EL AMOR A LOS VIEJOS Gloria Navas, abogada Anoche pasé en - TopicsExpress



          

EL AMOR A LOS VIEJOS Gloria Navas, abogada Anoche pasé en vela. No pude dormir pensando en mis padres de ochenta y cuatro años de edad. La luz brillante que irradiaban sus vidas se va apagando. No obstante ello, siempre hay luz en ellos porque siguen alumbrando aunque de diferente manera. Pasaron por mi mente cientos de imágenes de cuando era niña, adolescente, una mujer hecha y derecha, profesional, casada y ahora cargando la cruz y el dolor de la partida de un hijo antes de mi propio tiempo. En la penumbra de mi habitación se encendían las figuras de ellos siempre a la par mía, queriéndome, apoyándome, perdonándome y llorando conmigo. Siempre fueron padres especiales. Recuerdo a mi madre cosiéndome un vestido de fiesta apuradísima un viernes en la noche con tal de que su hijita mayor fuera estrenando a la celebración de los quince años de su mejor amiga . Para mi gusto, era una gran costurera. Yo solo escogía la tela, le hacía un dibujillo de cómo me gustaría tal diseño y ella, con sus manos mágicas, cortaba y cosía una prenda siempre de mi agrado. Mi memoria se refresca cuando pienso en los tiempos de escuela cuando mi madre nos llevaba el desayuno a la cama, nos ponía las medias todavía medio dormidos y nos hacía que nos bañáramos en la noche para aprovechar más el sueñito de la mañana. ¡Qué chineadora! Por otro lado, recuerdo a mi padre sosteniéndome con su pecho mi espalda para mantenerme erguida con tal de que no me ahogara durante mis constantes ataques de asma . No dormía en las noches a pesar de que al día siguiente debía enfrentar un exámen de un bachillerato por madurez o en la Escuela de Derecho a la que ingresó más tarde. Mi papá trasnochaba también haciendo pergaminos para los beneméritos de la patria, una extrilla para ayudarse con las responsabilidades de un hogar. También nos llevaba al Salón de Sesiones de la Asamblea Legislativa, lugar de su trabajo durante un tiempo y ahí nos explicaba los pormenores del debate político. Cuando tenía como diez años, mi padre se las agenció para obtener una beca en Columbia University en Nueva York, donde obtuvo un Master en Derecho Internacional y Derecho Comparado. En Nueva York nos llevó a las Naciones Unidas, a la Estatua de la Libertad, a Rockefeller Center y a Carnigie Hall, entre otros. Mi padre, a pesar de ser un labriego sencillo sin apellido pomposo ni bienes, siempre procuró que disfrutáramos de oportunidades que solo los muy acomodados podían hacerlo. Incluso, nos llevó en una ocasión a Miami Beach a pesar de que nuestro desayuno, almuerzo y cena eran helados porque la bolsa no daba para más. ¡Qué delicia! Así podría seguir. . .mis padres siempre presentes, siempre ayudando, siempre entendiéndonos a los tres hermanos y también disciplinándonos para que creciéramos como personas de bien. Creo que cumplieron su tarea a cabalidad. Ahora nos toca a nosotros como hijos cuidarlos y permanecer pendientes de sus necesidades. No es fácil observar cómo nuestros progenitores se deterioran física y hasta mentalmente. Cómo sus necesidades materiales disminuyen mientras sus requerimientos emocionales y espirituales aumentan. Ya no consumen pero necesitan mucho. Están urgidos de amor, de comprensión , de visitas y, sobre todo, de tolerancia. Se van tornando en niños indefensos pero no lindos. Los viejos ya no son bonitos. Nos vamos volviendo incómodos, necios, olvidadizos. con serios problemas de incontinencia física, faltos de vista y torpes al caminar. Empero, son portadores de grandes tesoros porque nos recuerdan el tránsito por la vida y nos alertan sobre un futuro al que llegaremos inexorablemente, de no ser llamados a la presencia del Dios vivo antes del ataque inmisericorde de los años. Son bellos por sus ejemplos pasados y la dependencia que de ahora tienen de nosotros sus hijos. Son hermosos sus cabellos blancos que nos hacen recordar cuánto lucharon por nosotros, por sus retoños, para que fuéramos educados y nos erigiéramos como seres humanos dignos de respetar y ser respetados. Profundos siguen siendo sus consejos y útiles sus experiencias. En fin, mis padres se apagan pero iluminan a la vez . Cómo deseo en lo profundo de mi alma corresponder, al menos un poco, con tanto de lo que me han dado. Me duele ver a mi madre diabética quien debe inyectarse cuatro veces al día y a mi padre que ya no puede firmar ni lucir su preciosa letra de calígrafo o exhibir sus dotes de gran traductor , de abogado o de diplomático. Se me arruga el corazón. Ojalá que la sensibilidad nos toque a todos nosotros hijos con padres muy cerca del invierno de sus vidas. La ingratitud ofende al espíritu humano mas la tolerancia y el amor hacia nuestros ancianos nos bendice. MI PADRE FALLECIÓ A LOS POCOS MESES DE ESTE ARTÍCULO, PERO SU HUELLA ES IMBORRABLE EN MI VIDA Y TODOS LOS DÍAS HAY ALGÚN PENSAMIENTO DE ÉL, ALGUNA FRASE, ALGUNA ACCIÓN QUE ME LO RECUERDA. . .SE QUE LE VERE DE NUEVO.
Posted on: Sun, 03 Nov 2013 18:26:42 +0000

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