amar el mundo, para no compararlo con algún mundo deseado o imaginado regido por una perfección inventada por mí, sino dejarlo tal como es y amarlo y vivirlo a gusto”. Hermann Hesse (1968): Siddharta Uno de los momentos clave de la Filosofía postmoderna surgió con la reaparición del Panoptismo en el año 1975, a través de la publicación titulada "Vigilar y Castigar: Nacimiento de la Prisión" y en la que cuyo autor, Michel Foucault, trasladó el concepto del modelo de prisiones diseñado por Jeremy Bentham en el año 1791 al Estado del Bienestar. Este innovador diseño arquitectónico del siglo XVIII permitía al vigilante -también apodado opticón- vigilar al recluso en todo momento a través de un entramado escrupulosamente diseñado y, en el centro del cual, se alzaba majestuosamente una torre de vigilancia cuya finalidad consistía en mantener al preso dentro de su campo de visión sin que fuera consciente de ello. El filósofo francés cristalizó la figura de dicha torre como una metáfora representativa de la red institucional que conformaba las sociedades modernas: los centros hospitalarios, los espacios religiosos, los ejércitos, las organizaciones empresariales y los centros de enseñanza, entre muchos otros. Todos estos, entes de un entramado cuya finalidad consistía en mantener al poder imperante en lo más alto de la torre para usar dichas instituciones a su merced -como si se trataran de laboratorios para la modificación de la conducta humana- y poder beneficiarse de los resultados obtenidos a través de sus investigaciones. ¿Entonces, a partir de allí, nos podemos considerar seres libres? Una respuesta la podemos encontrar en las reflexiones de B. F. Skinner. Para el autor de la polémica obra "Más Allá de la Libertad y la Dignidad", si bien es cierto que se han realizado esfuerzos para reducir los estímulos aversivos de todas las formas de control intencional, se ha cometido la equivocación de definir la libertad en términos de estados mentales o sentimientos. El control aversivo intencional conforma el esquema de la relación social: en la ética, la religión, el gobierno, la economía, la educación, la psicoterapia y en la vida familiar y, ante ello, solo se pueden ejercer tres respuestas posibles: obedecer al aversor para evitar sus represalias, situarse lejos de su alcance para no recibir sus estímulos condicionados o atacando aquellos que generan las condiciones aversivas para reducir su radio de acción. Puede que para Skinner la noción de libertad solo se pudiese enmarcar dentro de unos parámetros tangibles: biológicos, físicos y sociales; pero si nos detenemos ante las definiciones de autores como Gottfried Leibniz, quien afirmaba que la libertad consiste en la capacidad de hacer lo que uno quiere hacer o en el poder querer aquello que se puede conseguir; o del mismo Voltaire, quien atisbaba el surgimiento de la libertad cuando hacemos lo que queremos hacer, aunque no podamos dejar de querer lo que en verdad queremos; nos percatamos de que la libertad puede rebasar las leyes de la propia naturaleza. Es a partir de ese preciso instante cuando sobrepasamos lo tangible y transitamos a través de los parajes de la libertad interior. Aunque parezca paradójico, puede que la libertad solo sea una percepción ilusoria elaborada desde la torre de vigilancia del sistema liberal para satisfacer nuestras inquietudes vitales haciéndonos creer que podemos elegir libremente, tal y como argumenta el filósofo y psicoanalista lacaniano Slavoj Žižek. Como fruto de las reflexiones extraídas a partir de los estudios realizados por el psicólogo experimental Jean-León Beauvois entorno las implicaciones de la libertad de elección de los sujetos, se pudieron identificar tres formas de legitimación del ejercicio autoritario: la autoritaria pura, la totalitaria y la liberal; y de las tres, se podría considerar la liberal como la forma más peligrosa de todas, ya que dentro de ese paradigma, las razones de obediencia estaban integradas de forma natural dentro de la estructura psicológica interna del sujeto. ¿En realidad queremos aquello que creemos que deseamos? Según el filósofo esloveno, la contradicción surge cuando tomamos consciencia de que los sujetos liberales son los menos libres, ya que modifican la percepción u opinión de sí mismos aceptando aquello que se les ha impuesto como si hubiera sido originado por su propia naturaleza, sin ser conscientes de su subordinación hacia una forma de poder invisible. A partir de allí, podemos llegar a la conclusión de que existen dos tipos de libertad: la libertad formal, es decir, la libertad de elección dentro de las coordenadas de las relaciones existentes de poder; y la libertad real, la cual designa el entorno de una intervención que va más allá de las propias coordenadas establecidas. Una de las conclusiones a las que podemos llegar a partir de las reflexiones realizadas hasta el momento es que la libertad interior depende directamente del nivel de consciencia del sujeto. Es aquí cuando entra en juego una las reflexiones capitales sobre la libertad realizadas hasta la fecha, aquella que esbozó Viktor Frankl en su obra póstuma "El Hombre en Busca de Sentido": Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino. Puede que la naturaleza nos arrebate parte de nuestra libertad, así como el sistema social liberal a través de su red institucional y, no tan solo nivel consciente, sino que se nos puede coartar la libertad desde el paradigma del dominio personal sin que podamos percibirlo; pero aun así, existe algo que nadie puede arrebatarnos: nuestra actitud ante las circunstancias, nuestra actitud vital. Puede que sea la actitud ante las circunstancias la que ejerza como elemento clave en el proceso de transmutación para la obtención de un atisbo puro de libertad interior. Es en ese preciso instante cuando el ego desaparece y el tiempo se distorsiona, cuando todo tu ser permanece allí mientras estás enfocado en el momento presente, tus acciones y pensamientos se retroalimentan, uno tras otro, como un río que fluye libremente pero que siempre permanece allí a la espera. Es en ese momento cuando se produce aquello que Mihály Csíkszentmihályi apodó flowing, cuando te centras exclusivamente en aquella actividad que realizas y toda tu esencia se equilibra en una harmoniosa combinación de habilidad y consciencia. La libertad pura existe, y se puede alcanzar, aunque el camino sea largo, esté plagado de obstáculos y para poder instruir a los demás para que puedan alcanzarla, antes tengamos que instruirnos a nosotros mismos para descubrirla. - Csíkszentmihályi, M. (1990): Fluir. Una Psicología de la Felicidad. Barcelona: Kairos. - Foucault, M. (1976): Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Buenos Aires: Siglo XXI editores. - Frankl, V. E. (2005): L’Home a la recerca de Sentit. Barcelona: Edicions 62. - Hesse, H. (1968): Siddharta. Barcelona: Bruguera. - Skinner, B. F. (1972): Más Allá de la Libertad y la Dignidad. Barcelona: Fontanella. - Žižek, S. (2001): On Belief. London: Routledge. Copyright (C) Jordi Garcia Cehic
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 14:46:08 +0000

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