El Cusco, capital del imperio inca Fue la capital político-administrativa, residencia del Inca y de la alta nobleza y de mitimaes. Llegó a tener cien mil habitantes, en su mayor parte provincianos. Era símbolo del Estado y el universo, punto de fusión de los mundos sacro y profano, según la arcaica noción que los historiadores de las religiones llaman centro del mundo o simbolismo del centro. Dicen dos cronistas indios que su primitivo nombre fue Acamama. Pero en un trillado pasaje afirma Garcilaso que en el idioma particular de los incas cusco significaba ombligo del mundo. El escritor, aparte de su fabulosa lengua secreta, toma al pie de la letra una metáfora del humanista Valera, a quien sí le era familiar la noción judeocristiana de ciudad sacra y epónima, centro universal y eterno. Tal el gerizim samaritano, el omphalós griego, el umbilicus romano, el templo de Jerusalen construido sobre el ombligo de la tierra, o el nâhbi u ombligo del mundo de la India védica. No es, pues, insólito que a la ciudad de México el dominico Durán la llame también ombligo del mundo. De entre un centenar de cronistas, repiten la ficticia igualdad cusco=ombligo sólo aquellos que tuvieron acceso a los papeles inéditos del jesuita Valera: Garcilaso, Montesinos y el jesuita Oliva. La sacra ciudad concentró poder y prestigio. En ella se hicieron obras de ingeniería hidráulica canalizando los ríos Huatanay y Tulumayo, se desecó un pantano y se construyeron riquísimos templos, edificios y palacios reales hechos con enormes bloques de piedra maciza de ensamble perfecto. Los vestigios arquitectónicos de su antiguo esplendor suscitan la admiración de los incontables turistas que visitan la capital arqueológica de América. Fuente bibliográfica: Enciclopedia del Perú © 2012 EDITORIAL OCEANO Referencia bibliográfica: Código documento: 12646
Posted on: Tue, 03 Dec 2013 22:24:58 +0000
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