El caso josue Velazquez Una de las historias más famosas de este - TopicsExpress



          

El caso josue Velazquez Una de las historias más famosas de este anecdotario, es el caso de Josué, un joven que un día, en compañía de su abuelita, su mamá y dos hermanitos cruzó la frontera en busca de una mejor condición de vida. Al paso del tiempo sus situación era precaria y Josué, como hijo mayor, vivía desesperado por hallar la solución para que su familia dejara de padecer la pobreza. Trabajaba en un lado y en otro, ganando apenas lo suficiente para comer, y un día amaneció con una idea que según él remediaría todo: vender su alma al mal. Al cabo de once meses este joven consultó, investigó, consiguió algunos libros de magia negra y una noche se le aparecieron en su cuarto tres sombras que le dijeron: Josué, así que quieres dinero y poder. Sí, es mi mayor deseo, respondió el joven. Entonces, para cerrar el trato necesitamos el alma de un ser querido. ¿Cómo un ser querido?, dijo Josué sobresaltado. Si estoy haciendo esto es precisamente para que ellos estén bien. Si simplemente quieres que tu familia deje de padecer hambre, debes entregarnos el alma de uno de sus miembros. Tienes hasta la próxima luna llena para hacerlo; de lo contrario, te va a pesar. Y las sombras se fueron. Esa noche fue la más larga en la vida de Josué. No durmió pensando en lo que las sombras le habían dicho y a su cerebro llegaban pensamientos encontrados. Y al otro día se enteró de que faltaban dos noches para la luna llena y él tenía que resolver la situación. Un joven de apenas 16 años, con el firme deseo de cambiar el destino de su familia, frente a la oportunidad que durante mucho tiempo había buscado decidió llevar a cabo el siniestro plan. El problema era a quién de sus familiares entregaría. "A mis hermanitos, no, los quiero mucho. ¿A mi mama? Tampoco, ella me dió la vida...Ya sé , a mi abuelita, al fin ella ya vivió". Y así llevó a cabo el macabro hecho. El joven me narró que una noche asfixió a su abuela. Posteriormente, al hacer los trámites de muerte, las huellas del crímen inexplicablemente habían desaparecido y el hecho parecía una muerte natural. A partir de ese momento Josué recibió un anillo que simbolizaba su compromiso con el mal. Y la vida de su familia y la suya por fin cambiaron. Empezó a recibir dinero, lo que le permitió continuar sus estudios. Se abrieron todos los caminos y descubrió en su cerebro una gran facilidad para aprender. Cierto día se separó de su familia para irse a vivir solo. al paso del tiempo concluyó sus estudios y obtuvo el título de biólogo. Más tarde hizó el doctorado y tiempo después fundó una empresa. Al parecer lo tenía todo, menos tranquilidad interna. El remordimiento a veces era borrado por la abundancia de lujos y las exentricidades. Josué ahora tenía dinero y cierto estatus que le permitía tener y hacer casi todo lo que deseaba. Nadie sabe por qué. pero su familia se había alejado de él. Su soledad únicamente pliaba con el dinero, la vanidad, los bienes, pero su vida estaba completamente vacía. Estarán de acuerdo en que era una historia poco común y muy impresionante. Hasta ese momento podía ser cierta o no, cosa que se me aclaró cuando, durante una entrevista telefónica con Josué, el ambiente de la cabina poco a poco fue cambiando. Empezó a salir frío debajo de la mesa, lo que me inquietó mucho. En ese preciso instante Josué nos sorprendió cuando desesperadamente mencionó que un ente se aproximaba a él. Es una mujer que flota y tiene una enorme boca de donde surge una lengua como de serpiente. Ahora está frente a mí y trae algo en la mano, ¿Que trae en la mano?, le pregunté. Una cruz invertida que en el centro tiene algo como un ojo, respondió el joven entre sollozos; pero lo que me preocupa es que me dijeron que cuando viera esto me hiba a morir. Comenzó a llorar con un llanto lleno de angustia y terror. Le dije que se tranquilizara y escucharíamos a un experto en estos casos. En ese momento hicimos una pausa (en la estación de radio), y solicité a mis productores que me comunicaran con el pastor Roberto Guazo, uno de los más importantes colaboradores del programa, un hombre comprometido con sus creencias y dueño de gran experiencia en casos espirituales difíciles. fuera del aire comenté con el pastor el caso y lo que me estaba ocurriendo en la cabina. Me dijo que la situación del joven era muy grave y qur invocara a Dios y abriera la sagrada Biblia. Así, los seres de maldad que habían llegado a la cabina se irían en la medida en que permaneciera en calma, pasara lo que pasara. Por supuesto, él hablaría con este joven que necesitaba ayuda urgente. Entramos nuevamente al aire y Josué me indicó que el ser se le había aparecido meses atrás y en esa ocasión lo había golpeado como castigo, ya que había regalado dinero a uno de sus empleados que se encontraba en apuros y eso lo tenía estrictamente prohibido. En su casa diariamente aparecían fuertes cantidades de dinero, pero era exclusivamente para gastos personales y no podía regalarlo en beneficio de persona alguna. El pastor Guazo intervino y le preguntó si estaba realmente arrepentido y si quería que esto terminara. El joven contestó afirmativamente. Luego el pastor le pidió que fuera por su Biblia y la abriera, por que iniciarían una oración. Josué lo intentó, pero dijo al pastor que no la podía abrir. El pastor se puso a orar y el ser en forma de mujer se retiró. Nuevamente le pidió que abriera la Biblia y Josué manifesto angustiosamente que estaba como pegada y no la podía abrir. En ese instante Josué, alarmado, nos comunicó que había más seres que se aproximaban. Son tres seres horribles. Ayúdenme, por favor. ¡Josué!, toma la Biblia y ábrela, vamos a orar, dijo el pastor. ¡No puedo! Ellos me estan pegando. Dijo Josué espantado y llorando. Entonces repite conmigo, le indicó el pastor, y juntos oraron, pero al joven lo interrumpían unos gruñidos que provenían de aquellos seres. De verdad, viví una horrible experiencia cuando estos seres empezaron a hacer ruidos como cerdos y en tono de burla. El pastor Guanzo interrumpió la oración y se dirigió enérgicamente a ellos. En el nombre de Dios, cállense. Por la bendita sangre de Cristo, les ordeno que se callen. Mientras Josué, que no podía orar lloraba con angustia y pedía que lo ayudáramos por que los demonios lo estaban golpeando en las costillas. En la cabina estábamos sinceramente espantados y casi llegamos al pánico cuando el frío se acrecentó y al recitar el salmo 91 de la Biblia la hoja se enrollo sola y comenzó a desenrollarse y enrollarse de nuevo. Esto lógicamente no podía ocurrir de la nada y no le encontramos explicación. Después una computadora portátil que utilizo para leer los correos electrónicos del programa lanzó un destello en la pantalla y se apagó. Todo esto acontecía mientras el pastor trataba de expulsar a los diablos que estaban con Josué. a pausas, con mucha dificultad, el joven repetía la oración que el pastor mencionaba y lentamente llegó la calma en la casa de Josué y en la cabina. El frío había cesado, pero la computadora no funcionaba. Por cierto mi computadora portátil tenía garantía vigente y al llevarla a reparar al centro especializado los técnicos, extrañados, me preguntaron si la había golpeado o sometido a un voltaje amás alto, a lo que respondí que no. Ellos no se explicaban por qué la pantalla había destellado y se había apagado. Según ellos no era lógico, ya que el aparato no mostraba huellas de haber sido golpeado y los circuitos de la pantalla se encontraban en buen estado y esto técnicamente no era posible. Al final le instalaron una pantalla nueva. Estaba por finalizar la transmisión del programa. El joven Josué, más tranquilo y algo desconcertado, mencionó que a las cuatro de la madrugada tendría que celebrar un ritual en un cerro cercano a su casa. El pastor Guazo le recomendó que no lo hiciera si deseaba terminar con esa pesadilla que había transformado su vida. El joven accedió y, como ese viernes el tiempo de programa se me terminaba, quedamos en que se pondría a orar y a reflexionar y el siguiente lunes entablaríamos comunicación. Una vez terminada la transmisión, se quedó platicando unos minutos con el pastor. El lunes al comunicarnos a su casa nos contestó uno de los empleados de Josué y dijo que el joven había sufrido un accidente el fin de semana y se encontraba en el hospital. Georgina Aviles persuadió al empleado de que hablara con nosotros al aire, ya que cientos de llamados telefónicos y correos procedentes del país y del extranjero solicitaban información de su estado. El empleado, que dijo llamarse Roberto, habló conmigo, pero no me decía que le había pasado a Josué. ante mi insistencia manifestó que no sabía exactamente qué había pasado, solo sabía que al joven lo habían golpeado brutalmente y le habían enterrado un crucifijo en el vientre, por lo que estaba grave en un conocido hospital. No sabía sinceramente si creerle o no, por lo que Gina, la productora de contenidos del programa, habilmente investigó el telefono del hospital, que se encontraba en el vecino país del norte, y hablé con una trabajadora social. Me preguntó si era algún familiar,pues no había nadie con él y se encontraba muy grave. Había sido sometido a una intervención quirúrgica de alto riesgo y se encontraba en la sala de terapia intensiva. Las próximas 72 horas serían críticas y por eso solicitaban que un familiar acompañara a Josué. Solicité al aire que los familiares del joven acudieran al llamado del hospital y, como llamábamos a diario, nos enteramos de que no se presentó nadie de su familia. Dos semanas después logré hablar con Josué en el hospital y me contó lo que ocurrió aquella misteriosa noche. Los seres que lo golpeaban mientras estaba orando con el pastor, regresaron más tarde y comenzaron a destruir todo lo que había en su cuarto. Los focos y los floreros estallaban, tiraban los libreros y demás muebles, y las sillas y otros objetos volaban por el cuarto como si tuvieran vida propia. Finalmente una gran sombra se plantó frente a él y le recriminó con furia. ¡Te lo advertimos, hijo de puta! Ahora vas a recibir tu castigo y te vas a pudrir en los infiernos. Este poderoso demonio tomó un crucifijo que algún día su abuelita le había regalado y sin piedad lo incrustó en su vientre, causandole una grave hemorragia que le hizo perder el conocimiento, que no recuperó sino hasta ese día. Pasó un mes. en el hospital lo habían dado de alta, por lo cual retornó a su casa. Allí solamente respondía a nuestros llamados una contestadora electrónica. Dejamos varios mensajes y perdimos contacto con él. Este caso era uno de los que me quitaba el sueño. Pensando en el joven y en la posibilidad de ayudar a que saliera de tan espantosa situación, cruzé la frontera para dirigirme a su casa, situada en una zona lujosa cercana a Los Ágeles, California. Me costó trabajo, pero logré localizar la calle donde se hubicaba el domicilio. Detuve mi coche y me dirigí a unos muchachos que se encontraban en un vehículo por allí estacionado. Les pregunté si conocían a Josué y uno de ellos, serio y extrañado, me preguntó en inglés: ¿Es usted policía? No. Entonces aléjese de aquí. Ellos son gente mala. Y sin decir nada más cerró la ventanilla y el vehículo arrancó. Quedé sorprendido por lo que me había dicho aquel joven y localizé el numero de la casa. Tenía al frente un jardín grande y arreglado y la reja estaba abierta. Entré y llegué a la puerta principal, era una casa lujosa pero de construcción extraña, que se diferenciaba del estilo de las demás. Era como una vieja casona europea del siglo pasado, con grandes puertas y amplios ventanales. Toque la puerta y salió un hombre alto, delgado, de tez blanca. Parecía sajón, muy pálido y con una mirada extraña, y cargaba un gato negro. Detrás de él se distinguía una sala enorme, pero en gran desorden y con un olor como a excremento. Se me quedó viendo como preguntándome qué quería. Buenos días. ¿Habla español? No me respondió con palabras, solo meneó la cabeza e indicó que sí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mire usted ando en busca de un joven de nombre Josué, y expliqué brevemente que había hablado con él y me encontraba preocupado por su estado. ¿Se encuentra él? Nuevamente, el pálido solo movió la cabeza para indicarme que no y cerró la puerta en mi nariz. Subí al vehículo que había rentado y me retiré, pensando en lo extraño de todo este caso. Dos días más tarde volví a México. pasaron quince días y recibí una llamada de Josué a eso de las tres de la tarde. Me dijo que se encontraba mejor y estaba recibiendo ayuda espiritual en una iglesia que le recomendó el pastor guazo. No había vuelto a su casa por que le habían permitido quedarse en las instalaciones adjuntas al templo. Le platiqué a Josué que estábamos preocupados y lo había ido a buscar a su casa y me contestó: No puede ser mi casa está abandonada. Yo no quise regresar por miedo a otro ataque y mis empleados se fueron por que los asustaban mucho. Consideré la posibilidad de haberme equivocado, pero al mencionar las características de la finca, todas coincidían. No me había equivocado. Hoy, Josué se encuentra en un monasterio, donde recibe ayuda espiritual y sicológica. No tiene permitido hablar del tema por que según los médicos que lo atienden esto retrasaría su recuperación. Espiritualmente evoluciona con la energía que le proporciona su arrepentimiento y su reencuentro con Dios. Ojalá que la próxima vez que hable con Josué sea para que nos dé la noticia de que esa infernal pesadilla ha quedado en el pasado. Sólo una cuestión me quedó por aclarar. ¿Quién me abrió la puerta de esa mansión tan llena de maldad, la casona de Josué? ¿Usted se lo imagina? Este recuerdo lo he dejado donde debe estar: en el olvido.
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 21:28:42 +0000

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