EL DESFALLECIENTE MERCOSUR, VISTO DESDE LA ARGENTINA- La guerra de la sucesión castellana y las relaciones con Brasil Una metódica involución protagoniza actualmente, con ribetes estelares, nuestra política exterior. Las relaciones con Brasil y con el Mercosur, no son una excepción. Los problemas de distribución del poder fueron solucionados entre el Reino de Portugal y de España, casi inmediatamente después del descubrimiento de América. El Palazzo Di Spagna, diseñado por Borromini, considerada la embajada más antigua del mundo fue testigo entre los meses de mayo y septiembre de 1493 de las célebres Bulas Alejandrinas, del Papa Alejandro VI, antesala del Tratado de Tordesillas, firmado en 1494 por el cual, Portugal y España ponían término a sus disputas y repartían sus territorios de ultramar. . Propietarios de una visión tan larga como la historia misma, los españoles y portugueses acordaron mirar al mundo sin competencias, sino por el contrario, siendo países vecinos, decidieron conquistar otros territorios cooperando fuertemente entre sí. Quizás, esa misma visión, luego de innumerables desencuentros fue retomada por el Presidente Raúl Alfonsín en noviembre de 1985 cuando, reunido en Foz de Iguazú con el Presidente José Sarney decidieron poner la piedra fundamental de la unión política y comercial entre ambos países, para enfrentar al mundo. Doce protocolos, seguidos de otros cinco, firmados en 1986 fueron la columna vertebral del Mercosur, el que constituido en 1991, sumó a Paraguay y Uruguay en la misma visión del mundo y la misma identidad política. Alfonsín tuvo también la firme convicción de quebrar ese macabro ritual cuyo primer mandamiento fue el recelo mutuo para dar paso a la confianza recíproca, la que sin escasez de sacrificio y empeño diseñó un horizonte nuevo y edificó ladrillo a ladrillo, un nuevo edificio de cooperación y amistad. Luego de una cantidad de problemas ocurridos en estos años, un hito más entre Brasil y Argentina, que aparece muy próximo, podría derribarse. Tanto Brasil como Uruguay advirtieron que tienen la intención de iniciar las negociaciones con la Unión Europea durante el mes próximo, con o sin la Argentina. Mientras tanto, un encadenamiento infinito de excusas presentadas por el gobierno argentino preparan el camino para, una vez más, considerar que “el otro” es aquel que no comprende, que no espera, que, en definitiva, decide perjudicar a nuestro país. Por ello, las negociaciones llegaron a un punto muerto entre el Mercosur y la Unión Europea, en especial durante la última Presidencia Pro Tempore argentina del MERCOSUR. Las principales diferencias presentadas están ilustradas por el siguiente temario: acceso a los mercados, períodos de transición más largos para el MERCOSUR, liberalización de todos los componentes arancelarios para los productos agrícolas, la pretensión de que la liberalización se inicie desde los aranceles aplicados en el Sistema Generalizado de Preferencias, la eliminación de las subvenciones a la exportación en el comercio bilateral, disciplinas de comercio; mecanismo de Salvaguardia Bilateral, sistema de compras públicas, y podríamos continuar hasta intentar alcanzar el cielo. Sin perjuicio de que, muchas de esas argumentaciones tienen sustento real, su cantidad e inflexibilidad denotan la carencia contundente de vocación negociadora. El proceso vinculado a los intentos por llegar a un terreno de mínimos acuerdos sufrió un duro golpe en junio de 2012 cuando el Mercosur suspendió a Paraguay y casi simultáneamente aceptó la adhesión plena de Venezuela sin esperar el regreso de Paraguay al sistema mediante la aprobación oportuna del Senado paraguayo. Pero el proceso continuó, con el trabajo metódico de Brasil y el poco entusiasmo argentino. En rigor, tanto Brasil como Uruguay terminaron recientemente la preparación de su oferta. Nuestro país, con atraso, inició las consultas con el sector privado pero ya existen serios rumores vinculados a la intención de presentar un eventual acuerdo a diferentes velocidades , un eufemismo para decir que tal vez Argentina no formará parte de la oferta. Según fuentes del gobierno de Brasil, próximamente se reunirá una delegación brasileña y uruguaya en Bruselas con autoridades de la Unión Europea para iniciar el tránsito al intercambio de ofertas. Otra vez nuestro país quedaría relegado y aislado en materia de negociaciones regionales debido a la falta de intención negociadora y su empecinamiento en el aislamiento internacional. Argentina, otrora líder conceptual del Mercosur, se muestra hoy a la zaga de sus compañeros de ruta en la integración debido a la falta de articulación interna y en particular por efecto de una política comercial decimonónica aplicada por el Poder Ejecutivo, en especial por el Ministerio de Economía, y acompañada por sus pares de la Cancillería. El pasado 30 de octubre se realizó una reunión cumbre de cancilleres del MERCOSUR en Caracas. Acordaron volver a reunirse el 18 de noviembre, luego de un encuentro no muy positivo a tenor de los fuertes intercambios de diplomáticas acusaciones entre el titular del Palacio San Martín y el jefe de Itamaraty. A pesar de que el comunicado indica que el MERCOSUR presentará una oferta unificada, la situación no parece despejarse, al menos en lo inmediato por lo que no puede descartarse que Brasil y Uruguay presenten su oferta consolidada dejando afuera a la Argentina. La paciencia de todos, tiene un límite. Si estas presunciones fuesen confirmadas, podríamos señalar que el rebobinado histórico nos situaría en pleno conflicto por la sucesión castellana y muy distantes de la firma del Tratado de Tordesillas, replicando la penosa visión distorsionada que en tiempos de la dictadura medía con afinado centímetro cada cota de las represas de Corpus e Itaipú como un límite virtual basado en la soledad, el aislamiento y en ver en todos y en cada uno de los Estados vecinos una virtual amenaza permanente. Publicadas por Charlie Wood
Posted on: Sat, 02 Nov 2013 08:29:44 +0000