El domingo a la madrugada en la guardia del Hospital Italiano me - TopicsExpress



          

El domingo a la madrugada en la guardia del Hospital Italiano me maltrataron, me trataron de tarada y con convicción me hicieron notar que mi tiempo no vale nada. Esto no me ocurrió solo a mí: todos los que fueron a la guardia esa noche sufrieron la misma o peor suerte. Tenemos un sistema de salud perverso que no nos merecemos y con urgencia debe cambiar. Les dejo por acá la descripción de lo que pasó esa noche. Si sufrieron algo parecido alguna vez por favor compartan. Domingo dos y media de la mañana llego al Hospital Italiano. Era mi tercera noche sin dormir, las dos anteriores la fiebre de treinta y ocho y medio y el dolor de garganta punzante aparecían con furia a las cuatro horas cuando se iba el efecto del ibuprofeno. Multipliqué la dosis recomendada por la médica de la prepaga -Osde- que me vio el viernes y nada; el diagnóstico de ese día: faringitis. A la fiebre y al dolor de garganta se le sumó tos: cada vez que tosía sentía ardor profundo en pecho y espalda. Así llegué al Italiano, me anuncié, la sala de espera estaba llena. Pregunté cuántos tenía adelante “uno” me dijo el pelado de la recepción. No estaba contenta, en ese estado es imposible estarlo, pero pensé que no sería lento como siempre pasa en cualquier guardia médica de este país. A la media hora me llamó un médico joven, probablemente residente, no supe su nombre exacto porque ni siquiera me hizo una receta. Le conté sobre mi estado, me auscultó y comprobó que tenía casi treinta y nueve de fiebre y me dijo: “parece bronquitis, voy a pedirte una placa y hemograma” ante mi insistencia por el dolor que sentía agregó: “bueno, te van a inyectar un corticoide”. Me sacaron sangre y me inyectaron un corticoide igual que un suero, no estoy acostumbrada a enfermarme y menos a que me pongan un suero así que me sentí casi convaleciente. Hasta ahí todo más o menos normal. Terminó de caer mi suero por la vía que me pusieron en el brazo y la enfermera me sacó la sonda pero la vía no. Le pregunté si me la iba a sacar, me dolía eso en el brazo, respondió “no, por las dudas que haya que inyectarte otro medicamento”. Pensé: okey, me banco un rato más el dolor por si la placa anuncia que debo recibir más remedios. Otras dos personas en la sala también estaban con el suero y les dejaron la vía puesta, entonces ahí lo mío no me pareció tan raro. Enfrente tenía un escritorio con una impresora de la que salían todo el tiempo órdenes para estudios similares a los que me pidieron. Pasaron unos cuarenta y cinco minutos desde que fui atendida y el médico se asomó a la sala, aprovechamos y quisimos saber cuanto más demoraría la placa “es un poco lento, hay que esperar” contestó mientras revisaba los papeles. Considerando que iba a pasar un rato más y el brazo me seguía doliendo le pedimos sacarme la vía. Respondió que sí y se asomó a decirle algo a la enfermera, me acerqué así me la sacaba y contestó “el doctor no me dijo nada”, ¡¿pero si acaba de decir que sí?! –me sorprendí-. “Voy a consultarle de nuevo”, caminó los veinte metros que separaban su salita del consultorio y le preguntó, la escuché. Cuando volvió me dijo: “te la tenés que dejar” ¿Queeeee? Contesté furiosa. “Andá y hablá con él”. Fui y le recordé que ya llevaba una hora con el brazo clavado y me dolía mucho “es mejor que te la dejes hasta que esté la placa, por ahí te tenemos que dar antiinflamatorios y antibióticos” ¿y cuánto falta para eso? “No sé” ¿Viste todo el tiempo que pasó desde que me atendiste y todavía no sabés cuando me hacen la placa? “Es que depende de los camilleros” ¿y? ¿no hay nada que puedas hacer? Porque en la sala la bandeja de la impresora se sigue llenando, incluso algunas órdenes se caen al suelo y nadie las vino a buscar. “ahora trato de acelerar un poco lo tuyo” Por favor –respondí sin paciencia -. Después de hablar con el médico googleamos de qué se trata un corticoide “poderoso antiinflamatorio…” ¡Ah, bueno! Esto ya es una tomada de pelo, pensé. Aún con ese panorama decidí darle otro changüí al médico y esperar cinco minutos más. Cuando pasaron me levanté y fui de nuevo a su consultorio. ¿Supiste algo de la placa? “No, nada”. Esto es una tomada de pelo, son las cuatro y media de la mañana! Llevo esperando dos horas y no me sabés contestar cuanto más falta. “es que no depende de mí” No me jodas, de quien depende??? Recién no me querías sacar una vía, me dijiste que tal vez me iban a tener que poner antiinflamatorio y acabo de ser inyectada con el más fuerte de todos!!! y ahora no tenés idea lo de la placa???? Esto ya es un maltrato, la placa no me la hago. “¿no vas a esperar?” ¿¿¿esperar???? No te parece que ya esperé bastante??? Me voy, acá no hay garantías de nada, y de mínima voy a poner las quejas por todo esto. “está bien, es mejor que los hagas”. Ni siquiera ahí se hizo cargo de que él también es el soporte perfecto para que esa maquinaria empresarial de las clínicas privadas maltraten, se burlen y abandonen a los pacientes. En esas horas que estuve llegó un tipo en ambulancia, parecía ser una emergencia más importante que la mía, lo atendieron y cuando lo llevaban en la camilla para empezar a hacerle estudios vino el pelado de la recepción a avisar con urgencia que el paciente no tenía la cuota de la prepaga al día. ¿Cómo lo resolvieron? No le hicieron ningún estudio, lo despacharon a su casa. Así somos tratados los que podemos pagar la medicina prepaga. Sé, soy consciente que quienes acuden a la salud pública –salvo contadas excepciones- la tienen peor, directamente son tratados como ratas de alcantarilla.
Posted on: Mon, 05 Aug 2013 21:35:04 +0000

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