EL FRANCISCANISMO Y SU OPCIÓN POR LA VIDA Señor, haz de mi un - TopicsExpress



          

EL FRANCISCANISMO Y SU OPCIÓN POR LA VIDA Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón…Que allá donde quiera imponerse la muerte, yo defienda la vida. En definitiva, los franciscanos, y en general toda la Iglesia, le debemos mucho a aquel pobre y menor Santo de Asís, llamado Francisco; pero entre tantas cosas quizá una de las mejores herencias que él nos legó fue precisamente el respeto absoluto por la vida en cualquiera de sus formas y manifestaciones. Para el franciscanismo la vida no es un puro dato biológico, no es sólo la capacidad de nacer, respirar, reproducirse…la vida –según el pensamiento franciscano– es algo mucho más profundo que una mera condición biológica: la vida es misterio, es milagro, es don, es fiesta, es Dios mismo en su máxima expresión. Para San Francisco la creación entera, con los seres animados e inanimados que la componen, es una manifestación del único Dios que se deleita creando vida. Pero entre todas las creaturas, el hombre es, por excelencia, la máxima representación de esta vida creada. La vida humana es imagen de la realidad divina, porque en el fondo de su ser el hombre lleva impresa la imagen del Creador que le dio forma: nosotros somos producto de un Amor que cuando ama genera vida. En medio de esta lamentable situación actual, en la que somos testigos de cómo la vida se ha ido despojando de su misterio, de su valor, de su hermosura; los franciscanos debemos elevar nuestras voces en defensa de la vida que sostiene al mundo y nos hermana a todos. El mundo no puede ser campo de guerra ni lugar de muerte; el mundo es casa paterna, que acoge a todos por igual; es el lugar en donde el ser humano realiza su encuentro vital con los otros hombres, con las demás creaturas, con Dios mismo. Franciscanamente hablando, defender la vida no es sólo conservar la posibilidad de seguir existiendo, es ante todo trabajar juntos para que nuestras familias, nuestras sociedades, nuestras iglesias sean promotoras y constructoras de la paz, de la justicia y de la ecología. Esta es la única forma de extinguir la gran epidemia de guerras, egoísmos, discriminaciones, odios, discordias, envidias, asesinatos, competencias, mentiras…todo eso que convierte al mundo en un lugar de permanente conflicto en donde pareciera que todavía rige la ley de la supervivencia del más fuerte y mejor adaptado. El universo donado por Dios no es un cuadrilátero de lucha para que el fuerte y superior aplaste al débil e impotente; el universo es el espacio que nos fue dado como morada y oportunidad. Como franciscanos –comprometidos con la Iglesia, con el mundo y con Dios– gritamos con nuestras gargantas y nuestras opciones: “¡cesen ya el hambre y la miseria, cesen ya la injusticia y la indiferencia, cesen ya los crímenes contra la naturaleza, cesen ya los crímenes contra la vida humana, cesen ya los criminales y broten –por fin– los hermanos!”
Posted on: Tue, 13 Aug 2013 17:44:47 +0000

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