El Santoral Teresiano La lectura del libro de la Vida de Santa - TopicsExpress



          

El Santoral Teresiano La lectura del libro de la Vida de Santa Teresa nos revela lo aficionada que era, ya desde niña, Santa Teresa a la lectura de vidas de Santos. El Flos Sanctorum era uno de los libros presente y de lectura habitual en la casa de los padres de la Santa. Ella misma nos revela "el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos", y como se juntaba con su hermano a leer vidas de santos. Esta afición a la lectura de las vidas de los santos perdurara en Teresa a lo largo de toda su vida Sabemos, porque ella misma nos lo dice, que desde niña procurándose soledad, solía rezar sus devociones. La devoción a la Virgen es algo muy arraigado en Teresa ya desde niña por influencia materna, y después como monja en la Encarnación. Fue una gran devota de San José. Leyendo atentamente sus obras nos damos cuenta de lo fácil que era para Teresa tomar devoción a los santos. Entre los santos a los que se encomendaba en su lucha contra el demonio estaba San Hilario. Ella aficionada desde niña a la lectura del Flos Sanctorum, sabía de la fama que tenía este santo como luchador contra el demonio. Y San Miguel, que ya desde antiguo en el imaginario popular, era el abanderado de la milicia celestial que había derrotado a Satanás y sus huestes Y si seguimos leyendo su autobiografía llegamos a enterarnos la gran devoción que ella tenía a los santos convertidos, David, Pedro, Pablo, La Magdalena, Agustín, los cuales eran para ella como un espejo donde se ve reflejada. Teresa, que en su devoción a los Santos empalma con la religiosidad popular, ve al santo, al que considera como amigo, como intercesor y abogado, ya que, como siempre ha considerado el catolicismo popular, el Santo ha recibido una "gracia para socorrer en una necesidad". Es también el protector, por eso acude a ellos, les reza y les hace novenas, para que pelee por ella No falta la visión de los santos, por los que se siente acompañada, como modelo o ejemplo de vida cristiana, de la cual, dice ella, trata de de apartarnos el demonio. El P. Rivera, en la Vida de la Madre Teresa de Jesús, dedica todo un capítulo a hablarnos de la gran devoción que tenía con los santos, y cómo fue muy favorecido por ellos, y nos cuenta que en la fiesta de los santos a los que tenía particular devoción solía celebrarla con alegría, y que en ocasiones componía coplas en loor de ellos. Nos revela el P. Rivera que la Santa traía en su breviario una lista escrita en papel con los santos de los que era devota. Nuestro Padre, se refiere a San Elías, y a continuación pone los santos de la Orden del Carmen: San Alberto, San Cirilo, Todos los santos de nuestra orden. Los ángeles, y el de mi guarda. Los patriarcas, San José. Santa María Magdalena, los diez mil mártires, que se la aparecieron un día y la dijeron que "la vendrían a acompañar a la hora de su muerte, para que gozasen de la misma gloria de ellos"; San Juan Bautistas, San Juan evangelista, San Pedro y San Pablo, que "la prometieron que no la dejarían engañar por el demonio"; San Agustín, Santo Domingo, San Jerónimo, el Rey David, San Francisco, San Andrés, San Bartolomé, San Gregorio, Santa Clara, que "la dijo que siguiera adelante que ella la ayudaría"; Santa María Egipciaca, Santa Catalina de Siena, Santa Catalina mártir, San Estebán, San Hilarión, San Sebastián, San Sebastián, Santa Ursula, Santa Ana, Santa Isabel de Hungría, San Angelo. Pero al margen de estos Santos, la Santa menciona otros, como San Martín, de quien dice "soy muy devota", y todo por que en la octava de este santo había recibido algunas mercedes del Señor, en concreto la del matrimonio espiritual. De alguna manera los santos la sirven, como era lo habitual en aquel entonces, como calendario, para fechar los acontecimientos y es que los días antes que días, son santos y los santos, antes que santos, son días. En la devoción de Teresa de Jesús nos encontramos todo tipo de santos del Antiguo Testamento, los patriarcas, Job y el rey David, y como no podía ser menos en ella, que es monja carmelita, San Elías, al que se refiere llamándole "Nuestro Padre". Los santos Juanes, el Bautista y el evangelista, los apóstoles, Pedro, Pablo y Bartolomé. De la tradición apócrifa como es Santa Ana, la madre de la Virgen. Los mártires, San Esteban, los Diez mil mártires, Santa Catalina Mártir, a quien dedica una poesía, en donde la presenta como "gran amadora del eterno Dios". De la antigüedad cristiana como es el caso de San Jerónimo, de quien quedo aficionada al sus "epístolas" en casa de su tío en Hortigosa, y de quien dice que no se libro de ser murmurado por tener amistad con santa Paula. San Agustín, ella misma confiesa que "soy muy aficionada a San Agustín, porque el monasterio adonde estuve seglar era de su orden; y también por haber sido pecador; que en los santos que, después de serlo, el Señor tornó a sí, hallaba yo mucho consuelo. San Gregorio, de quien se aprovecho mucho para tener paciencia en el tema de la pereza por "haber leído la historia de Job en los Morales de san Gregorio". De la época medieval, que ella denomina "de los tiempos modernos": Santa Clara, de quien recuerda que cuan do andaba metida en los trabajos de la fundación de San José el día de su fiesta "se me apareció con mucha hermosura. Díjome que me esforzase y fuese adelante en lo comenzado, que ella me ayudaría". San Francisco, a quien presenta como testigo de la devoción a la humanidad de Cristo: "Da muestra de ello en las llagas". Santo Domingo, en quien alaba el hambre que tuvo "de allegar almas para que Dios fuese alabado". Santa Catalina de Sena, a quien presenta como "gran contemplativa". De los ermitaños del desierto como San Hilarión, de quien se decía que tenía una vida muy llena de virtudes, y a quien Teresa llama "mi padre" y dedica una poesía "Hoy ha vencido un guerrero / al mundo y sus valedores. Vuelta, vuelta, pecadores, sigamos este sende-ro".
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 21:20:42 +0000

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